La candidatura de Lula incorporó las demandas de los movimientos sociales y sindicales de políticas públicas que promueven la retomada del desarrollo sostenible en Brasil. Estas son necesarias para mitigar la destrucción económica, social y política de los últimos años y la ruptura del Estado brasileño con compromisos internacionales como la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Inmediatamente después de las elecciones, se formó un equipo de transición gubernamental con varios grupos de trabajo que incluían la participación de la sociedad civil y los movimientos sociales. Estos grupos analizaron la magnitud del reto que Brasil tenía por delante y elaboraron, con una rapidez y una forma sin precedentes, una serie de propuestas más inmediatas para el plan de gobierno.
Ante el vacío institucional histórico que dejó Bolsonaro tras su derrota, el presidente Lula optó por mitigar esta situación y tomar la responsabilidad de gobernar antes de asumir oficialmente el cargo. Por ejemplo, aseguró la participación de Brasil en la COP 27. Una vez presidente, Lula aplicó su perspectiva de gobierno popular y en sus primeros días en el cargo firmó la creación del Consejo de Participación Social (CPS), institucionalizando la reapertura de diálogo con los movimientos sociales.
El papel de la CUT
En el período electoral, la CUT Brasil presentó públicamente al candidato Lula las reivindicaciones de la clase trabajadora brasileña compilada en un documento titulado: "En defensa de la vida, del trabajo, de los derechos y de la democracia" centrado en la defensa de la vida, del trabajo digno, de los derechos, de la democracia, del desarrollo sostenible, de la lucha contra el hambre, de la soberanía y de la necesaria construcción de alternativas para la clase trabajadora. La agenda también incorporó temas como energía y transición justa, agua, saneamiento y transporte.
Además de haber participado activamente en muchos de los grupos de trabajo que se establecieron en el periodo de transición para analizar la situación de Brasil y proponer líneas de acción, la CUT está comprometida a participar y contribuir en los espacios del CPS y aquellos pertinentes para aportar las perspectivas de la clase trabajadora en la construcción de un país democrático que respeta los derechos de la clase trabajadora.
Para la CUT es clave que Brasil reanude con el marco de los ODS y fortalezca el papel de organismos institucionales. En este sentido, la retomada de los Ministerios de Medio Ambiente, de Derechos Humanos y de Desarrollo, y de Asistencia Social, Familia y Combate al Hambre fueron fundamentales entre las primeras medidas tomadas por el gobierno. Además, la CUT saluda la recreación del Ministerio de Desarrollo Agrario y la formación de dos nuevos ministerios: el de Igualdad Racial y el de Pueblos Indígenas.
A nivel regional, la CUT ha destacado la retomada de Brasil en su papel de liderazgo a través de una agenda de integración y desarrollo regional en espacios como MERCOSUR, y el posible relanzamiento del proyecto de UNASUR, así como la creación de una unión panamazónica.
Obstáculos presentes
CUT Brasil ve con preocupación la incidencia cada vez más fuerte de entidades financieras y de mercado, las cuales están capturando o desvirtuando agendas como la de la transición justa y propuestas progresistas centradas en el desarrollo sostenible de Brasil. Es importante recordar que la composición del frente amplio que permitió la reelección del presidente Lula también incluye a sectores del agronegocio y del capital financiero, cuyos objetivos de mercantilizar la naturaleza y promover la privatización del Estado son opuestos a los objetivos del movimiento sindical y de la sociedad civil.
Esta situación es y será un desafío para encontrar un consenso entre actores antagónicos sobre qué modelo de desarrollo y de políticas públicas para Brasil, lo cual, probablemente, dificultará avances significativos en los primeros años de gobierno.
Para más información
Daniel Gaio, Secretario Nacional de Medio Ambiente de la CUT Brasil
daniel[@]cut.org.br