Bangladesh y su legislación laboral

1. ¿Cómo definiría actualmente la legislación laboral en Bangladesh?

El Gobierno no ha garantizado el cumplimiento de las leyes que existen. Esto no se debe únicamente a su falta de capacidad, sino que también refleja unos profundos prejuicios antisindicales, en parte debido a la enorme influencia que ejerce la industria del vestido (y otras) sobre el Gobierno. La legislación laboral se enmendó en 2006, pero todavía cuenta con varias deficiencias graves, como la exclusión sistemática de numerosos grupos de trabajadores, los elevados mínimos requeridos para formar un sindicato, así como las restricciones al derecho a elegir a sus propios líderes, a la negociación colectiva y al derecho de huelga.

El informe anual de la OIT sobre Bangladesh ocupa varias páginas y detalla numerosas deficiencias en la legislación y en la práctica. Las decenas de miles de trabajadores y trabajadoras empleados en zonas francas de exportación no tienen derecho a formar un sindicato (solo asociaciones) y tienen prohibido por ley hablar con los sindicatos fuera de las zonas. A los trabajadores les despiden por participar en actividades sindicales con casi total impunidad.

2. En su opinión, ¿cuáles son los cambios más urgentes que necesita la legislación laboral?

Los sindicatos en Bangladesh han identificado varias prioridades, entre las que se incluyen unas medidas que ya no requieran que el Gobierno entregue una lista con los nombres de los fundadores del sindicato al empleador (quien acto seguido despide a todos con total impunidad), la capacidad de elegir a representantes fuera de la empresa (que tengan experiencia en las negociaciones) y la disminución del mínimo requerido para formar un sindicato (actualmente del 30%), el cual es bastante alto. Además, la ley excluye a muchos trabajadores. Los sindicatos quieren que la ley se aplique a todos los trabajadores. Asimismo, han señalado algunas otras prioridades relacionadas con las huelgas, bajas, prestaciones, etc.

3. ¿Puede la ley evitar que ocurran accidentes como el de hace varias semanas?

Cualquiera que haya trabajado en Bangladesh sabe que las fábricas de ropa son lugares sumamente peligrosos para trabajar, pues muchas están equipadas con cableado barato que puede provocar incendios o están construidas sobre cimientos poco sólidos, lo cual provoca derrumbes. Las empresas tienen la obligación de mantener el lugar de trabajo seguro, pero no lo han hecho. Como las inspecciones son casi inexistentes, las empresas han podido funcionar sin hacer nada al respecto. En el pasado, después de algún incendio, la industria hacía promesas pero no cumplía ninguna. Sin embargo, tras el incendio de la fábrica de Tazreen en 2012, que suscitó la indignación en todo el mundo, se desarrolló un plan nacional sobre seguridad contra incendios. Todavía es demasiado pronto como para juzgar si este plan tendrá un impacto significativo.

Lo que hubiera servido de ayuda habrían sido unos sindicatos fuertes para exigir que los trabajadores no trabajaran en trampas mortales y que pudieran escapar del peligro cuando éste fuera obvio. Las recientes víctimas mortales en el sector del vestido son el resultado directo de la negativa del Gobierno a registrar a los sindicatos y de la industria a reconocerlos y negociar con ellos. Por tanto, sí. Las nuevas leyes sobre seguridad pueden ayudar si se respetan. Igual de importante es el cumplimiento de las leyes que permiten la formación y el funcionamiento de los sindicatos.

4. ¿Ha ratificado Bangladesh los convenios fundamentales de la OIT?

Sí. Bangladesh ha ratificado 7 de los 8 convenios fundamentales, incluidos el convenio 87 sobre la libertad sindical y el convenio 98 sobre la negociación colectiva. El problema no es la ratificación de los convenios, sino la incorporación de dichos convenios a la legislación nacional y luego hacer que dichas leyes se respeten eficazmente.

5. ¿Qué nuevas aportaciones trae consigo el nuevo acuerdo sobre seguridad contra incendios?

Las federaciones sindicales internacionales IndustriALL y UNI han hecho historia al alcanzar un acuerdo integral sobre seguridad y construcción contra incendios con más de 30 empresas de ropa, en su mayoría europeas. Dicho acuerdo exige inspecciones realizadas por expertos competentes e independientes, requiere que las empresas reparen las infracciones cuando se detecten y pone en marcha un proceso de quejas para los trabajadores. La gestión del acuerdo correrá a cargo de un comité directivo que incluirá a representantes sindicales. El acuerdo también adopta un lenguaje importante sobre el asunto de la transparencia, haciendo públicas las listas de las fábricas y los informes de las inspecciones.

6. ¿Qué responsabilidad tienen las empresas de ropa?

Algunos de los problemas que vemos en Bangladesh son el resultado directo de las prácticas de abastecimiento de las marcas de ropa, que requieren que los pedidos se cumplan rápidamente y al menor precio posible. Los estrechos márgenes ejercen una enorme presión sobre las empresas fabricantes en Bangladesh para que reduzcan costos, lo cual tiene como resultado unos salarios sumamente bajos que a veces ni se pagan y un absoluto abandono de los asuntos de la salud y la seguridad. La rápida producción tiene como resultado excesivas jornadas laborales y las horas extras no suelen pagarse. La situación es aún peor en el ámbito de las subcontratas. Sin duda, las marcas de ropa saben todo esto, pero hasta ahora no han cambiado sus prácticas ni han tomado medidas serias para abordar los temas de seguridad. La industria textil debe reconsiderar su modelo.

7. Hace tiempo que las auditorías de responsabilidad social corporativa se consideran una solución para los temas de los derechos del trabajador en Bangladesh y otros lugares. ¿Ahora qué?

Los recientes desastres en Bangladesh y Pakistán (y otros países) han desacreditado a estos programas. De hecho, la BSIC había certificado hacía poco algunas de las fábricas del complejo Rana, pero después alegaron que en sus inspecciones no habían comprobado la seguridad de la construcción. Dichas inspecciones siempre tenían demasiados defectos metodológicos como para encontrar las infracciones que no fueran obvias. Y en algunos casos, ni siquiera las más obvias. Además, las empresas rara vez tomaban decisiones de abastecimiento basándose en dichos informes. Como resultado, los únicos que se beneficiaban de las auditorías sociales eran los auditores, que ganaban millones al presentar informes defectuosos que las empresas solían ignorar. La industria de las auditorías debería replantearse su modelo.