Cadenas de suministro

El aumento del poder empresarial y el declive de los derechos de los trabajadores, los salarios y el trabajo seguro guardan una correlación directa. Los Gobiernos están sometidos a las empresas, que dictan la política y las regulaciones sobre prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas.

El trabajo no es una mercancía. Este principio es la esencia misma de la Constitución de la OIT, sin embargo, la red global de las cadenas de suministro opera con una óptica mercantilista. El poder, los beneficios y la explotación de la mano de obra y de los recursos naturales por parte de las empresas se basan cada vez más en este modelo de comercio empobrecedor – las cadenas globales de suministro, un comercio mundial que mantiene a millones de trabajadores/as en la pobreza y con un trabajo precario.

Más del 60 por ciento del comercio mundial depende de contratos en cadenas de suministro de distintas partes del mundo.

En la economía real los trabajadores y trabajadoras son explotados a través de cadenas de suministro basadas en un modelo que se apoya en la denegación de los derechos humanos y laborales, salarios de miseria y trabajo precario o inseguro. Un modelo que explota sin piedad el trabajo de mujeres y migrantes.

Bajo el eslogan ‘Alto a la Codicia Corporativa’, los sindicatos se organizarán para reclamar salarios mínimos vitales y negociación colectiva, relaciones de empleo más seguras y protegidas, formalizar el trabajo informal en las cadenas de suministro, purgar dichas cadenas de la esclavitud, y una protección social universal.