El 25 de julio, el Día de la República Tunecina, decenas de miles de jóvenes se reunieron en las plazas públicas para exigir al gobierno que tome medidas relacionadas con la sanidad, los puestos de trabajo, el deterioro de las condiciones de vida y la creciente pobreza. La culpa de todo esto se le atribuyó en especial a la principal fuerza política en el gobierno, el partido conservador islamista Ennahda.

Al final de la jornada, el presidente Kais Saied disolvió el gobierno, suspendió la actividad parlamentaria y asumió plenos poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) durante un período renovable de un mes.

La UGTT, la afiliada tunecina de la CSI, ha participado activamente en el debate nacional sobre las soluciones constitucionales necesarias para restaurar la estabilidad institucional y trazar un camino para salir de la crisis política y económica que constituye el núcleo del descontento de los tunecinos. La UGTT ha convocado a peritos judiciales para que proyecten propuestas que inicien debates públicos y desarrollen una “hoja de ruta” con el objetivo de hacer frente a las múltiples crisis, entre las que se incluye erradicar la creciente corrupción.

“Un gran desafío”

Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, declaró: “Apoyamos plenamente a la UGTT en sus esfuerzos por encontrar una forma acordada de avanzar, que debe ser no violenta y plenamente respetuosa con la constitución y el Estado de derecho con independencia judicial”.

“La CSI también apoya el respaldo de la UGTT al derecho a la protesta pacífica y su rechazo a las políticas sociales y económicas regresivas. La transición democrática en Túnez se enfrenta a un gran desafío y es a través del diálogo – en especial el diálogo social con la inclusión de los actores sociales y otras organizaciones legítimas de la sociedad civil – que dicho desafío se podrá superar”.

“Asimismo, hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que respalde una solución política negociada, así como las inversiones tan necesarias para desarrollar los servicios