Sin ninguna otra opción para mantener a su familia en Sri Lanka, su país de origen, Nalani Samarasinghe, de 41 años, se ha mudado a Qatar tres veces por trabajos de una duración de 11 meses a 3 años. En su último empleo como empleada doméstica, tenía que trabajar todos los días de las 5 de la mañana y la 1 de la madrugada, sin derecho a vacaciones. Además, el empleador le cobraba alquiler y se negó a dejarla que volviera a casa durante más de dos años. Samarasinghe, que fue entrevistada por el Centro de Servicios para Migrantes de Sri Lanka, dijo que no podía dejar su empleo por uno mejor porque los visados para trabajadores/as migrantes en Qatar están vinculados a un empleador particular.
Samarasinghe es una de los cerca de 85 millones de personas que emigran para trabajar en todo el mundo, ya que el desempleo y el aumento de la pobreza han llevado a muchos/as trabajadores/as en los países en vías de desarrollo a buscar empleos en otros países. En Sri Lanka, las remesas enviadas por los/las trabajadores migrantes que se encuentran en el extranjero alcanzaron casi la misma cantidad que los ingresos procedentes de exportaciones de todo el país en 2011, según indica la Oficina de Empleo en el Extranjero de Sri Lanka. Los/las trabajadores/as migrantes en el extranjero representan actualmente casi un cuarto de la población económicamente activa de Sri Lanka.
El Día Internacional del Migrante ayuda a poner de relieve cómo la inseguridad en los procesos de migración y la falta de protecciones laborales y otras protecciones jurídicas para los/las trabajadores/as migrantes los/las convierten en un blanco fácil para los traficantes, principalmente agentes de contratación y empleadores sin escrúpulos. Como otros/as trabajadores/as migrantes en todo el mundo, los/las esrilanqueses/as que dejan su país para mantenerse a sí mismos/as y sus familias tienen más probabilidades de sufrir abusos laborales o incluso a fallecer en el trabajo. En 2010, el gobierno de Sri Lanka fue informado de la muerte de 313 trabajadores/as migrantes, incluidos 18 suicidios, así como miles de casos de acoso y enfermedades.
La experiencia de Samarasinghe con agentes de contratación es muy común. Cada vez que ha aceptado un trabajo en el extranjero, ha recibido un acuerdo contractual antes de salir de Sri Lanka. Sin embargo, al llegar a Qatar "nada se correspondía con el acuerdo".
El Centro de Servicios para Migrantes, un socio del Solidarity Center, está ayudando a trabajadores/as migrantes como Samarasinghe y sus familias en Sri Lanka y promoviendo un cambio estructural a través de procesos legislativos y gubernamentales. El centro mantiene un registro de intermediarios y empleadores sin escrúpulos y se pone en contacto con representantes en los pueblos para ayudar a mantener alejados/as a los/las trabajadores/as migrantes de las agencias ilegales no registradas con el gobierno. El Solidarity Center en Sri Lanka y Qatar trabajan con el Centro de Servicios para Migrantes y otras organizaciones de defensa de los derechos de los/las trabajadores/as para eliminar todas las formas de explotación laboral y defender los derechos de los/las trabajadores/as.
Las 30 asociaciones de trabajadores/as migrantes del centro son fundamentales para cumplir la misión. Las asociaciones, repartidas en ocho distritos, están situadas geográficamente en áreas desde las que emigran la mayoría de los/las trabajadores/as. "El personal del centro reconoce que informar a los/las migrantes de los posibles problemas a los que se pueden enfrentar en el extranjero es uno de los mayores retos de sensibilización", dice el director del programa del Centro de Servicios para Migrantes, Amali Kalupahana.
La asistencia a los/las trabajadores/as migrantes no termina cuando se van de Sri Lanka. El centro hace un seguimiento de las familias con la ayuda de dirigentes de las asociaciones en los pueblos. Proporciona servicios telefónicos de emergencia para trabajadores/as migrantes y sus familias en momentos difíciles y actúa como punto de contacto entre las familias de los/las migrantes y la Oficina de Empleo en el Extranjero de Sri Lanka cuando un/a trabajador/a doméstico/a en el extranjero se ve atrapado/a en una situación de explotación. Inhama Ifthikar, que se encarga de un servicio telefónico del Centro de Servicios para Migrantes y viaja con frecuencia a zonas rurales para impartir formación, dice que las solicitudes de ayuda más comunes implican una repatriación debido a acoso, palizas o falta de cobertura de las necesidades básicas.
El centro también colabora con las embajadas de Sri Lanka. Juntos abordan problemas como el acoso, las restricciones a la hora de comunicarse con las familias y casos de violación. Asimismo, según Kalupahana: “Es común que los/las trabajadores/as migrantes no reciban su salario. Les ayudamos a que lo consigan”.
Aunque hay más pasos que el Centro de Servicios para Migrantes puede dar para mejorar sus actividades de defensa y apoyo a los/las trabajadores/as migrantes, el centro ofrece un modelo para que las organizaciones de defensa de los derechos de los/las trabajadores/as y otras organizaciones sindicales pueden empezar a abordar las necesidades de una de las fuerzas de trabajo de crecimiento más rápido en la economía mundial.
Artículo proporcionado por Solidarity Center
Crédito de la imagen: M.A. Pushpa Kumara