El apoyo de la administración estadounidense a la exención de los ADPIC para las vacunas contra la COVID-19 es un gran paso adelante

El anuncio de la administración Biden de que apoyará la exención de las normas del acuerdo sobre los ADPIC de la OMC (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio) para las vacunas contra la COVID-19 es un paso importante para controlar la pandemia.

La exención, propuesta por India y Sudáfrica, cuenta con el apoyo de muchos otros Gobiernos, pero la Unión Europea, el Reino Unido y Australia en particular aún no han llegado a un acuerdo.

Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, comentó a este respecto: “Es de esperar que el apoyo estadounidense ponga fin al estancamiento de esta cuestión vital. Todos los Gobiernos deben hacer frente a la codicia de las empresas farmacéuticas que anteponen sus beneficios a las personas. La reunión del Consejo de los ADPIC de la OMC los días 8 y 9 de junio debe ser el momento de resolver este asunto y, entre tanto, deberían ponerse en marcha los preparativos para aplicar la exención”.

Las normas del Acuerdo sobre los ADPIC significan que solo las empresas propietarias de patentes sobre las tecnologías de las vacunas más recientes, como las ARNm, pueden fabricarlas, lo que limita la velocidad con la que pueden suministrarse vacunas como las ARNm.

Los países más ricos han comprado estas reservas limitadas, dejando un reducido número para los países más pobres a través del mecanismo COVAX de la OMS. Como resultado, los países ricos están vacunando a una persona por minuto, incluso a los grupos que no presentan mayor riesgo de muerte o enfermedad grave, mientras que la mayoría de los países pobres aún no han vacunado a nadie.

Un riesgo para todos

Esta situación nos pone en peligro a todos. Cuanto más tiempo se tarde en vacunar a la población mundial, mayor será el número de casos de COVID-19, y cada caso es una oportunidad para que el virus evolucione. Si evoluciona en una variante contra la cual la vacuna no funcione, incluso las personas vacunadas volverán a estar en riesgo. Sin embargo, si un mayor número de países pudieran fabricar las vacunas, la vacunación sería más rápida y ese riesgo disminuiría.

Sharan Burrow añadió: “Existe el potencial para aumentar masivamente la producción de vacunas, y varios países en desarrollo ya están produciendo o preparándose para producir vacunas basadas en la tecnología establecida de vectores virales, disponible de forma más abierta

“Debe hacerse lo mismo con la nueva tecnología de ARNm, así como otros enfoques. La eliminación de los obstáculos a los ADPIC y el apoyo a la capacidad de producción para garantizar la transferencia de conocimientos y competencias abrirían la posibilidad de un esfuerzo mundial importante dirigido a aumentar la capacidad de fabricación de vacunas, así como para superar la escasez de insumos químicos para la fabricación y otras cuestiones relativas a la cadena de suministro.

“También es necesario suprimir las limitaciones en materia de propiedad intelectual para permitir el acceso universal a las pruebas COVID-19, incluidas las pruebas rápidas de antígenos, tratamientos y otras herramientas de salud pública. Las vacunas son cruciales, pero deben respaldarse con estas herramientas para controlar la pandemia. La cooperación internacional para garantizar que las políticas del sector aborden estos desafíos es de vital importancia.

“El esfuerzo mundial debe tener dos objetivos: en primer lugar, ampliar la producción y distribución de vacunas para afrontar los desafíos inmediatos de la pandemia; y en segundo lugar, desarrollar la resiliencia de las vacunas para hacer frente a las variantes de la COVID que suscitan inquietudes y, de hecho, nuevas pandemias en el futuro. Es preciso estudiar todas las opciones, incluyendo el potencial de los centros de producción regionales”.

Redes sindicales

La CSI también está preocupada por la politización nacionalista de la pandemia, incluyendo a las vacunas, y pide a todos los Gobiernos que trabajen juntos para controlar la pandemia. Asimismo, cuando las vacunas ya están disponibles, la renuencia de algunas personas a vacunarse, a menudo debido a la desinformación en las redes sociales, es un problema real.

Los sindicatos de muchos países están desplegando sus redes de delegados sindicales en el lugar de trabajo para garantizar que los trabajadores, y la comunidad en general, dispongan de la información necesaria para tomar una decisión informada para vacunarse.

“La ciencia por sí sola no puede conseguir que el mundo supere esta pandemia. Los entornos sociales y económicos también son fundamentales para garantizar que pueda obtenerse el máximo beneficio de los descubrimientos científicos. Se necesitan inversiones en la sanidad, en la economía de los cuidados y en la protección social, así como otros elementos del nuevo contrato social para proteger a las personas y suprimir la transmisión del virus”, concluyó Sharan Burrow.