Bruselas, 28 de abril de 2009: A pesar de los numerosos incidentes e incertidumbres, la Conferencia de evaluación de los progresos realizados tras la Conferencia Mundial contra el Racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia que se celebró en Durban, Sudáfrica, en 2001, ha tenido efectivamente lugar y ha llevado a cabo su programa tal como estaba previsto.

El movimiento sindical internacional consiguió movilizar convenientemente sus organizaciones sindicales nacionales y sectoriales. La CSI era consciente de que tenía que estar presente en la Conferencia a fin de reafirmar su compromiso y su determinación para con la eliminación de todas las formas de discriminación y a fin de brindar su solidaridad a todas las víctimas de esta plaga, que no son ni mucho menos entidades abstractas sino seres humanos, trabajadores y trabajadoras, hombres y mujeres cuyos derechos son violados.

Frente a la constante amenaza de un posible fracaso, y dado el contexto actual, el sindicalismo internacional considera un punto positivo el hecho de que la Conferencia se haya celebrado y sobre todo que un texto haya sido aprobado. El movimiento sindical internacional apoya el texto pero ha indicado, no obstante, que lamenta que determinados grupos vulnerables al racismo, a la xenofobia y a la discriminación hayan sido apartados de las preocupaciones reflejadas en el texto. Tal es el caso de grupos discriminados por su pertenencia a una casta determinada, su orientación sexual o incluso su sexo.

También lamentamos que el trabajo decente y sus Objetivos de Desarrollo del Milenio no se hayan percibido como los eslabones que permitirían liberarse de las trabas del racismo y de la xenofobia.
Los sindicalistas presentes se comprometieron a seguir vigilando a los gobiernos que no hayan firmado ni ratificado ni aplicado mecanismos internacionales como las normas internacionales del trabajo de la OIT, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, los derechos de las personas minusválidas o los derechos de los trabajadores migrantes.

Así mismo, el Documento final de la DDPA (Declaración de Durban y el Programa de Acción) y de la Conferencia de Examen de Durban permitirá a las organizaciones sindicales presionar a sus gobiernos para conseguir garantizar a todas las personas un trabajo decente, buenas condiciones de trabajo y un salario digno, y poner fin a la discriminación en el mundo laboral, el verdadero germen de la discriminación racial. Los textos serán las herramientas que permitan impeler a los gobiernos a asumir sus responsabilidades en la lucha contra la peor de las ideologías y su erradicación, la misma que, erróneamente, pretende que no somos todos iguales. Los sindicalistas se han comprometido a seguir luchando por una sociedad que refleje lo mejor de nuestra humanidad y sobre todo a luchar contra la instrumentalización política de los derechos humanos.

Foto: Han Soete

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