En realidad, el diálogo social y los interlocutores sociales llevan muchos años presentes en el marco de las políticas de desarrollo de la UE, empezando por el Consenso Europeo sobre Desarrollo (2005), las Conclusiones del Consejo sobre la Promoción del Trabajo Decente para Todos (2006), y la Promoción del Empleo a través de la Cooperación al Desarrollo de la UE (2007). Estos documentos hacían principalmente referencia a los objetivos globales de Trabajo Decente y a la necesaria implicación de las organizaciones de empleadores y trabajadores, aunque a veces se omitía la referencia al diálogo social.
Esta iniciativa, organizada por la DEVCO, demostró ser oportuna y especialmente relevante, dada la renovada atención al rol atribuido a los interlocutores sociales por el Programa para el Cambio [1]. El seminario se desarrolló en torno a los resultados de un estudio de viabilidad, encargado hace poco por la DEVCO, sobre la consolidación del diálogo social en la cooperación al desarrollo de la UE. Los participantes pudieron por tanto formular recomendaciones en cuanto a los enfoques posibles para apoyar de forma concreta el diálogo social en el futuro, incluyendo la próxima fase de programación del programa de financiación de la CE en cuestión [2].
Fue especialmente bien recibida la diferenciación entre el diálogo civil y social, el primero concerniente a la sociedad civil en general y el segundo relacionado específicamente a las organizaciones de interlocutores sociales dentro de unos objetivos y estructuras del diálogo social bien definidos. Para conseguir que el diálogo social sea operativo, los interlocutores sociales tienen que estar respaldados en su capacidad para responder a las necesidades de sus miembros, para llevar a cabo análisis económicos y de la función de apoyo, y participar en marcos de diálogos iniciales (diálogo tripartito). El apoyo al diálogo social debe percibirse como un proceso paulatino y a largo plazo, al cual también tienen que adaptarse las modalidades de financiación de la UE, pasando de unos enfoques universales a unos enfoques que se basen más en los actores y las necesidades (incluyendo, por ejemplo, la facilitación de la cooperación Sur-Sur).
Tal y como lo subrayó la Jefa de Unidad de la DEVCO, Helene Bourgade, el diálogo social y el trabajo decente en general pueden ser unas “prioridades” sumamente complicadas y políticamente delicadas para ser apoyadas por la UE en relación con los Gobiernos asociados, donde las democracias son a menudo “balbuceantes” y los interlocutores sociales son raramente consultados para la planificación de la cooperación al desarrollo. En este sentido, los participantes hicieron hincapié en el rol de las organizaciones internacionales que, a parte del desarrollo de capacidades, también pueden proporcionar un sólido apoyo para la evaluación de necesidades y el mapeo político de las organizaciones más representativas en el terreno, así como marcos institucionales tal que los programas de trabajo decente por país de la OIT.
A la luz de estas consideraciones, la principal demanda finalmente presentada a la Comisión por la delegación sindical (con el pleno consenso de las organizaciones de empleadores) fue crear un “marco político permanente” con los interlocutores sociales, posibilitando el diálogo y la consulta para el diseño y la implementación de políticas de cooperación al desarrollo de la UE en el ámbito del diálogo social. En caso de lograrse, este sería un paso muy importante para la traducción del diálogo social en prioridad estratégica de la cooperación al desarrollo de la UE, y podría implicar aportaciones innovadoras para la integración del diálogo social en el contexto de la conformación del futuro Instrumento de Cooperación al Desarrollo de la UE.
Artículo de Paola Simonetti
* CES, CSI/RSCD, CSI África, LO-FTF Council, FGTB Bélgica, TUC Ghana; OIE y varias organizaciones de empleadores nacionales; Actemp/Actrav y Departamento de Diálogo Social de la OIT.
