El informe señala específicamente el trabajo infantil, ya que hay 1,4 millón de niños y niñas que trabajan en Malawi: es decir, uno de cada tres niños trabaja. El trabajo forzoso es particularmente grave en las explotaciones de tabaco, donde los arrendatarios agrícolas son explotados mediante el endeudamiento sistemático y la servidumbre por deudas por parte de los terratenientes. A veces los esclavos de las plantaciones se ven obligados a recurrir a la práctica de la "kupimbira", que consiste en vender a sus hijos con el fin de eliminar o reducir su deuda.
El informe revela que, además de la discriminación de género, las personas con discapacidad y las que viven con el VIH/SIDA son víctimas de discriminación en lo que se refiere al acceso al empleo.
Asimismo, el Gobierno impide el derecho de huelga mediante la imposición de un complejo y lento procedimiento para declarar toda huelga. Muchos trabajadores y trabajadoras tienen miedo de unirse a los sindicatos debido a la discriminación antisindical que prevalece entre los empleadores: los dirigentes y miembros sindicales han sido frecuentemente víctimas de despido debido a sus actividades sindicales.