Crisis económica mundial: insuficiente Declaración del G20 – mejores noticias de la OIT

Aunque la primera reunión de los líderes del G20 sobre la crisis económica mundial ha establecido un mapa de ruta susceptible de crear un nuevo programa de regulación financiera, se ha quedado sin embargo corta en algunas de las principales esferas de preocupación, en particular con respecto al empujón fiscal inmediato que se requiere para abordar la inminente crisis global en el empleo, de acuerdo con la CSI.

Bruselas, 21 de noviembre de 2008: Aunque la primera reunión de los líderes del G20 sobre la crisis económica mundial ha establecido un mapa de ruta susceptible de crear un nuevo programa de regulación financiera, se ha quedado sin embargo corta en algunas de las principales esferas de preocupación, en particular con respecto al empujón fiscal inmediato que se requiere para abordar la inminente crisis global en el empleo, de acuerdo con la CSI. Aunque la declaración publicada a partir de la cumbre reconoce la necesidad de llevar a cabo medidas internacionales coordinadas, da pocos indicios sobre cómo emprenderlas.

“Es positivo el hecho de que los países del G20 se hayan reunido y hayan reconocido que los fallos cometidos en materia de reglamentación se encuentran en la raíz de la crisis. Sin embargo, no se han acercado ni de lejos al establecimiento de una base para la necesaria reforma radical de gobernanza en el mundo, y prácticamente han ignorado la inminente crisis de puestos de trabajo que va a afectar a los trabajadores de todos los rincones del planeta”, dijo el Secretario General de la CSI, Guy Ryder.

Los sindicatos están buscando una descripción más concreta y convincente de las medidas que se han de tomar para abordar la crisis en el empleo, mediante el apoyo a puestos de trabajo e inversiones a corto plazo que proporcione un crecimiento sostenible a largo plazo. Además, aunque los gobiernos del G20 han reconocido la perspectiva de los impactos sumamente graves que la crisis tendrá en los países más pobres, no han hecho ninguna promesa en cuanto a incrementos en su Ayuda Oficial al Desarrollo (ODA), ni para siquiera respetar los previos compromisos de ODA ni ningún compromiso específico para incrementar los recursos de los bancos multilaterales de desarrollo.

La Declaración y el Plan de Acción adjunto sí que proporcionan algunos detalles sobre “el fortalecimiento de las regulaciones”, y los gobiernos del G20 han admitido que existen brechas en la regulación del sistema financiero mundial. El G20 se compromete a llevar a cabo “medidas inmediatas” a fin de que el opaco mundo de la bolsa de créditos cumpla con las normas básicas de contabilidad y transparencia, así como a presentar propuestas concretas para abordar el irresponsable endeudamiento y las remuneraciones de los ejecutivos, aspectos alojados en la raíz de la crisis. Se van a crear institutos de supervisión para prever expresamente las actividades de los grandes grupos financieros transnacionales. El G20 también prometió hacer hincapié en “instituciones, instrumentos y mercados que actualmente carezcan de regulación” pero parar en seco específicamente a los denominados fondos especulativos de cobertura y los grupos privados de equidad. Sin embargo, resulta muy preocupante la falta de consideración por las familias trabajadoras que han sufrido el abuso de préstamos usureros y políticas de venta agresivas por parte de los bancos.

“Está por ver si las palabras del G20 se transformarán en acciones. Las expectativas son elevadas. Hace falta una revisión fundamental del sistema financiero mundial que cubra las necesidades de la economía real”, dijo John Evans, Secretario General de la Comisión Sindical Consultiva (CSC) ante la OCDE.

La declaración del G20 guarda silencio respecto a la necesidad fundamental de que el Fondo Monetario Internacional reforme sus políticas de préstamo, abandonando las condiciones de austeridad del pasado y adoptando una “condicionalidad positiva”, que ayude a los países a restablecer el crecimiento a corto plazo, la distribución justa de los costos y beneficios y la sostenibilidad a largo plazo. Es necesaria una reforma parecida en las políticas del Banco Mundial y demás organismos financieros multilaterales.

De especial preocupación resulta también el hecho de que no haya reconocimiento alguno por parte del G20 respecto a la necesidad de otorgar a los sindicatos, a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a otros actores clave un lugar en la mesa de las negociaciones llevadas a cabo hasta y más allá de la próxima reunión del G20 sobre la crisis. En Washington, los gobiernos acordaron reunirse de nuevo antes de finales de abril de 2009.

“Los puestos de trabajo son el centro de toda la cuestión relacionada con la estimulación de la economía mundial y la nueva arquitectura económica global que ha de ser creada. Mientras el G20 ha fracasado visiblemente a la hora de reconocer esto, la OIT ha demostrado en su reunión del Consejo de Administración esta semana que está preparada para responder al reto, y el Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon ha aprobado su papel clave”, dijo Ryder.

En un discurso dirigido al Consejo de Administración de la OIT, el 19 de noviembre, Ban subrayó la necesidad de que los gobiernos respondan a sus compromisos de ayuda internacional, y de “centrarse en proyectos de mano de obra intensiva que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero”. También señaló el papel de la OIT, declarando que “el Programa de Trabajo Decente de la OIT llega realmente al centro de la vida y aspiraciones de las personas. En su trabajo cotidiano, esta organización reúne a empleadores, trabajadores y ministerios del gobierno para ultimar consensos y solucionar problemas. Vamos a necesitar este tipo de asociación y este tipo de enfoque práctico para atravesar estos tiempos difíciles.”

El 18 de noviembre, el Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero dijo en la reunión de la OIT: “Defiendo el diálogo social como el modelo para guiar a la Unión Europea y a la globalización en general. Me gustaría proponerlo como modelo para el proceso de reforma que se inició este fin de semana en la reunión del G20”.

El Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, también se centró en la necesidad de una mejor colaboración entre las organizaciones internacionales, incluidas la OIT y la OCDE. Advirtiendo que la crisis financiera se está transformando rápidamente en una crisis social y económica, dijo en la reunión de la OIT que “la globalización sólo puede funcionar para beneficio de todos si lo hacemos bien a nivel de la dimensión social”.

Juan Somavia, Director General de la OIT, hizo eco de estos sentimientos declarando que la OIT “debe jugar su papel dentro de un sistema de la ONU fuerte y receptivo, inclusive los organismos de Bretton Woods, la Organización Mundial del Comercio y la OCDE”.

“Hacemos un llamamiento al G20 y los demás gobiernos para que presten atención al mensaje claro que han expresado en la OIT líderes que comprenden el papel clave del diálogo social y la necesidad de implicar al movimiento sindical en el proceso de situar la economía mundial por buen camino y de asegurar su regulación adecuada”, concluyó Ryder.

Evaluación conjunta TUAC/CSI de los resultados de la cumbre del G20 sobre los mercados financieros y la economía mundial, Washington DC, 18 de noviembre de 2008


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