Primer plano de Alexander Dimitrevich (Ukrainian Marine Trade Union Federation)

¿Quién habla del costo humano de la piratería marítima?

Nacido en una familia de marinos de Odessa, Alexander Dimitrevitch fue sobrecargo jefe de barcos cruceros. Actualmente Consejero especial para Relaciones Exteriores y Cuestiones Sociales del Presidente de la Ukrainian Marine Trade Union Federation, es además experto en piratería marítima y miembro del Programa Internacional de Respuesta Humanitaria a la Piratería Marítima.

En un escenario de sofisticación cada vez mayor de los ataques piratas, y de laberinto jurídico, él espera que el nuevo Programa Internacional de Respuesta Humanitaria pueda ayudar a luchar contra este fenómeno que implica un coste financiero, pero también humano, enorme.

Parece que el mundo está por fin despertando al flagelo que representa la piratería en alta mar. ¿Puede decirnos por qué plantea un problema tan grande?

Pues bien, empecemos por el principio. A mi no deja de sorprenderme lo poco que el público en general sabe acerca de la importancia que la navegación, y por supuesto los marinos, representa para la economía mundial.
Alrededor del 80 ó 90 % de todas las cosas que utilizamos y compramos son transportadas por mar. El ordenador que estás utilizando, la camiseta que llevas, el café que te tomas – prácticamente todo ha sido transportado por mar.

De modo que todo lo que afecta a la navegación y a la vida y trabajo de los marinos tiene muy profundas repercusiones en todos nosotros. Nadie conoce la cifra exacta, pero la piratería en el mundo – no sólo frente a las costas de Somalia, sino también en muchos otros lugares – está costándole a la economía mundial en torno a 10.000 millones USD al año. Esto es sólo en términos puramente monetarios: tarifas de transporte más altas, incrementos en las primas de seguro, el costo de la seguridad, el despliegue de fuerzas navales, buques que tienen que ser redirigidos, etc., etc.

Y eso sin hablar del pánico y trauma que sufren los miles de marinos trabajadores que han sido asesinados, capturados o retenidos como rehenes por los piratas.

Hay muchos focos de piratería, pero sin duda el más conocido es el Cuerno de África, frente a las costas de Somalia, un país destrozado por la guerra. ¿Cómo puede un grupo relativamente pequeño de hombres procedentes de uno de los denominados “Estados fracasados” extorsionar por lo visto al mundo entero?

La forma de abordar la piratería es un tema sumamente complicado. Cada nación parece tener sus propias ideas sobre la mejor manera de abordar el problema. Por ejemplo, la “zona de riesgo” frente a Somalia es un área enorme, el doble del tamaño de Europa.

Podemos tener una situación en la que un barco es propiedad de un ucraniano, pero está registrado en Malta. La tripulación está formada por indios y filipinos. El buque lo cargaron en China y está destinado al mercado de EE.UU. El ataque se produce en aguas internacionales. ¿Quién tiene jurisdicción, quién tiene derecho legítimo? Es un laberinto legal. Y hasta el momento nadie ha encontrado una respuesta que obtenga una aprobación universal.

Los piratas se aprovechan de estas diferencias. Sus tácticas han evolucionado y son cada vez más sofisticadas. Están extraordinariamente bien armados y ahora utilizan buques nodriza en alta mar desde donde lanzan sus ataques.

¡Esta gente no es la típica banda de marinos medio borrachos que se ven en los dibujos animados! Como combatientes y estrategas son tan buenos como los mejores comandos de la marina.

¿Cuál es la lógica sobre la que se basa el Programa Internacional de Respuesta Humanitaria a la Piratería Marítima?

El programa fue puesto en marcha por el Consorcio de Marinos de la ITF (Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte) y dio comienzo en diciembre de 2010. La premisa fundamental es identificar e implementar Buenas Prácticas en respuesta a la piratería.

Sabemos que la piratería existe, pero no hay una respuesta unificada al respecto. Y esto está agravando el problema. Por ejemplo, ¿cómo tratan las empresas a las familias de los marinos que se han visto afectados por la piratería? ¿En qué momento debería un marino que ha sido liberado de un cautiverio a manos de piratas ser repatriado? ¿En qué medida el mero miedo a la piratería afecta las vidas laborales de los marinos? Todas estas preguntas necesitan ser respondidas.

Para mí, la respuesta a la piratería abarca tres áreas básicas: la respuesta humanitaria, los aspectos legales y la protección física de los buques. Son cuestiones relacionadas pero muy distintas.

Muchas de las marinas del mundo han aumentado su despliegue de buques de guerra que patrullan por aguas infestadas de piratas. ¿Usted cree que es buena idea armar también a los buques mercantes de manera que también puedan protegerse?

Hay muchos debates en torno a esta cuestión. ¿Deberíamos armar a los marinos con ametralladoras, cable eléctrico y cañones de agua?

El caso es que esto no es una película de acción. ¿Por qué los marinos civiles que trabajan a bordo de un buque mercante deberían estar armados y por qué se supone que tienen que disparar contra un pirata? Incluso los soldados profesionales y los agentes de las fuerzas de seguridad sufren estrés postraumático cuando le han pegado un tiro a alguien. ¿Qué le pasará a un marino?

¿Qué motivación puede tener un marino? Puede que le estén pagando mal. Puede que nunca haya conocido al dueño del buque. ¿Es su deber proteger el barco? Quizás sea un oficial, un buen marinero, un cocinero. La gente que nunca ha estado a bordo de un barco quizás aconseje disparar. Pero es mucho más fácil dar el consejo que seguirlo.

Por último, un tiroteo podría hacer que la situación empeorara mucho. Los piratas podrían empezar a matar a más marinos. No estamos seguros de quién ganaría en un enfrentamiento con armas de fuego. Los piratas no sólo están armados con rifles de asalto AK-47 sino que además tienen armas pesadas. Se trata de combatientes muy bien preparados.
Utilizan seis barcos: dos en la proa, dos en la popa y dos en los laterales. ¿Quién toma la decisión de disparar contra ellos? ¿El capitán del barco o el mando militar, si es que hay agentes armados a bordo? ¿Empezar un enfrentamiento con armas de fuego protege realmente a la tripulación?

Entonces, en su opinión, ¿cuál es la mejor manera de proteger a los marinos, salvar vidas e impedir los secuestros para conseguir un rescate?

Hasta ahora se pensaba que la mejor manera de proteger un buque era tener agentes armados a bordo, pero yo no lo tengo tan claro. Para mí, el método más eficaz es tener un “citadel”, un compartimento seguro en el buque donde la tripulación pueda refugiarse en caso de ser atacada. No es la única, pero parece ser la mejor solución para evitar los conflictos entre marinos civiles y grupos armados. Esencialmente, esto proporcionaría a la tripulación tiempo suficiente para que la marina viniera a rescatarle.

¿Qué piensa sobre el pago de rescates?

Es una pregunta muy difícil. Los empleadores tienen determinadas responsabilidades para con sus tripulaciones. Esta es una pregunta para los propietarios y operadores que envían marinos a estas zonas.

Pero cada vez que se paga un rescate se está sencillamente apoyando un negocio criminal. Esto no es una protesta política, es un negocio. Consiguen rehenes, reciben dinero y liberan a los rehenes. Es un negocio.

Mucha gente dice que se les debería tratar como terroristas. Pero ¿causan daños al mismo nivel? Quizás lo hagan económicamente, pero no matan a tantas personas.

A diferencia de muchos países europeos, los Gobiernos de China, Corea del Sur y la India parecen haber adoptado una actitud dura en su respuesta a la piratería. ¿Es este el camino a seguir?

Si declaramos una guerra abierta a la piratería, lo que me preocupa seriamente es si los piratas ejecutarían automáticamente a los marinos. Ya se han dado casos en los que se acordaron unos rescates para las tripulaciones, pero los piratas se negaron a liberar a los ciudadanos indios que había entre ellas como represalia contra el Gobierno indio.

Una guerra sin cuartel ahogaría la economía mundial. Evidentemente la solución definitiva sería traer paz y estabilidad a Somalia. Pero ni siquiera la intervención militar funcionaría necesariamente. Basta con ver lo que sucede en Afganistán y en Iraq. ¡La persona que logre resolver la situación somalí se llevará el Premio Nóbel de la Paz!

Usted ha entrevistado a una serie de marinos ucranianos que fueron víctimas de la piratería. ¿Qué le contaron?

Hay unos 75.000 marinos ucranianos que trabajan por todo el mundo – el tercer mayor contingente después de Filipinas y la India. De modo que en la denominada Guerra de los Piratas, los marinos ucranianos están directamente en primera línea.

De los casos de rescates más graves, he oído hablar de uno en el que 12 personas fueron embutidas en una cabina para cuatro – sin aire acondicionado, sin comida suficiente, sin agua fresca, utilizando un sólo inodoro que no funcionaba. He oído de casos en los que los hombres fueron obligados a limpiar letrinas con las manos; y casos de simulacros de ejecuciones. También he oído hablar de tripulaciones ucranianas que son físicamente separadas; crearon un conflicto entre la tripulación.

Esta es una de las principales razones por las que necesitamos una formación en gestión de crisis. Tenemos que enseñar a los marinos cómo no provocar a los piratas, cómo sobrevivir y cómo mantenerse fuertes. Es difícil establecer contacto con víctimas ucranianas de la piratería. En la cultura ucraniana uno no va al psicólogo o al psiquiatra. En nuestra sociedad eso es como una deshonra. Hay quienes creen que una botella de vodka es mejor que ir a ver a un médico.

Por eso el trabajo del Programa Internacional de Respuesta Humanitaria a la Piratería Marítima es tan importante.

Entrevista realizada por David Browne

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