“Los ministros de Finanzas del G20 desgraciadamente no han estado a la altura del desafío que representa esta pandemia mundial. Pese a que se movilizaron billones de dólares para sufragar medidas económicas y sanitarias tomadas a escala nacional, falta la voluntad tan necesaria para hacer frente a la pandemia a escala mundial. Se ha prestado poca atención al empleo y la protección social, y a pesar de incluir palabras alentadoras respecto a la infraestructura digital, los ministros parecen no tener intención de avanzar en relación con cuestiones esenciales como el alivio de la deuda, la creación de un fondo de protección social para los países más pobres, inversión en salud y cuidados, y acceso universal al tratamiento y a las posibles vacunas. No hay ningún nuevo compromiso para la dotación adecuada de recursos de las Instituciones Financieras Internacionales, ni para reformarlas de manera que estén alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, indicó Sharan Burrow, secretaria general de la CSI.
Antes de la reunión del G20, sindicatos y empresas lanzaron un llamamiento conjunto reclamando amplias medidas respecto a la deuda, incluyendo la cancelación de la deuda a los bancos multilaterales de desarrollo y participación de los acreedores privados en relación con una moratoria del reembolso. El alivio de la deuda, incluyendo su cancelación así como la ampliación de nuevos préstamos y subsidios por parte del Banco Mundial y otros bancos de desarrollo requiere una nueva inyección de capital por parte de los países del G20. Debería obligarse además a los acreedores privados a participar en la moratoria de la deuda. No pueden seguir pertrechándose bajo jurisdicciones legales en lugares como Londres y Nueva York, sino que habría que iniciar un proceso vinculante para resolver el impago de la deuda soberana y renegociar las deudas insostenibles.
La declaración prevé en efecto una posible extensión de la moratoria de la deuda más tarde este año, pero es ahora cuando debería hacerse este compromiso, de manera que los países puedan planificar con cierta seguridad. Conviene señalar que hasta la fecha se ha concretado menos de la mitad de los 11.500 millones de USD en acuerdos bilaterales de alivio de la deuda de países del G20 y los países más pobres. La única condicionalidad asociada al alivio y la cancelación de la deuda debería ser que se efectúen inversiones a nivel nacional en línea con los ODS más relevantes para garantizar la recuperación y la resiliencia. El Plan de Acción del G20 no establece una clara estrategia para fomentar la inversión en una recuperación con altas cotas de empleo y en infraestructura sostenible, y la Reunión de Ministros de Finanzas ha concluido una vez más sin ningún acuerdo en relación con la emisión por parte del FMI de nuevos Derechos Especiales de Giro, que podrían aportar a los países en desarrollo los recursos esenciales para protegerse frente al colapso económico y del empleo.
Una iniciativa de agradecer es que se esté dando seguimiento a los progresos respecto a los compromisos financieros del G20 efectuados a principios de año, pero aunque esto aporte un marco de rendición de cuentas de utilidad, sigue faltando la ambición necesaria.
Aunque la Declaración hace referencia a la labor en curso respecto a la armonización de las normas en materia de imposición a nivel global, no hay signo alguno de un impulso renovado para poner fin a los daños ocasionados por la evasión y elusión fiscal ni sobre nuevas medidas para frenar el poder monopólico de los gigantes tecnológicos y garantizar el reparto de beneficios a través de un impuesto digital.
“La tremenda magnitud de esta pandemia exige ambición y una acción concertada, algo que todavía no hemos visto de los ministros de Finanzas del G20. Las consecuencias de una persistente inacción respecto a la salud, el empleo, los ingresos y la acción climática serían catastróficas”, concluyó la Sra. Burrow.