Poder empresarial

El poder predador de las corporaciones mundiales y su repercusión en el mercado de trabajo se ha sumado a un número cada vez mayor de trabajadores/as obligados a aceptar trabajo informal. Ahora los negocios de plataformas incrementan aún más ese número, con un modelo empresarial que tiene poca o ninguna vinculación con la legislación nacional, los sistemas impositivos o la responsabilidad del empleo. Los Gobiernos están incluso emprendiendo una guerra de pujas, con el dinero de los contribuyentes, para conseguir que los gigantes corporativos se establezcan físicamente en sus países o ciudades. Y conforme se incrementa el poder monopólico de las empresas, aumenta también la oposición a la libertad sindical y la negociación colectiva.

El poder corporativo y financiero sólo puede controlarse mediante un enfoque regulatorio determinado a nivel nacional e internacional. Para ello, la CSI impulsa la conclusión de un Tratado de la ONU sobre empresas y derechos humanos; la imposición nacional de diligencia debida y acceso a recursos; y un Convenio de la OIT sobre las cadenas de suministro.