Hasta el momento, entre los signatarios están: Juan Somavía, (Director General de la OIT), Sha Zukang (Subsecretario General de la ONU para los Asuntos Económicos y Sociales), Dayan Jayatilleka (Presidente del Consejo de Administración de la OIT), Carlos Tomada (Ministro de Trabajo de Argentina), Carlos Lupi (Ministro de Trabajo de Brasil), Jose Antonio Viera da Silva (Ministro de Trabajo y Seguridad Social de Portugal, actualmente Presidente de la UE) y Poul Nyrup Rasmussen (Presidente del Partido Socialista Europeo).
Juan Somavía, quien fue el primero en firmar el Llamamiento ante una audiencia de líderes de gobiernos, sindicatos y sociedad civil de todo el mundo, manifestó en esa oportunidad su esperanza de que el Llamamiento a la Acción convierta un concepto político en una realidad concreta para las personas de todo el mundo.
“Éste es el comienzo de un movimiento. Al igual que sucedió en otros movimientos de la historia, quienes toman las decisiones solamente se sienten obligados a actuar cuando la gente se involucra”, comentó.
Durante el próximo año, la campaña “Trabajo decente, vida decente”* recopilará firmas tanto en países en desarrollo como desarrollados y las entregará luego a los principales protagonistas de la escena internacional. Diversas coaliciones nacionales en pro del trabajo decente harán los mismos reclamos a sus gobiernos. Se movilizarán los sindicatos, las ONG y los partidos políticos progresistas para recaudar firmas.
El llamamiento completo está disponible en cuatro idiomas. Sírvase cliquear aquí.
Para mayor información o para concertar entrevistas, favor de ponerse en contacto con la oficina de prensa de la CSI al teléfono +32 224 0204 o con Elizabeth Tapper (Solidar) al teléfono +32 500 1020.
(*) En el Llamamiento a la acción se pide a los gobiernos que hagan lo siguiente:
1. Trabajo decente: Que reafirmen la contribución que los empleos estables y de calidad hacen para que haya una economía sana y justa y comunidades igualitarias, poniendo en práctica estrategias incluyentes en pro de empleo pleno y productivo, inclusive para quienes actualmente desempeñan tareas en la denominada economía informal, que necesitan tener derechos y justicia para defender sus intereses. Todas las personas tienen derecho de trabajar, de tener buenas condiciones de trabajo y de percibir ingresos suficientes para cubrir sus necesidades económicas, sociales y familiares básicas, un derecho que se debería hacer efectivo proporcionando adecuados salarios vitales.
2. Derechos: Los derechos de los trabajadores y trabajadoras de formar sindicatos y de afiliarse a los mismos, como así también de efectuar negociaciones colectivas con sus empleadores son fundamentales para la consecución del trabajo decente y todas las organizaciones internacionales, los gobiernos y las empresas deben conformarse a su responsabilidad de respetar los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras.
3. Protección social: Que refuercen y amplíen la cobertura de la protección social brindando acceso universal a la seguridad social, las jubilaciones, la protección de la maternidad y la atención médica de calidad. Esas prestaciones deberían estar al alcance de todos, inclusive de los trabajadores y trabajadoras de la denominada economía informal.
4. Comercio: Que cambien las injustas reglas comerciales y que velen para que los acuerdos comerciales se utilicen como instrumento en pro del trabajo decente y el desarrollo sostenible, como así también para mejorar la posición de los trabajadores del mundo, las mujeres, los desempleados y los pobres. En los acuerdos comerciales se han de incluir mecanismos vinculantes que promuevan y refuercen el trabajo decente, incluyendo las normas fundamentales del trabajo. Los gobiernos deben dejar de hacer acuerdos comerciales que perjudiquen a los pobres, originen desempleo y conduzcan a la explotación. Se debe dar respuesta a los reclamos de las organizaciones de trabajadores y del resto de la sociedad civil.
5. Deuda: Que velen para que en las prioridades de las instituciones financieras internacionales se incorporen las preocupaciones sociales y medioambientales. En particular, en los préstamos y en la deuda se debe acabar con las condiciones n que obligan a los países a desreglamentar sus mercados laborales, reducir los gastos públicos y privatizar servicios públicos en menoscabo del acceso a los mismos y de su calidad. La puesta en práctica de todos los proyectos financiados por esas instituciones debe conformarse a las normas fundamentales del trabajo.
6. Ayuda: Que mantengan su compromiso de acrecentar el nivel de la ayuda oficial al desarrollo de los países ricos a por lo menos el 0,7 por ciento del PIB. Es imperativo que haya una adecuada financiación para el desarrollo a fin de que se puedan alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
7. Migración: Que velen para que no se explote a los trabajadores y trabajadoras migrantes y para que éstos gocen de los mismos derechos que los demás integrantes de la fuerza laboral, ratificando los convenios correspondientes de la OIT y la Convención de 1990 de la ONU sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migrantes y de sus familiares.
(**) La campaña “Trabajo decente, vida decente” está encabezada por la Confederación Sindical Internacional, Solidar, el Foro Mundial Progresista (GPF), Social Alert International y la Confederación Europea de Sindicatos.
www.ituc-csi.org
www.solidar.org
www.globalprogressiveforum.org
www.socialalert.org
www.etuc.org
