Expectativas de los sindicatos belgas respecto al Acelerador Mundial

“La contribución de Bélgica al Acelerador Mundial del Empleo y la Protección Social para Transiciones Justas (Acelerador Mundial) es una buena noticia. Pero los empleadores y los accionistas del Sur no pueden quedarse de brazos cruzados”, escriben las centrales sindicales belgas.

El Acelerador Mundial del Empleo y la Protección Social para Transiciones Justas se presentó en el transcurso de una sesión especial en vísperas de la última Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. La iniciativa está coordinada por la OIT en colaboración con otros organismos internacionales.

En el momento de redactar estas líneas, tres países han decidido prestar apoyo presupuestario: Alemania, España y, a instancias de Caroline Gennez, ministra de Cooperación al Desarrollo, Bélgica. Este último aportará 3 millones de euros, que se suman a los 7 y 10 millones, respectivamente, de los otros dos países citados.

Las centrales sindicales belgas (FGTB, CSCand CGSLB) no pueden sino felicitarse por esta contribución. Además esto significará que Bélgica podrá contribuir a la definición de las modalidades de funcionamiento del Acelerador Mundial. Y justamente, para nuestros sindicatos, el compromiso belga no puede limitarse al de un donante pasivo, sino que ha de ser también político.

El objetivo es determinar cómo se utilizarán los recursos facilitados. ¿En qué dirección? No hace falta reinventar la rueda: en la última Conferencia Internacional del Trabajo celebrada en Ginebra en junio de 2023, se negoció un planteamiento y se alcanzó un consenso tripartito mundial (sindicatos, empleadores y Gobiernos) sobre la protección social. En principio estas conclusiones deberían servir de referencia para las iniciativas de cooperación internacional al desarrollo en este ámbito.

Conforme a las directrices de la OIT sobre protección social, el Acelerador debería reforzar las capacidades de los países beneficiarios para fijar unos salarios adecuados, en particular los salarios mínimos; y, a través de la negociación colectiva, para luchar contra la precariedad laboral, el trabajo informal y la caracterización errónea de la relación laboral como medio esencial de acceso a la protección social. Por supuesto, también deberá apoyar la aplicación de la protección social dentro del respeto y con la implicación del diálogo social tripartito, tal como lo define la OIT.

Así pues, no debería tratarse tanto de financiar directamente las prestaciones como de reforzar las capacidades fiscales y parafiscales de los países beneficiarios para financiar su propia protección social de forma equitativa, estructural y autónoma, garantizando que el sector privado del Sur y sus accionistas no se escondan a expensas de los trabajadores contribuyentes y cotizantes.

Por ello, los sindicatos belgas consideran acertado el compromiso contraído por la ministra de Cooperación al Desarrollo, que declaró ante el Parlamento belga que “el Acelerador debe permitir la puesta en marcha de actividades en un cierto número de países a corto plazo, creando el marco en el que puedan facilitarse las iniciativas nacionales y la movilización de recursos nacionales”.

El movimiento sindical belga estará pendiente de que Bélgica concretice este compromiso, velando por que el Acelerador pueda apoyar las estrategias de formalización como medio privilegiado de acceso a la protección social, por una parte, y las estrategias de refuerzo de las capacidades fiscales y parafiscales como medio de financiación, por otra. Estará atento a que el Acelerador apoye también las políticas salariales, porque no queremos trabajadores pobres, sino, por el contrario, trabajadores que reciban un trato decente. Por último, los sindicatos belgas estarán atentos a que las operaciones respaldadas por el Acelerador se lleven a cabo respetando el diálogo social tripartito en los países beneficiarios.