Sharan Burrow: "Una agenda transformadora para las mujeres requiere un nuevo contrato social inclusivo de género"

La Secretaria General de la CSI participó en el Foro de Género del Banco Asiático de Desarrollo el 24 de noviembre. Habló sobre el papel de la transición justa como fuerza para el cambio transformador de género.

Las personas trabajadoras se enfrentan a una convergencia de varias crisis que están reforzando los altos niveles de desigualdad que ya existían antes de la COVID-19 y que incluyen también el estancamiento del progreso en la participación de las mujeres, de sus ingresos y de su seguridad en el trabajo, junto con los impactos de la emergencia climática.

“La COVID-19 mostró cuán dependientes somos del trabajo fundamental que nos mantiene a flote (…) La mayoría de las personas que iban a trabajar todos los días para que pudiéramos estar a salvo eran de hecho mujeres; en su mayoría con salarios bajos, a menudo en trabajos precarios e inseguros”, dijo Burrow.

Esta convergencia de crisis obliga a repensar la estructura de la economía. El mundo necesita reconstruirse sobre la base de la inclusión y la seguridad, poniendo a las personas y al planeta de nuevo en el centro de todas las preocupaciones. En ese proceso, la inclusión de la mujer solo puede tener éxito si se basa en garantizar la igualdad de ingresos, de género y de derechos. Por lo tanto, los sindicatos proponen una agenda transformadora centrada en un nuevo contrato social inclusivo de género para construir una recuperación basada en trabajos dignos y respetuosos con el clima con transiciones justas, en derechos, en protección social, en igualdad y en inclusión.

La creación de puestos de trabajo respetuosos con el clima puede provenir de todos los sectores. Los sindicatos están pidiendo empleos justos para recuperarnos de los 255 millones de empleos a tiempo completo que se han perdido a raíz de la pandemia: el mundo necesita crear al menos 575 millones de nuevos empleos para alcanzar el pleno empleo para 2030, en línea con el ODS 8. Y también deberían formalizarse al menos mil millones de empleos informales mediante salarios mínimos dignos adecuados, el respeto de los derechos fundamentales y la protección social universal.

Sin embargo, para construir un piso de resiliencia fuerte frente a futuros choques, los sindicatos opinan que el enfoque más fuerte debería estar en el sector del cuidado. El sector puede proporcionar buenos puestos de trabajo, y esto contribuiría a liberar a las mujeres de la carga de las tareas de cuidado, permitiéndoles participar en la economía en general. Las investigaciones muestran que si las mujeres fueran tratadas genuinamente iguales en nuestras economías, el mundo sería 13 billones más rico, además de los beneficios indirectos generados por la seguridad social y económica en la que se encontrarían estas mujeres y sus familias.

Para lograrlo, será necesario un cambio radical en nuestro enfoque del trabajo de cuidados no remunerado. Este debe ser reconocido y reducido. Al mismo tiempo, los cuidadores deben ser recompensados y representados en un mercado laboral formalizado. Estas iniciativas, junto con la protección social, son fundamentales para la resiliencia.

Al mismo tiempo, eliminar la violencia ejercida contra la mujer en los lugares de trabajo y las comunidades es fundamental para permitir la participación igualitaria de la mujer. Los gobiernos deben ratificar y garantizar la aplicación efectiva del Convenio 190 de la OIT sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Esto ha de constituir el núcleo de sus planes para la inclusión de la mujer.

Las instituciones financieras internacionales como el Banco Asiático de Desarrollo (ADB) pueden desempeñar un papel clave para promover la igualdad de género. La revisión en curso de la Declaración de política de salvaguardias de 2009 del Banco es una oportunidad para asegurarse de que la declaración actualizada incluya salvaguardias vinculantes que hagan cumplir explícitamente el empoderamiento de las mujeres en todos los niveles, desde la facilitación de mercados laborales inclusivos con transiciones justas hasta garantizar el acceso de las mujeres a puestos de liderazgo para apoyar procesos de diálogo social sobre desarrollo con mujeres, sus sindicatos y comunidades en la mesa de discusión, entre otros. Este proceso de revisión es una verdadera oportunidad para que el ADB mejore su compromiso con la Agenda 2030 y garantice que las nuevas salvaguardias estén explícita y completamente alineadas con los ODS.

“Dejen de usar condicionalidades que empujan a reducir el rol del Estado y aumentar las privatizaciones. Apoye las normas de la OIT y ponga a las personas, el medio ambiente y el cuidado en el centro”, respondió Burrow a una pregunta directa sobre lo que el ADB y otras instituciones financieras internacionales deberían pensar de manera diferente, y en referencia al reciente llamado de los sindicatos al ADB para crear una salvaguardia vinculante que traduce las normas internacionales del trabajo de la OIT para abordar los casos de violaciones y condiciones de trabajo inaceptables en proyectos financiados por el ADB.