Adaptar la acción sindical a los retos climáticos para garantizar un trabajo decente

Por el Departamento Internacional de la CGSLB (Bélgica)

En vísperas de la Cumbre sobre el Clima de París (COP21), la CGSLB y sus socios de Sudáfrica, Burkina Faso, la RDC, Senegal, Burundi y Mauritania, se reunieron en Bruselas para reflexionar sobre los desafíos climáticos en el marco de su cooperación sindical. Las consecuencias futuras nos obligan a crear hoy las condiciones para un sindicalismo sostenible que responda a las transformaciones mundiales de las relaciones y las condiciones de trabajo.

Tres preguntas guiaron nuestro trabajo de intercambio y de cuestionamiento común: por qué debemos preocuparnos por el medio ambiente, cuál ha sido hasta ahora nuestra apropiación y cómo se adapta nuestra acción sindical.

En primer lugar, ha habido una constatación que ha generado una toma de conciencia y demandas sindicales. Es lo que Benjamin Denis, asesor de la Confederación Europea de Sindicatos, presentó como: ciencia, solidaridad y sabiduría.

Ciencia porque los cambios climáticos son patentes. Acentúan el riesgo de conflictos económicos, sociales y migratorios. Son factores de desestabilización de sociedades.

Solidaridad porque los que se encuentran en la situación más precaria pagan un precio más elevado en el Norte y en el Sur. Los modos de vida más industrializados consumen más y ya han contraído una deuda para la última generación nacida en la Tierra.

Sabiduría porque la inacción nos costará el 20% del PIB, en comparación con el coste de la acción, que solamente representa el 1,5 % del PIB. Por este motivo, el movimiento sindical internacional pide un acuerdo internacional vinculante.

Es necesario que organicemos una transición justa para los que se encuentran en las condiciones más precarias basada en un trato diferenciado, que genere trabajo decente para todos y respete los derechos humanos y sindicales. Pero, ¿cómo ponemos en marcha esta transición justa?

La CGSLB propone acciones concretas para evitar el green washing (lavado verde) y apropiarse de los retos. Articula los desafíos medioambientales en torno a sus valores liberales y sociales: la responsabilidad y la solidaridad.

Tres resoluciones aprobadas por el Congreso de la CGSLB-ACLVB en 2008 definen las líneas directrices para las acciones sindicales: optar por una economía de mercado corregida por medidas sociales y medioambientales, tener en cuenta los imperativos medioambientales en las empresas y contribuir por medio del diálogo social a que las empresas cumplan objetivos sociales más significativos y sostenibles.

COSATU y SACCAWU de Sudáfrica, la CSB de Burkina Faso, la UNTC de la República Democrática del Congo, la CNTS de Senegal, la FNTT-SI de Burundi o la CGTM de Mauritania tienen también experiencias en cuanto a la apropiación de estos desafíos climáticos.

Se constatan efectos muy locales y muy reales: estaciones inciertas, reducción de las superficies agrarias, contaminación del plástico, etc. Actualmente sus acciones se centran en la sensibilización, la información y la responsabilización en las formaciones sindicales de los delegados y delegadas. Coordinan acciones entre los sectores. La CNTS de Senegal también cuenta con resoluciones desde su Congreso de 2006. Se han lanzado proyectos en la pesca, la reforestación, la agricultura urbana o la recuperación y el funcionamiento de proyectos en circuitos cortos.

En resumen, nuestras reflexiones comunes nos hacen compartir este compromiso sindical que transforma los retos climáticos en una oportunidad y una adaptación. Adaptamos la acción sindical a los retos climáticos para garantizar un trabajo decente y no esconderse detrás de los falsos problemas técnicos de estos retos.

De esta manera podemos situar en el mismo nivel el empleo y el medio ambiente. Al intercambiar nuestras perspectivas políticas, sobre el terreno o intersindicales podemos llevar a cabo un esfuerzo común y aunar nuestras fuerzas a favor de un sindicalismo internacional sostenible.

Estos intercambios concluyeron con la firma de una carta que nos compromete a una cooperación sostenible en la que los retos climáticos ocuparán un lugar cada vez más prominente en representación de nuestras responsabilidades y nuestra solidaridad.