¿Quieren combatir la desigualdad? Refuercen la negociación colectiva

Por Susan Hayter, Especialista de la OIT en Relaciones Laborales y Negociación Colectiva

Der los foros en Davos a las protestas en las calles: la desigualdad constituye el problema determinante de nuestros tiempos. Menoscaba el crecimiento económico, deniega a los trabajadores y trabajadoras la parte que les corresponde y despoja a las familias de sus esperanzas en un futuro mejor.

Los motivos son bien conocidos. Tal como demuestra un nuevo informe que acaba de publicar la OIT, incluyen la falta de oportunidades de empleo, bajos salarios y políticas sociales inadecuadas. Crean un efecto dominó, afectando el bienestar de los trabajadores/as y sus familias hoy en día, además de cerrar las puestas a la educación y oportunidades para las generaciones venideras.

Las “soluciones” políticas e institucionales también son bien conocidas e incluyen la negociación colectiva.

Hay pruebas evidentes. Los sindicatos y las instituciones de negociación colectiva reducen la desigualdad elevando los pisos salariales. La negociación colectiva reduce la desigualdad también entre grupos de trabajadores como por ejemplo entre hombres y mujeres, trabajadores con altas y bajas cualificaciones, y trabajadores con contratos regulares y aquellos con contratos temporales.

Se puede ver el efecto de la negociación colectiva examinando la proporción de empleados cuyos salarios se pagan en base a unos niveles establecidos en un convenio colectivo. Los países donde un porcentaje mayor de empleados reciben salarios determinados colectivamente son también aquellos donde la desigualdad salarial es menor.

Y también a la inversa. Aquellos países donde menos trabajadores están cubiertos por un convenio colectivo tienden a tener mayores desigualdades salariales.

¿Por qué ocurre esto? Porque los sindicatos negocian mejores salarios para los trabajadores/as situados en lo más bajo de la escala salarial. Establecen el límite inferior e insisten en que el salario se base en normas objetivas y no en evaluaciones subjetivas. Se aseguran de que los trabajadores y trabajadoras reciban más si realizan horas extraordinarias.

Los sindicatos reclaman además mejores políticas redistributivas. Los países con una elevada membresía sindical generalmente invierten más en programas de protección social, como las prestaciones de desempleo.

El reforzamiento de los sindicatos en el período posterior a la Gran Depresión no fue una coincidencia histórica, sino el resultado intencional de las políticas públicas.

La mayor cobertura de negociación colectiva que se muestra en el gráfico se debe a tres factores: el poder organizativo de las organizaciones de empleadores y los sindicatos; los arreglos para la negociación colectiva a escala nacional o sectorial; y el apoyo gubernamental a la negociación colectiva.

Así pues no es de sorprender que el declive en la membresía sindical en algunas partes del mundo, junto con la desregulación de la legislación laboral y la descentralización de la negociación colectiva a nivel de empresa, haya derivado en un incremento de la desigualdad salarial.

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Si queremos combatir la desigualdad, tenemos que restaurar la negociación colectiva en el lugar que le corresponde. El primer paso sería proteger dos derechos de los trabajadores/as fundamentales y propicios: la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva. Un segundo paso es reforzar esa negociación colectiva.

Esto requiere esfuerzos de los empleadores y sus organizaciones, de los sindicatos y de los Gobiernos. Tal como se recuerda en el nuevo informe “la desigualdad es… cuestión de opciones políticas y diseño institucional”.

El reforzamiento de los sindicatos en el período posterior a la Gran Depresión no fue una coincidencia histórica, sino el resultado intencional de las políticas públicas.

En contraste con esto, tenemos la respuesta de algunos Gobiernos a la Gran Recesión de 2008, reformando los códigos de trabajo, eliminando la negociación colectiva en el sector público y debilitando el papel de los sindicatos y la negociación colectiva en la determinación de salarios.

Incluso los más escépticos están ahora convencidos de que los sindicatos son positivos y que el movimiento sindical ha servido como voz destacada y eficaz en pro de la justicia económica, aportando el contrapeso necesario a las corporaciones. Un descenso de la membresía sindical implica un aumento de la desigualdad.

Hay mucho en juego. Tenemos que encontrar la manera de reforzar y ampliar el ámbito y la inclusividad de la negociación colectiva para reforzar sus efectos de equidad en todos los países. Esto requiere unas opciones políticas firmes y medidas decisivas para reforzar la negociación colectiva.

Este artículo fue publicado originalmente en el blog Work in Progress de la OIT.