Por la Secretaría de Medio Ambiente y Movilidad de la Confederación Sindical de CCOO
Muchos fueron los síntomas de esta inquietante situación: una falta de ambición, una planificación y toma de decisiones lenta, y una clara subordinación al capital que se tradujo en un manifiesto abandono del interés público para ceder poder a entidades económicas, financieras y multinacionales que anteponen sus intereses a los de la sociedad y a la preservación del planeta.
Esta COP25 será recordada como la COP del artículo 6. Ese fue el elemento estrella. Este artículo, que es eminentemente económico, está redactado en el Acuerdo de París, en los titulares que tratan de los mercados de carbono y que se tienen que rellenar con contenidos concretos para que entren en vigor en 2020 para substituir a lo recogido en el protocolo de Kioto
No se consiguió llegar a un acuerdo sobre el artículo 6 el año pasado en la COP24, así que se decidió continuar la negociación en la COP25. Pero la negociación se torció. Algunos países, como Brasil, intentaron introducir mecanismos de mercado que permitieran llevar una doble contabilidad. La Unión Europea se opuso a esa propuesta al ir contra las reglas que rigen el mercado y que tanto tiempo y esfuerzo han costado establecer.
Durante la negociación del artículo 6, algunas partes tuvieron “secuestrados” temas tan vitales como la justicia social, la brecha de género, el respeto a los derechos humanos y la transición justa, utilizándolos como moneda de cambio para forzar las negociaciones.
La Confederación Sindical de CCOO, como parte integrante del movimiento sindical internacional que agrupó a más de 100 delegadas y delegados de 22 países bajo las siglas de la Confederación Sindical Internacional (CSI), traía a la COP25 tres elementos fundamentales de reivindicación socio-laboral:
- Una transición justa para la ambición climática que no deje a nadie en el camino.
- Sumarse a la nueva iniciativa “Acción Climática para el Empleo”.
- Compromiso de financiar un desarrollo bajo en carbono con apoyo explícito a los más vulnerables.
Con estos mensajes los sindicatos llamaron a secundar manifestaciones y acciones dentro y fuera de la Cumbre. Organizaron y participaron en multitud de actos tanto de alto nivel como con otras organizaciones de la sociedad para reclamar fondos suficientes para los países en vías de desarrollo porque son los que menos contribuyen al calentamiento global pero más sufren de sus consecuencias, una reducción urgente de las emisiones para evitar los riesgos a los que se enfrenta la humanidad si la temperatura media global supera el 1,5ºC. Aunque esta cifra es probable que ya se nos haya escapado.
Conectar lo global con lo local
Y llegados a este punto, y trasladando lo global a lo local, es tiempo de actuar con urgencia en nuestros respectivos países.
Hay que establecer marcos estables de diálogo social que analicen, planifiquen, decidan y lleven a cabo las medidas necesarias para descarbonizar nuestras economías y formar a la gente trabajadora para que tenga la capacitación necesaria requerida en empleos de nueva creación. Hay que asegurar que nadie se quede atrás y que quienes no puedan, por cualquier motivo, seguir esa capacitación obtengan un acompañamiento desde los poderes públicos.
También es fundamental avanzar en medidas de ahorro y eficiencia energética. Impulsar la economía circular e incentivar cambios para hacer nuestra industria sostenible y competitiva. Hemos de exigir responsabilidad y esfuerzos para reformar el mercado agrario con el fin de potenciar la agricultura ecológica y el consumo cercano. Hay que abordar con mayor énfasis la movilidad sostenible con el transporte público como elemento fundamental.
Son numerosas posibilidades y enormes retos. Y es por todo ello por lo que reclamamos al conjunto de la comunidad internacional y a nuestros poderes públicos menos declaraciones y más acciones desde ya y en la próxima COP26, que tendrá lugar en Glasgow del 9 al 20 de noviembre 2020.
¡El tiempo se agota, pongámonos a ello!
Foto: COP 25 - CCOO