El FMI y el Banco Mundial deben apoyar una recuperación enfocada en el empleo

En una declaración preparada por la CSI, las Federaciones Sindicales Internacionales y TUAC, para las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (Estambul, 6-7 de octubre), el movimiento sindical internacional insta a las instituciones financieras internacionales (IFI) a situar la creación de empleo en el eje de sus estrategias y programas por país, mientras la economía mundial lucha por salir de la peor crisis económica desde los años 30.

Bruselas, 5 de octubre de 2009: En una declaración preparada por la CSI, las Federaciones Sindicales Internacionales y TUAC, para las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (Estambul, 6-7 de octubre), el movimiento sindical internacional insta a las instituciones financieras internacionales (IFI) a situar la creación de empleo en el eje de sus estrategias y programas por país, mientras la economía mundial lucha por salir de la peor crisis económica desde los años 30.

Aunque las políticas de estímulo adoptadas por los países del G20 han conseguido crear o salvar hasta 11 millones de puestos de trabajo, según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la OIT calcula que el número mundial de desempleados en 2009 será de 61 millones más que en 2007, año anterior a la recesión. A pesar del último pronóstico de crecimiento por parte del FMI, que indica que la recesión podría haber tocado pie, tanto el FMI como todos los demás pronosticadores auguran que el índice de recuperación será, en el mejor de los casos, lento, y que el número de desempleados seguirá aumentando.

Guy Ryder, Secretario General de la CSI, declaró: “Las IFI no sólo deberían continuar apoyando el mantenimiento de las políticas de estímulo fiscal a lo largo de 2010 y hasta que se haya establecido una recuperación sostenible, sino que deberían esforzarse además por mejorar el contenido de empleo del crecimiento, y hacerlo cooperando en la implementación del Pacto Mundial para el Empleo.” Este pacto fue aprobado en la Conferencia Internacional de la OIT, en junio de 2009. Ryder también señaló que la Cumbre del G20 en Pittsburg, en septiembre, hizo hincapié en “la importancia de elaborar un marco orientado al empleo para el crecimiento económico futuro”.

Empleos verdes apoyados por los gobiernos, reducciones negociadas del tiempo de trabajo y programas de mejoras de capacidades son parte de los programas que las IFI deberían apoyar en aquellos países que necesitan asistencia financiera, a fin de reducir el número de desempleados y generar condiciones propicias para un mayor crecimiento económico sostenible a largo plazo. Teniendo en cuenta que más de la mitad de la mano de obra mundial no tiene ningún tipo de protección social, Ryder afirmó que “la expansión de la cobertura de la protección social también tiene que ser una prioridad a la hora de mitigar el impacto de la recesión”.

El nuevo Programa de respuesta social rápida, del Banco Mundial, podría ser una útil contribución a este esfuerzo, pero Ryder ha invitado al Banco a que ponga término a su inconsistente mensaje con relación a la expansión de la protección social. Señaló que la edición de 2010 de la publicación de mayor difusión del Banco, Doing Business, publicada en septiembre, tacha de anti-negocios a los países de bajos ingresos que han introducido recientemente programas de seguridad social, y elogia en cambio a otros que han disminuido su protección social.

La CSI reiteró su demanda respecto a que el FMI apoye programas de recuperación anticíclicos en todos los países, y que utilice su ampliada capacidad de crédito – que se ha triplicado tras las decisiones de la Cumbre del G20 de abril en Londres – proporcionando apoyo financiero a los países durante períodos más largos, como algunos países de Europa Central y Oriental (ECO) que se encuentran actualmente en medio de un pronunciado declive económico. La CSI señaló que mientras que el FMI ha permitido a algunos países prestatarios de ECO doblar o triplicar su déficit fiscal en 2009 a causa de la severidad de sus recesiones, los programas de préstamos están exigiendo que esos países se impliquen en una “consolidación fiscal”, es decir que reduzcan drásticamente sus déficits en 2010, aunque el FMI coincide en que, con toda probabilidad, no se habrá producido una recuperación sostenible para entonces.

En cuanto al nuevo mandato del FMI para supervisar la consistencia de las políticas de los países con respecto a un “reajuste” de la economía mundial (eliminación de enormes superávits y déficits comerciales), la CSI expresó su acuerdo con este objetivo, pero ha invitado al FMI a abordar las causas fundamentales de los desajustes globales, entre los cuales está la creciente desigualdad que se ha venido instalando en muchos países a lo largo de los últimos años.

Ryder declaró: “El FMI ha solicitado a países de Asia con grandes superávits comerciales que incrementen su base de demanda interna como parte de los esfuerzos de reajuste global. Ahora bien, eso no va a suceder si estos mismos países mantienen los salarios artificialmente bajos y proporcionan una protección social insuficiente al prohibir unos sindicatos libres que podrían negociar salarios más altos y mejores condiciones de trabajo, y hacer campaña para conseguir pensiones y protección médica adecuadas.” El FMI, junto con el Banco Mundial, el cual ya ha aprobado algunas medidas en apoyo a las normas fundamentales del trabajo de la OIT, debería instar a todos los países miembros a permitir la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva.

La CSI ha instado al FMI a exigir un rápido acuerdo sobre un marco internacional exhaustivo y robusto para la normativa financiera, observando que el opaco proceso en el que participa el Consejo de Estabilidad Financiera ha dado pocas señales de generar este tipo de marco, sobre todo a la luz del hecho de que los mayores responsables de la actual crisis financiera, incluidas instituciones financieras privadas y bancos centrales, hayan recibido el papel principal para el diseño de este marco. El proceso tiene que estar abierto a los sindicatos, que se pasaron años avisando de los peligros de una crisis financiera, y cuyos miembros han sufrido lo peor de los efectos de la misma.

La introducción de un impuesto sobre las transacciones financieras, que varios Jefes de Estado en la Cumbre del G20 apoyaron o respecto al cual se interesaron, tiene que encontrase entre las medidas que reciban una consideración más seria por parte del FMI de la recibida hasta ahora. La CSI ha hecho también un llamamiento a las IFI y a los países donantes para que suban de grado los préstamos y la ayuda concesionaria para los países de bajos ingresos, muchos de los cuales se enfrentan al aumento de la pobreza extrema debido a la persistencia de los altos precios de los alimentos así como al impacto de la crisis financiera y económica mundial.


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Foto: John Connel