Primer Plano de Adan Mohamed Abdou (UDT- Djibouti)

“La CSI nos permitirá luchar mejor contra las violaciones de los derechos sindicales”

“La CSI nos permitirá luchar mejor contra las violaciones de los derechos sindicales”

Adan Mohamed Abdou, Secretario General de la UDT (Union djiboutienne du travail), pone grandes esperanzas en la nueva CSI. Los sindicalistas de Djibouti realmente están muy necesitados: su gobierno no cesa de acosarlos, hasta tal punto que este año, Adan Mohamed Abdou y otros tres dirigentes sindicales pasaron un mes en prisión.

¿Qué piensa de la creación de la CSI?

Se trata de una evolución positiva. A partir de ahora habrá una única voz sindical a nivel mundial. Con este interlocutor único para la comunidad internacional, la libertad sindical estará mejor garantizada y los derechos de los trabajadores mejor defendidos. Constituir un frente común ante las instituciones internacionales, la comunidad internacional y los gobiernos que atentan contra los derechos sindicales es lo mejor que podía ocurrirle al movimiento sindical internacional.

Djibouti tiene bastante mala reputación en materia de derechos sindicales ¿Cómo ha evolucionado la situación en los últimos meses?

Cuatro dirigentes sindicales de la UDT fueron arrestados en marzo de 2006 y encarcelados acusándoles de espionaje para una potencia extranjera. En Djibouti, esas acusaciones pueden suponer una condena a 17 años de prisión además de una multa considerable. Yo fui uno de los cuatro detenidos, junto con Hassan Cher, Secretario de Relaciones Internacionales de la UDT, Djibril Ismaël Igueh y Mohamed Ahmed, ambos miembros del Comité Ejecutivo de la UDT. Djibril y Mohamed fueron arrestados a su regreso de Israel, donde habían viajado para seguir un curso de capacitación. Hassan y yo fuimos arrestados poco después (se nos acusaba de haberles enviado). El viaje a Israel no fue más que un pretexto: la verdadera causa de nuestra detención era el informe publicado por la CIOSL coincidiendo con el examen por parte de la OMC de la política comercial de Djibouti. Dicho informe molestó al gobierno de Djibouti, que reaccionó encarcelándonos y negándose a permitir la entrada al país de delegaciones extranjeras que intentaron brindarnos apoyo. Durante los interrogatorios, nos cuestionaron sobre nuestras relaciones con Israel y con su sindicato Histadrut, pero también sobre la información que habíamos facilitado a la CIOSL y respecto a las quejas remitidas a la OIT. ¡Para las autoridades es como si hubiésemos ayudado a potencias extranjeras que pretendían atacar a Djibouti! Algo que es completamente falso: respetamos la Constitución del país, que prevé la libertad sindical, y nuestra afiliación internacional está prevista en los Convenios de la OIT ratificados por Djibouti. No son sino pretextos para intentar erradicar el sindicalismo libre e independiente que encarna la UDT en Djibouti.

¿Y cómo se produjo su liberación?

Si el poder finalmente nos liberó ha sido gracias a la presión internacional, particularmente de la CIOSL, de la FIDH (Federación Internacional de los Derechos Humanos), de la OIT y de muchos otros sindicatos. Todas estas organizaciones enviaron delegaciones a Djibouti. A la de la CIOSL y la FIDH le denegaron la entrada al país, siendo expulsada del aeropuerto manu militari. El representante de la OIT consiguió entrar al país pero al día siguiente de su llegada lo vinieron a buscar al hotel, y tras ser interrogado por la policía, sería expulsado del país. Con todo, fue gracias a esta presión que finalmente pudimos abandonar la prisión un mes después de nuestra detención. A pesar de todo, seguimos bajo control judicial: no se produjo ninguna condena efectiva, ni hemos sido juzgados, pero continuamos en libertad provisional. De hecho tengo motivos de preocupación sobre lo que ocurrirá a mi regreso de este Congreso Fundador de la CSI en Viena.

¿Cuáles fueron las condiciones de su detención?

Al igual que para los demás detenidos, malas. La sobrepoblación de las celdas resulta insostenible, los presos comunes sufren malos tratos (a nosotros cuatro no nos golpearon), la comida es pésima (dependemos de lo que nos llevan nuestros familiares), la insalubridad es enorme y los presos comunes (asesinos, violadores…) están mezclados con los detenidos políticos.

¿Tenían noticia de la movilización internacional a su favor?

Sí, recibimos la visita de amigos y miembros de la familia que nos mantenían informados. Supimos incluso que iba a venir una delegación de la CIOSL. También nos interesamos por las historias de otros detenidos. Algunos llevaban varios años en detención preventiva, uno de ellos estaba allí desde hacía 14 años, ¡sin juicio!

¿Cuáles son las fuerzas vivas de la UDT en la actualidad?

La UDT cuenta con 15.000 miembros (en los sectores de enseñanza, energía, puertos, obras públicas, hoteles, etc.). Representa cerca del 80% de los trabajadores y trabajadoras sindicalizados en Djibouti. He de reconocer que las mujeres apenas representan alrededor del 20% de los efectivos. Esto se debe a los roles tradicionales, pero también al hecho de que no tenemos tiempo para una mayor sensibilización de las mujeres respecto al sindicalismo. Nos falta tiempo a causa de las difíciles circunstancias en que nos encontramos.

¿Cuáles son las principales reivindicaciones de la UDT?

La readmisión de los dirigentes sindicales despedidos desde 1995, el reconocimiento de los derechos sindicales, el diálogo social basado sobre el tripartidismo. Antes de poder pasar a otra cosa, hace falta que se reconozca el sindicato, que pueda actuar libremente, lo que no es el caso hoy en día en Djibouti. Nos vemos acosados, nuestra vida corre peligro, nuestras familias están amenazadas. Recientemente, el Secretario de Relaciones Internacionales de la UDT, que había viajado a Turín para seguir un curso de formación, fue despedido por haber “abandonado su puesto” aún cuando había tomado precauciones: puesto que no se fiaba de los permisos de educación previstos por la ley, lo que hizo fue utilizar sus días de vacaciones, pero por orden del gobierno les serían denegados. Eso dio pie a que su director lo despidiese por abandonar su puesto. Esas son las condiciones en que vivimos, resulta extremadamente difícil ejercer una actividad sindical en este contexto. Pese a numerosos intentos por nuestra parte, el gobierno sigue sin aceptar ningún tipo de diálogo con nosotros.

Entrevista realizada por Samuel Grumiau