El auge de la extrema derecha en muchas partes del mundo contribuye además a exacerbar el racismo, la discriminación y la xenofobia Ya es hora de desmantelar los sistemas interconectados de opresión y discriminación que perpetúan un racismo sistémico en nuestras sociedades y en el mundo del trabajo.
La discriminación racial continúa afectando a millones de trabajadores y trabajadoras en todo el mundo, denegándoles dignidad, respeto e igualdad de oportunidades.
Las actuales crisis múltiples –la crisis sanitaria y socioeconómica provocada por la Covid-19, la crisis climática, la amenaza a la paz global y la estabilidad agravadas por la guerra en Ucrania, el aumento del coste de la vida– repercuten de manera desproporcionada sobre mujeres y hombres situados en los márgenes de nuestras sociedades durante demasiado tiempo debido a la discriminación, exclusión, explotación y los abusos.
La pandemia de Covid-19 ha expuesto y amplificado las desigualdades raciales respecto al acceso a la educación, la sanidad y el empleo. Antes de la pandemia, los trabajadores y trabajadoras estaban ya sobrerrepresentados en empleos inseguros mal pagados con falta de acceso o un acceso inadecuado a la protección social. Esto hace que resulten especialmente vulnerables a la actual emergencia respecto al coste de la vida, obligando a muchas personas a buscar un segundo empleo o arriesgarse a ser pobres pese a trabajar.
Incluso en el trabajo, los trabajadores y trabajadoras racializadas afrontan discriminación a diario:
- En el Reino Unido, un informe de la central sindical TUC demuestra la manera en que el racismo repercute en todos los aspectos de la vida de los trabajadores y trabajadoras afrodescendientes, desde la contratación y el despido, a las oportunidades de formación y promoción o la asignación de turnos y vacaciones.
- La Relatora Especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia indicó que la crisis ecológica mundial es también una crisis de justicia racial. Los grupos marginados por motivos raciales o de origen étnico o nacional residen mayoritariamente en las zonas más impactadas por la contaminación, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, y resultan además particularmente afectados por la migración inducida por el clima.
Sindicatos en el mundo entero están organizando y haciendo campañas contra el racismo y la xenofobia mediante:
- El establecimiento de redes de trabajadores/as afrodescendientes o antirracistas para contribuir a amplificar el activismo sindical.
- El desarrollo de programas que aspiran a combatir la normalización del discurso de la extrema derecha que se apoya en peligrosos argumentos sobre la raza que dividen a la gente trabajadora.
- La intensificación de esfuerzos para asegurarse de que sus estructuras sean más inclusivas y reflejen a los trabajadores y las trabajadoras que representan.
El 21 de marzo, los sindicatos reclamarán justicia racial en todas partes: en nuestros lugares de trabajo, nuestras comunidades y dentro de nuestras filas. No puede haber una solución significativa a las múltiples crisis interconectadas sin abordar adecuadamente las causas del racismo sistémico.
Reclamamos un Nuevo Contrato Social para garantizar una recuperación más equitativa, inclusiva y resiliente con vistas a construir sociedades más democráticas.