La crisis mundial necesita una respuesta coordinada a escala mundial

Visto que la Organización de las Naciones Unidas inicia hoy una importante conferencia de tres días en Nueva York sobre la crisis financiera y económica mundial y sus efectos en el desarrollo, (24-26 de junio de 2009), la CSI llama la atención de los líderes mundiales sobre el grave costo humano que implica la desaceleración cada vez mayor de la economía mundial.

Bruselas, 24 de junio de 2009: Visto que la Organización de las Naciones Unidas inicia hoy una importante conferencia de tres días en Nueva York sobre la crisis financiera y económica mundial y sus efectos en el desarrollo, (24-26 de junio de 2009), la CSI llama la atención de los líderes mundiales sobre el grave costo humano que implica la desaceleración cada vez mayor de la economía mundial. Este costo se hace particularmente evidente en la crisis del empleo, las crecientes desigualdades de ingresos, el rápido incremento del desempleo, y la pobreza y el hambre cada vez mayores en los países en desarrollo. Las mujeres son las que cargan sobre sus espaldas una parte desproporcionada de las dificultades provocadas por la crisis mundial.

Esta crisis sin precedentes exige respuestas coordinadas también a escala mundial, con un enfoque inclusivo, donde los representantes de los países en desarrollo que padecen gran parte del peso de la crisis participen en la formulación de políticas. La ONU proporciona este foro para hacerlo. Es el motivo por el que los sindicatos hacen un llamamiento a los Estados miembros de la ONU para que aprueben un Documento Final de la Conferencia de las Naciones Unidas sólido y fuerte, a favor del desarrollo. Este documento sentaría las bases para iniciar un proceso democrático e incluyente en pos de soluciones reales y duraderas a la crisis.

“Deben establecerse vínculos funcionales entre los procesos de la ONU y del G20, en interés de una gobernanza global democrática e inclusiva, y de la coherencia política”, afirmó el Secretario General de la CSI, Guy Ryder. “El Pacto Mundial para el Empleo que acaba de ser aprobado en la Cumbre sobre la crisis del empleo de la OIT debe formar parte integral de la respuesta estratégica mundial”, continuó Guy Ryder. “Ofrece un proyecto general que sitúa el empleo y la protección social en el centro de los esfuerzos encaminados a la recuperación económica. Sus recomendaciones deben ser plenamente apoyadas en el Documento Final de la Conferencia de las Naciones Unidas.”

Una delegación sindical de diez miembros llevará estos mensajes a la Conferencia, y pedirá a los Estados miembros hacer de las recomendaciones del Pacto Mundial para el Empleo una piedra angular de las políticas anticíclicas. Éstas deben centrarse en la inversión en infraestructura pública, en programas especiales de empleo, en la protección social y lograr cambiar a una pauta de crecimiento con un bajo contenido de carbono que suscite la creación de puestos de trabajo verdes y decentes.

Los sindicatos piden también a los gobiernos apoyar las Recomendaciones de la Comisión de Expertos creada para dar orientación política a la conferencia y presidida por el profesor Joseph Stiglitz. El denominado Informe de la Comisión Stiglitz recomienda medidas de estímulo fiscal para financiar la aplicación de políticas anticíclicas destinadas a restaurar el crecimiento a largo plazo, reducir la desigualdad de ingresos y erradicar la pobreza. Los sindicatos insisten en que los países en desarrollo deben disponer del espacio político necesario para aplicar las políticas anticíclicas recomendadas en el informe y desprovistas de la dañina condicionalidad de las instituciones financieras internacionales.

Los sindicatos abogan por reformas sistémicas para restaurar el crecimiento con equidad y reducir al mínimo el riesgo de recurrencia de las crisis financieras. Estas incluyen la reforma de la regulación de las instituciones financieras y las transacciones, las acciones correctivas para garantizar un comercio justo y el establecimiento de un mecanismo de renegociación de la deuda.

Los Estados miembros de las Naciones Unidas también deben avanzar decididamente en las reformas de la gobernanza mundial, incluida las reformas de las instituciones financieras internacionales. Deben situar las prioridades sociales en el centro de la gobernanza internacional, con la creación de un Consejo Económico Mundial (CEM), que será donde se forje un nuevo consenso mundial respecto a las políticas de desarrollo sostenible y llevar a cabo las reformas sistémicas que se necesitan para restaurar un crecimiento duradero. Debería establecerse un panel internacional de expertos que actúe como órgano consultivo del CEM. Dicho panel debería incluir a representantes de los sindicatos. Los Estados miembros deben contribuir a la realización de un ambicioso acuerdo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) en Copenhague, en diciembre de 2009. Ello requerirá medidas a favor de los empleos verdes, la financiación de apoyo a los países en desarrollo y la inclusión de estrategias de “transición justa” en el acuerdo que va a aprobarse en Copenhague.

Los detalles de las Recomendaciones de la CSI para el Documento Final de la Conferencia de las Naciones Unidas figuran en la Declaración de la CSI a la Conferencia, y se presentan en forma sucinta en el resumen ejecutivo disponible aqui.

El informe completo (en inglés)

Pueden encontrarse más detalles sobre las propuestas de la Agrupación Global Unions para acabar con la crisis económica y financiera en las declaraciones sindicales a la Cumbre del G8 en L’Aquila (Italia, julio de 2009 - (en ES, EN y FR)) y la Cumbre de Londres del G20 (abril de 2009).


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Foto:Superciliousness