Es esencial tomar medidas en los lugares de trabajo contra el coronavirus, incluyendo bajas remuneradas por enfermedad

photo: NIAID - Flickr CC

Con cerca de 90.000 personas infectadas de momento con el virus COVID 19 en decenas de países, la CSI reclama medidas urgentes para asegurar que ante el mínimo síntoma, los trabajadores y trabajadoras puedan tomarse bajas por enfermedad sin temor a perder sus puestos de trabajo o sus ingresos, y reciban atención médica gratuita. Teniendo en cuenta que la OMS ha elevado ya el riesgo mundial de infección e impacto del brote de coronavirus a “muy alto”, los lugares de trabajo se sitúan en primera línea de la lucha por combatir su proliferación.

“La OMS ha advertido sobre el alto riesgo de infección e impacto del virus, y los lugares de trabajo han de situarse en el centro de los esfuerzos de contención y mitigación. Varios millones de personas en todo el mundo no tienen derecho a bajas por enfermedad o podrían arruinarse financieramente de tener que someterse a medias de aislamiento. Eso las expone, tanto a ellas como a sus colegas de trabajo y al público en general, al riesgo de contraer esta grave enfermedad y no hará sino acelerar su propagación. Junto con las otras medidas urgentes que se requieren, los Gobiernos han de asegurarse de que los empleadores concedan bajas, sin penalizaciones, a las personas que presenten síntomas, y cubrir las brechas de protección social que hacen que las personas encuentren dificultades para dejar de trabajar cuando están enfermas. Nunca antes había sido tan evidente la necesidad de acordar bajas remuneradas por enfermedad”, indicó la secretaria general de la CSI, Sharan Burrow.

Aunque el riesgo de infección sea más importante para los trabajadores de sanidad, especialmente ahí donde no se dispone del equipo de protección básico ni de instalaciones adecuadas, también otros sectores –en particular aquellos donde se reúnen o transitan gran número de personas– pueden ser también un importante vector de transmisión.

“El coronavirus se está convirtiendo en una crisis global, y los Gobiernos deben responder en consecuencia, incluso reforzando los sistemas sanitarios, que en muchos países llevan años sin recibir la financiación adecuada. Dado que la OCDE ha advertido que el crecimiento económico mundial podría reducirse a la mitad, las consecuencias secundarias de la propagación del virus pueden ser extremadamente graves. Una cooperación multilateral global resulta esencial para combatir la propagación del virus y hacer frente a sus consecuencias. Resulta prometedor que los países del G7 hayan anunciado que adoptarán medidas concertadas, y sería conveniente que el G20 y otros foros multilaterales sigan su ejemplo”, concluyó Burrow.