Numerosas empresas y fábricas han cerrado, y decenas de miles de trabajadores se han quedado en la calle. “En este país, el más pobre del mundo árabe, la población se ve confrontada a una dificultades cada vez mayores para responder a sus necesidades vitales. Es realmente urgente que se le proporcione la ayuda indispensable que necesita”, ha expresado Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.

Más de cinco meses después de iniciarse el movimiento de protesta contra el Presidente Saleh, que lleva 33 años en el poder, la situación humanitaria se ha deteriorado gravemente. Antes del comienzo de la contestación en enero de 2011, Yemen ya sufría de una pobreza endémica – el 40% de la población vivía con menos de 2 USD diarios. La pobreza, la corrupción y la falta patente de empleo conforman, entre otros, el núcleo de las razones que han obligado a numerosos yemeníes a manifestar su descontento y sus esperanzas de cambio desde el inicio de la oleada de protestas que barre el mundo árabe.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha expresado hace poco serias preocupaciones en cuanto a la degradación económica y humanitaria, así como sus inquietudes con relación al deterioro de la situación de seguridad en el país. El Consejo de Seguridad ha insistido en que las partes del conflicto cesen de apuntar a las infraestructuras básicas. El FMI, por su parte, ha predicho una tasa de inflación que podría alcanzar el 30% este año.

Haciéndose eco de las graves preocupaciones expresadas por la GFYWTU, la central sindical afiliada a la CSI, el movimiento sindical internacional ha declarado que “es urgente que una transición política pacífica y democrática consiga aportar por fin respuestas a las demandas expresadas por la población”. “En paralelo a los esfuerzos para salir del bloqueo político actual que ha provocado ya demasiadas víctimas y mucho sufrimiento, las instituciones internacionales competentes deben actuar con carácter de urgencia para socorrer a la población civil”, añadió Sharan Burrow.