El informe concluye que las limitaciones discriminatorias a los derechos de sindicalización de los trabajadores extranjeros han privado al 80% de la mano de obra del derecho a sindicalizarse. Los trabajadores/as del hogar – prácticamente todos ellos extranjeros – están en cualquier caso excluidos del ámbito de la aplicación de la legislación.
El poder de negociación sindical está además condicionado por unas restricciones significativas al derecho de huelga. La ley discrimina asimismo a las mujeres, que están excluidas de determinadas ocupaciones. Los bidun (apátridas) son también víctimas del sistema discriminatorio impuesto por la ley; no tienen derecho a recibir los documentos que les permitirían tener un empleo permanente. En la práctica suelen estar confinados al desempeño de actividades de la economía informal.
Kuwait utiliza un sistema de padrinazgo para la entrada y el empleo de mano de obra migrante que discrimina a los migrantes y les hace depender de sus empleadores. El sistema de padrinazgo no cumple con las normas internacionales en materia de migración y ha dado lugar a que muchos trabajadores migrantes se hayan visto coaccionados para convertirse en trabajadores forzosos, entre ellos muchas empleadas del servicio doméstico. El Gobierno no impide ni sanciona el trabajo forzoso, y tampoco identifica ni protege a las víctimas de los abusos y el trabajo forzoso.