Entrevista Primer plano de Jan Sithole, Secretario General de la SFTU (Swazilandia)

“Las cifras promedio de PNB ocultan un índice de pobreza... ¡de 70 por ciento!

“Las cifras promedio de PNB ocultan un índice de pobreza... ¡de 70 por ciento!

Bruselas, 26 de febrero de 2007: Difamación, detenciones, amenazas de muerte... Jan Sithole, Secretario General de la SFTU (*), encarna el valor de un movimiento sindical que lucha contra una de las dictaduras más despiadadas. En Swazilandia, bajo el dominio absoluto del monarca Mswati III, los sindicatos se enfrentan a encarnizados ataques de parte del gobierno. Violaciones de los derechos sindicales (principalmente en las zonas francas), pobreza y desigualdad, SIDA... Jan Sithole nos habla de los numerosos problemas que hay en Swazilandia y de la importancia que reviste la solidaridad sindical internacional.

¿En qué situación están los derechos sindicales en Swazilandia?

Swazilandia se comporta magistralmente tanto en lo que respecta a ratificar los convenios internacionales como a violarlos en la práctica. Se cometen muchísimas violaciones de derechos humanos y más especialmente de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Por ejemplo, en las zonas francas de exportación (ZFE), no se autoriza formar sindicatos, los empleadores tienen permiso para pagar menos que el salario mínimo y la inspección del trabajo está muy restringida. Se cometen todo tipo de abusos en esas zonas francas, donde la mayoría de la ropa que se confecciona se exporta a los Estados Unidos. Por ejemplo, un empleador despide a un trabajador apenas éste se convierte en delegado sindical o se afilia a un sindicato. Los empleadores también despiden a quienes hacen huelga, aunque sean huelgas autorizadas. En el sector textil, algunos empleadores inclusive utilizan castigos corporales como medidas disciplinarias. Son prácticas que van en contra de la dignidad humana por lo que es necesario ejercer mayor presión sobre el gobierno a fin de que éste permita que los trabajadores de las zonas francas gocen de los derechos fundamentales garantizados en los convenios que Swazilandia ha ratificado. Esos castigos corporales no están autorizados por ley, pero no se toma ninguna medida contra quienes los aplican.

Gracias a la presión del sindicato estadounidense AFL-CIO, que tiene fuerza para hacer que se retire a Swazilandia del sistema generalizado de preferencias del mercado de los Estados Unidos, conseguimos que mejorara la legislación laboral pero todavía tenemos que luchar para que las ventajas obtenidas se hagan realidad. Cuando se observa alguna mejora de la situación de los trabajadores de las ZFE, se debe a los auditores que envían los compradores, no a los inspectores del trabajo de nuestro gobierno.

¿Cuántos afiliados tiene actualmente su sindicato?

La cantidad de nuestros afiliados ha disminuido. Actualmente tenemos unos 65.000 (38 por ciento de ellos son). La disminución se debió a despidos masivos y cierres de empresas. A raíz de que a comienzos de 2005 finalizara el Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido (ATV), muchas empresas cerraron o se trasladaron. También dependemos de las exportaciones de azúcar, ámbito en el que la Unión Europea redujo un 39 por ciento el precio, lo que provocó muchos despidos en el sector agrícola, que es el principal generador de ingresos de Swazilandia.

¿Cuáles son sus principales reivindicaciones?

Nuestro país no es democrático y únicamente se pueden respetar realmente los derechos de los trabajadores cuando hay democracia. Por lo tanto, junto al resto de la sociedad luchamos para conquistar ese espacio democrático. Cuando tengamos un gobierno democrático, estaremos seguros de que se escuchará la voz de las masas –y, por ende, la de los trabajadores- y de que se discutirán entonces nuestros problemas.

En el plano económico se nos considera un país de ingresos medios, lo que es un engaño: Más del 70 por ciento de la población activa está por debajo del umbral de pobreza, el índice de desempleo se sitúa en alrededor del 40 por ciento, la alimentación del 33 por ciento de la población depende de donantes y nuestro índice de casos de VIH es de 42,8 por ciento, es decir, el índice más elevado del mundo. El país sigue entonces siendo pobre a pesar de que si se toma en cuenta el PNB, Swazilandia es un país de ingresos medios. Los ingresos de las exportaciones son enormes para una población de 1,2 millones de habitantes pero el 60 por ciento de nuestra economía está en manos del 10 por ciento de la población. La redistribución de esos ingresos es entonces muy limitada.

¿Participa el movimiento sindical de Swazilandia en la lucha contra el VIH?

Sí. Llevamos a cabo un programa o colaboramos con la LO-FTF (Dinamarca) para conseguir que se realicen negociaciones colectivas a fin de incluir cláusulas obligatorias tomadas de las directrices prácticas de la OIT sobre el VIH/SIDA. Esas cláusulas garantizarán que no haya discriminación ni estigmatización y que se proporcione ayuda para el tratamiento de los enfermos. El gobierno no toma en cuenta el problema con la misma seriedad que lo hacen los sindicatos. Nuestro sindicato tiene personas que brindan formación sobre el VIH en todas las empresas donde tenemos una presencia. Hemos ejercido presión sobre las empresas para que entreguen preservativos gratis, que distribuyan folletos con información... Lograr un cambio de comportamiento constituye un desafío cultural porque nuestra cultura promueve la poligamia. Se necesita entonces mucha comunicación con la gente para hacerle tomar conciencia de los riesgos implícitos en tal práctica ya que todavía no hay cura.

¿Qué esperan de la creación de la CSI?

La unión hace la fuerza. El hecho de que nos unamos nos dará mayor voz y, por lo tanto, mayor repercusión y mayor influencia para hacer frente a nuestros desafíos en el plano mundial y nacional. Swazilandia vivió durante mucho tiempo en estado de sitio. Nuestra supervivencia hasta ahora no solamente se debe a la eficacia interna del sindicato sino también a la solidaridad que nos hicieron llegar otros sindicatos internacionales, nacionales (como la AFL-CIO y la COSATU) y la OIT. En la CSI están ahora todas las voces de la ex CIOSL y de la ex CMT, como así también las voces de otros sindicatos que no estaban afiliados a ninguna de esas organizaciones. Habla en nombre de 168 millones de trabajadores y trabajadoras y eso es muy importante.

Entrevista realizada por Samuel Grumiau

(*) SFTU – Federación de Sindicatos de Swazilandia.

La CSI, fundada el 1 de noviembre de 2006, representa a 168 millones de trabajadores de 153 países y territorios y cuenta con 304 afiliadas nacionales.

Sitio web: www.ituc-csi.org.

Para mayor información, favor de ponerse en contacto con la Oficina de Prensa de la CSI a los teléfonos: +32 2 224 0204 ó +32 477 580 486.