La presencia continua, diversifi cada y sutil de prácticas discriminatorias contra
los trabajadores y trabajadoras provenientes de minorías étnicas y culturales en
los lugares de trabajo, e incluso en el seno de las organizaciones sindicales,
demuestra que queda todavía mucho por hacer.
La intervención sindical para atajar las expresiones y las consecuencias del racismo en el trabajo es posible y necesaria. ¿De qué manera? Movilizando al
conjunto de los/las dirigentes sindicales y de los trabajadores y trabajadoras para
inscribir este reto como un elemento indispensable en la lucha por un trabajo
decente.
El movimiento sindical deberá atravesar diversas etapas para encaminarnos hacia
un mundo donde la diversidad sea valorizada y considerada como una riqueza
y no como un problema.
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