Si bien la energía limpia está impulsando un crecimiento significativo del empleo, las investigaciones muestran que la mayor parte de los trabajadores que contribuyen a las nuevas energías están ocupados en la fase de construcción. Una vez que se construyan las instalaciones, habrá nuevos puestos de trabajo, aunque menos que en la actualidad. Si bien la demanda de energía solar se encuentra en aumento, las plantas de energía solar requieren mucho menos personal.
Hoy en día, existe competencia por las baterías debido a su amplio uso y demanda. Las empresas están tratando de asegurarse el acceso a los minerales necesarios para la producción de baterías, y se están investigando alternativas por temor a que estos se agoten.
China mantiene un control significativo sobre los minerales y la producción de energía limpia. La presencia de este país en el resto de la cadena de suministro —materias primas, materiales procesados, componentes y montaje— tiene un impacto en el tipo de mano de obra que participa en esta transición.
El Dr. Jojo Nem Singh, profesor adjunto en el Instituto Internacional de Estudios Sociales, explicó que existe mucha presión sobre los países en desarrollo que cuentan con las reservas minerales necesarias para producir energías renovables y otras tecnologías de energía limpia.
“En términos de distribución geográfica, estamos tratando con países muy diferentes a los que producen petróleo y gas. La distribución actual de los países mineros en la cadena de suministro cambiará drásticamente debido a las inversiones del sector minero en los minerales necesarios para las energías renovables. Si se hace adecuadamente, esta minería puede ofrecer empleos verdes que no tienen por qué ser generadores de pobreza: la clave es procesar la tecnología y garantizar que los requisitos en materia de contenido local puedan generar un crecimiento inclusivo y nuevos puestos de trabajo”.
El director del sector automotor de IndustriALL, Georg Leutert, ha estado trabajando con los afiliados para garantizar que las fábricas de automóviles se apropien de las plantas de baterías, ya que están altamente sindicalizadas y poseen una sólida trayectoria en materia de convenios colectivos de calidad. Sin embargo, existen solo unos pocos ejemplos de ello. La producción de baterías necesita de grandes instalaciones y una inversión significativa. No obstante, hoy en día los trabajadores son testigos de cómo las empresas automotrices están tercerizando esta actividad.
El sector de la energía emplea a unos 65 millones de personas en todo el mundo en el suministro de combustible, el sector eléctrico y los usos finales.
“Este es un punto de referencia significativo para el debate en torno a la Transición Justa, así como una información importante para tomar decisiones críticas en materia de políticas energéticas en el futuro. Este giro hacia la energía limpia también es una oportunidad para abordar cuestiones como el género y la representación”, expresó Daniel Wetzel de la AIE.
Wetzel concluyó que, si bien los empleos de energía limpia superan las pérdidas, estas últimas son significativas en ciertas regiones y sectores. Se necesita una gran inversión para garantizar una transición adecuada. El rápido crecimiento del empleo también representa riesgos: la necesidad de trabajadores más calificados, las crecientes brechas de competencias y la atención insuficiente al trabajo decente.
Mahatma Santos, del Instituto de Estudios Estratégicos sobre Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles Zé Eduardo Dutra (INEEP), cuya misión es producir conocimiento sobre el sector y apoyar a las instituciones en Brasil mediante una reflexión técnica sobre la seguridad energética, declaró:
“Ha habido un aumento en los precios y la demanda en el sector solar fotovoltaico desde 2021, y se crearon alrededor de 151.000 empleos. Sin embargo, el 43 por ciento de los puestos de trabajo están fuera de Brasil, al tiempo que se concentran en la construcción y se caracterizan por sus condiciones de trabajo precarias y bajos salarios”.
Existe un gran potencial en Brasil para la expansión del sector, pero el retraso en los proyectos, la falta de incentivos fiscales y la escasez de equipos han dificultado el crecimiento.
La transición energética en Brasil se encuentra en un momento crítico. Los resultados de las elecciones de esta semana tendrán un impacto considerable en la orientación del país en materia de una Transición Justa.
La minería es la columna vertebral de la economía de Chile. Sin embargo, esta industria genera pocos empleos. En este país, un importante productor de minerales críticos, el 14 por ciento de la mano de obra está sindicalizada y solo el 8 por ciento tiene acceso a la negociación colectiva.
“Los desafíos sociales y ambientales de Chile dificultan el progreso de los trabajadores. Los sindicatos seguirán trabajando arduamente para lograr un mayor diálogo social, especialmente en torno a la Transición Justa”, afirmó Alejandro Ochoa, de la CUT Chile.
Igor Díaz, de Sintracarbón, Colombia, informó que la industria minera ha vivido tiempos difíciles en el país. Glencore, por ejemplo, aprovechó la regulación más laxa del Gobierno anterior y utilizó la pandemia y la Transición Justa como excusas para cerrar plantas y despedir a trabajadores.
“Los trabajadores quieren avanzar hacia la energía limpia, y esperamos que el Gobierno garantice una Transición Justa para los trabajadores. Creemos en nuestro nuevo Gobierno y pensamos que puede avanzar hacia una Transición Justa, no solo en el sector energético, sino también en otros sectores, como la agricultura”.