Entrevista en primer plano de Zuliana Lainez (ANPP -Perú)

La impunidad de los asesinos de periodistas obliga a una autocensura

Los periodistas en América Latina pagan un alto tributo a la libertad de expresión y a la libertad sindical en su continente. Las mujeres periodistas son blanco de los ataques de forma particular en razón de su género. ¿Cómo puede ayudarlas el sindicalismo y la solidaridad internacional? Respuestas de Zuliana Lainez, Secretaria General de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (1).

¿Cuáles son las principales actividades de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú?

Aparte de la defensa de los derechos en el trabajo y la formación en el seno del movimiento sindical, consagramos mucha energía a la defensa de la libertad de expresión y de la libertad sindical. La ley peruana reconoce el derecho de organizarse en sindicatos y negociar colectivamente, así como el derecho de huelga, sin embargo, a partir de los 90 se inicia una política neoliberal muy fuerte que destruyó casi todos los sindicatos, entre ellos los de periodistas. En la actualidad no existen sindicatos en todos los medios. Difícilmente existirán, porque a los periodistas los amenazan con que si se sindicalizan pierden el empleo. El nuestro, es un sindicato por rama de actividad, no es un sindicato de empresa. Calculamos que en Perú hay como 30.000 periodistas y 9.000 son miembros de nuestro sindicato.

¿En qué medida la violencia contra los periodistas es un problema en Perú?

En Perú no se asesina la misma cantidad de periodistas que en México o en Colombia, pero. El último asesinato se remonta a marzo de 2007, y fue el de un periodista de la radio, Miguel Pérez Julca, que había difundido información comprometedora sobre personas “con relaciones”. Con todo, Perú sí es el país que tiene la cifra más alta de agresiones físicas. En 2008 generamos un informe anual donde se estimó que se dieron 212 agresiones a periodistas. Nosotros solemos decir que en Perú el peor enemigo de la libertad de expresión y de los periodistas es la intolerancia, porque son siempre autoridades (locales, regionales o nacionales), que están siendo investigadas en relación con algún caso, y que de manera inmediata lo que deciden es amenazar o golpear al periodista o ejercerle un juicio por algo que no les gustó que dijeran en sus medios.

¿Quiénes son los que llevan a cabo estas agresiones físicas?

La mayoría de las veces es gente pagada, aunque en los últimos dos años se ha dado una particularidad, y es que en el interior del país, son las mismas autoridades quienes agreden físicamente al periodista. Por ejemplo, el periodista está en su programa de radio o en la cabina de transmisión, y entra el Alcalde a golpes contra el periodista y contra toda la gente que se encuentre ahí. Un caso típico son las agresiones físicas al periodista que va a cubrir manifestaciones. Se confunde muchas veces la posición del medio de comunicación con el periodista como individuo; y el ciudadano que se está manifestando golpea o insulta verbalmente al periodista, sin entender que el periodista es un trabajador como ellos, que está haciendo su trabajo.

¿Qué puede hacer su sindicato en casos así?

Nuestro sindicato tiene una oficina de los derechos humanos del periodista, y esta oficina cuenta con tres abogados y una línea de emergencia. El periodista – esté o no afiliado al sindicato, porque este servicio está abierto para todos – que esté agredido, amenazado o al que le hayan iniciado un proceso jurídico, puede comunicarse con esta línea, que funciona las 24 horas del día para entrar en contacto directo con los abogados que pueden orientarle sobre qué hacer. Cuando se trata de casos graves, por ejemplo un asesinato, se organiza una campaña de movilización para hacer presión sobre las autoridades a fin de que se haga justicia y los culpables sean castigados.

¿Desembocan estos procesos en condenas?

Ese es otro de los problemas graves, el tema de la impunidad. Se inician procesos que culminan siempre sólo en la etapa policial y generalmente las personas que se señalan como responsables no son sino chivos expiatorios. Desde los 80 hasta hoy, un 80% de los casos siguen impunes. En el resto de los casos, la pena máxima impuesta en caso de asesinato, a los autores materiales del crimen, nunca va más allá de los 25 años de prisión. Son muy pocos los autores intelectuales de los crímenes que resultan sentenciados. La impunidad de que gozan los asesinos lleva a una autocensura, lo que ocasiona una pérdida de credibilidad de la prensa y reduce las libertades públicas. Es el caso en muchos otros países de América Latina, como por ejemplo Colombia y México.

Usted es responsable de derechos humanos en el seno de la Federación de Periodistas de América Latina y del Caribe (FEPALC), organización regional de la FIP. ¿Es posible organizar una solidaridad entre los periodistas de la región?

La gran ventaja de la FIP es que cuenta con sindicatos en casi todos los países, y que estos sindicatos están interconectados. El lunes, antes de venir para acá, asesinaron a un periodista en México; lo primero que hicimos fue enviar una nota a todos nuestros miembros informándoles de lo ocurrido, y se obtienen así respuestas de los sindicatos solidarizándose con el sindicato mexicano.

Pertenece igualmente al Comité Femenino de la CSI, que incluye como una de sus prioridades la lucha contra la violencia hacia las mujeres. ¿Qué papel pueden asumir los medios de comunicación a este respecto?

Los medios tienen una gran culpa en muchas de las situaciones de violencia contra las mujeres, a causa del contenido de los informativos, estereotipos en la publicidad, por la cobertura de los hechos (2). En América Latina, los periodistas dan cobertura a casos de femenicidios de tal manera que lo que hacen es explotar el morbo del hecho más que aleccionar a la sociedad para que no vuelva a ocurrir. Las agresiones contra mujeres se convierten en propios de las páginas policiales. A los medios y a los periodistas nos hace falta hacer ese autoexamen para saber qué podemos hacer.

¿Qué se hace, a nivel sindical, a este respecto?

La FIP desarrolla desde hace un año y medio un programa de género para los medios, desde el lenguaje en los medios de comunicación hasta cómo tratar los crímenes contra mujeres. En el caso del sindicato peruano en particular, mantenemos una alianza estratégica con una ONG que hace un monitoreo de medios sobre cómo aparecen las mujeres en los medios de comunicación. A partir de este estudio se hacen reuniones con los periodistas que han trabajado esas notas, para hacerles ver en qué errores incurren en las coberturas.

Desde 2004, nuestro sindicato tiene una Secretaría de Género. Cada 8 de marzo se organiza el Encuentro Nacional de Mujeres Periodistas en Perú, con la idea de evaluar condiciones laborales y estrategias de acceso a puestos de dirección en medios y en sindicatos. Paralelamente a lo que se hace con la ONG, se monitorea de manera puntual el tema de la violencia contra mujeres periodistas y en ese camino identificamos un indicador interesante, que es que las agresiones y amenazas hacia las mujeres periodistas tienen particularidades distintas a las dirigidas contra los hombres. Muchas veces se inician contra ellas campañas de desprestigio. Porque cada vez que una mujer periodista denuncia que un dirigente político la está agrediendo o amenazando, el dirigente político afirma que se trata de un asunto sentimental – cosa que nunca hacen cuando se trata de un hombre.

Entrevista realizada por Samuel Grumiau y Mathieu Debroux



(1) La Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANPP) es una organización afiliada a la Federación Internacional de Periodistas y a la Central Autónoma de Trabajadores del Perú, una de las organizaciones miembro de la CSI en aquel país.

(2) Con ocasión de la Jornada del 25 de noviembre contra la violencia hacia la mujer, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) publicó una serie de recomendaciones en materia de cómo dar cuenta de la violencia contra la mujer www.ifj.org