La CSI ha expresado inmediatamente su solidaridad con los movimientos de los trabajadores y trabajadoras somalíes y recordó su compromiso de apoyar a los sindicatos del país.
Aunque el movimiento islamista Al Shabaab se ha debilitado recientemente, esta región de Somalia sigue bajo el control de los milicianos, y la extorsión de fondos a los trabajadores del sector del transporte público y hombres de negocios se ha vuelto común.
Ibrahim Ahmed, Vicepresidente de la Federación de Sindicatos de Somalia (FESTU), afiliada a la CSI, ha calificado estos actos de crueles e imperdonables y “exhortó a los trabajadores a no aceptar estos asesinatos atroces cometidos por delincuentes que no conceden ningún valor a la vida humana".
De acuerdo con Omar Faruk, Secretario General de la FESTU y del Sindicato de Periodistas Somalíes (NUSOJ), estos crímenes demuestran una vez más claramente las inaceptables brutalidades de que son víctimas los trabajadores y trabajadoras somalíes.
También se violan los derechos sindicales de los periodistas
El pasado mes de junio, la CSI ya se había dirigido el Presidente del Gobierno Federal de Transición de Somalia, Sheik Sharif Sheik Ahmed, en relación con las violaciones de derechos humanos y otros ataques sufridos en los últimos meses por el NUSOJ. El Ministro de Información, Telecomunicaciones y Correos, bajo cuya supervisión se encuentra ahora el NUSOJ, impuso al sindicato elegir un nuevo dirigente en una Asamblea General paralela, al tiempo que sus oficinas eran objeto de robo a mano armada. Según parece, toda investigación para elucidar este robo se ha visto impedida.
Todos estos actos, desde la injerencia gubernamental en los asuntos internos del sindicato hasta su persecución judicial con intimidaciones, amenazas de muerte y otros violentos ataques sufridos últimamente por los miembros de NUSOJ, son claras violaciones de los derechos sindicales tal como se describen en el Convenio 87 de la OIT.
La CSI ha pedido al Gobierno poner alto a la violencia con el fin de permitir que los trabajadores y trabajadoras del NUSOJ actúen sin temor por su seguridad e incluso por sus vidas.