El papel histórico asignado al sindicalismo, y que sigue constituyendo su misión, es mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores y trabajadoras y sus familias, y esforzarse por defender los derechos humanos, la justicia social, la igualdad de género, la paz, la libertad y la democracia.
Más que nunca en su historia, confrontado a una globalización capitalista sin freno, el internacionalismo efectivo resulta esencial para el futuro reforzamiento del sindicalismo y su capacidad para realizar esa misión.
La Confederación hace un llamamiento a los trabajadores y trabajadoras del mundo entero, para que se incorporen a sus filas, a fin de convertirla en el instrumento necesario para construir un mejor futuro, tanto para ellos como para la humanidad en general.