Las fraudulentas elecciones presidenciales de Bielorrusia deben repetirse y la brutalidad policial debe cesar, exige la CSI

photo: lastfurianec (Adobe Stock)

La CSI denuncia las violentas cargas policiales y de las fuerzas especiales de seguridad contra los manifestantes que protestaban por las controvertidas elecciones presidenciales del domingo por la noche en Belarús (9 de agosto).

Los manifestantes reclamaban al Gobierno de ese país que respete la verdadera voz de su ciudadanía. Claramente, el dictador Alexander Lukashenko –en el poder desde hace 26 años– ha perdido el apoyo del pueblo belaruso y las elecciones deberían volver a celebrarse con una comisión electoral independiente y observadores internacionales que garanticen el juego limpio. Los detenidos deben ser puestos en libertad.

Los sindicatos independientes de Belarús creen que la candidata presidencial, Svetlana Tikhanovskaya, obtuvo una victoria aplastante en las elecciones –del 64% de los votos frente al 26%– y afirman que las elecciones fueron amañadas. La campaña electoral se caracterizó por una represión multitudinaria y brutal contra la sociedad civil, a la que se sometió a registros, amenazas, despidos, sanciones e intimidaciones. Después de que las autoridades electorales anunciaran los resultados oficiales de las encuestas a pie de urna, que otorgaban un triunfo electoral a Alyaksandr Lukashenko, una multitud tomó las calles en muchas partes de Belarús.

La población mostraba así su descontento y denunciaba que se había producido un "fraude electoral" en todo el país. La policía antidisturbios cargó contra los manifestantes pacíficos en la capital de Belarús, Minsk, utilizando gases lacrimógenos, porras, balas de goma, cañones de agua y granadas. Detuvieron a 3.000 personas por participar en "actos multitudinarios no autorizados" (un millar en la capital, Minsk). Entre ellas arrestaron a Nikolay Zimin, ex presidente del sindicato de trabajadores mineros y químicos BNP. Están convocándose huelgas en fábricas, incluso en la famosa fábrica de tractores de Minsk, y han sido arrestados numerosos periodistas.

Aliaksandr Yarashuk, líder del sindicato independiente bielorruso, afiliado a la CSI, dijo:

"Nada acabó el día de las elecciones; todo está empezando - estoy convencido de que esta historia terminará con la vergonzosa salida del actual régimen político".

La secretaria general de la CSI, Sharan Burrow, afirmó:

"Las autoridades bielorrusas deben garantizar el reconocimiento de los derechos fundamentales de libertad de asociación, libertad de expresión, reunión pacífica y libertad de los medios de comunicación. Deben escuchar la voz del pueblo y respetar sus decisiones, en lugar de responder con violencia y represión.

"Las personas detenidas deben ser puestas en libertad, y queremos que se vuelvan a celebrar las elecciones, con una comisión electoral independiente y observadores internacionales, o pediremos a la Unión Europea y a la comunidad internacional que restablezcan las sanciones al régimen, que se levantaron guiados por un optimismo equivocado".

Desde hace muchos años Belarús ha estado incluida en el grupo 5 del Índice Global de los Derechos de la CSI li que significa que los derechos no están garantizados. Los contratos de trabajo de duración determinada son una forma de trabajo forzoso y han convertido en siervos a los trabajadores. En la práctica, resulta imposible convocar una huelga legalmente y existe una legislación muy estricta sobre las huelgas ilegales.

Lea la declaración conjunta de la ETUC/PERC sobre Belarús