Los trabajadores son quienes pagarán los platos rotos de las propuestas del NAMA de la OMC

La Confederación Sindical Internacional (CSI) ha criticado duramente las nuevas propuestas que se hicieron en las conversaciones comerciales sobre productos manufacturados.

Bruselas, 18 de julio de 2007: La Confederación Sindical Internacional (CSI) ha criticado duramente las nuevas propuestas que se hicieron en las conversaciones comerciales sobre productos manufacturados. En las nuevas modalidades, planteadas ayer en la Organización Mundial del Comercio (OMC) por la presidencia de las negociaciones del NAMA (Acceso a los Mercados de Productos no Agrícolas) se hace caso omiso de numerosas preocupaciones que la CSI y muchas de sus afiliadas vienen planteando con respecto al NAMA desde hace un par de años.

“No podemos apoyar un tratado comercial donde se hace sistemáticamente caso omiso de los intereses de los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo y se socavan las necesidades que tienen los países en desarrollo, necesidades que se refieren precisamente a su desarrollo”, declaró Guy Ryder, Secretario General de la CSI. “Necesitamos que en las negociaciones se llegue a un resultado equilibrado que permita que progrese el desarrollo en los países en desarrollo y esta propuesta no hace sino agravar los desequilibrios existentes.”

Las propuestas para que los países en desarrollo tengan un “coeficiente situado entre 19 y 23 tendrá graves repercusiones en el empleo y en el desarrollo industrial de muchos países en desarrollo justamente cuando se plantea como un gran desafío la creación de trabajo decente. Un coeficiente de alrededor de 20 originará recortes arancelarios promedio de alrededor de 60 por ciento en los países en desarrollo y hará que los niveles arancelarios máximos de todas las líneas arancelarias bajen a niveles de alrededor del 12 por ciento, nivel que es tan bajo como para socavar las perspectivas de industrialización y diversificación de muchas economías de países en desarrollo.

En simulacros que hiciera la CSI anteriormente se mostró que coeficientes tan bajos como ésos originarían considerables recortes en las tasas arancelarias que se aplican en los países en desarrollo, lo que haría que subieran todavía más los niveles ya altos de desempleo y subempleo.

Además, las “flexibilidades” propuestas -que permitirían que los países en desarrollo protegieran una serie de sectores específicos que utilizan gran intensidad de mano de obra- son demasiado reducidas como para brindar protección a los trabajadores y trabajadoras vulnerables. Según las estimaciones de la CSI, sectores como el textil y vestido, cuero y calzado, plástico, papel, caucho, metales, automotores y mobiliario, se verán especialmente perjudicados en lo concerniente a pérdidas de puestos de trabajo.

El Consejo General de la CSI, en su reciente resolución del 22 de junio rechazó enérgicamente las propuestas del NAMA basadas en coeficientes bajos y en flexibilidades muy restrictivas, como las que se proponen ahora en el texto provisional sobre las modalidades. Muchas afiliadas de la CSI, tanto de países en desarrollo como de países desarrollados –inclusive pertenecientes al Grupo 11 del NAMA, la UE, Estados Unidos y el grupo latinoamericano- le han escrito a sus respectivos ministros en reiteradas oportunidades reclamando un resultado más equilibrado en las negociaciones del NAMA. No se están tomando en cuenta sus opiniones.

“Hay una enorme falta de conexión entre las discusiones sobre las estrategias de desarrollo y la creación de trabajo decente en los países en desarrollo por una parte y las propuestas del NAMA que se presentaron ayer, lo que no puede dar origen a un resultado de la Ronda de Doha que sea favorable al desarrollo”, concluyó Ryder.


La CSI, fundada el 1 de noviembre de 2006, representa a 168 millones de trabajadores de 153 países y territorios y cuenta con 304 afiliadas nacionales.

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