Primer plano de Tatsumasa Yoshino (Rengo-Iwate – Japón)

“El mundo entero empezó a sacudirse a mi alrededor…”

El trabajo sindical cuando sobreviene una catástrofe

Rengo, la Confederación de Sindicatos de Japón, ha sido una de las principales organizaciones que participaron en las tareas de socorro después del tremendo tsunami que afectó a gran parte del este de Honshu, en marzo de este año.
Tatsumasa Yoshino es el Secretario General de una oficina subregional de Rengo en la prefectura de Iwate, una de las zonas más afectadas por el desastre.

El gran terremoto que sacudió la región oriental de Japón, producido el 11 de marzo, tuvo una magnitud de 9,0 y su epicentro en el mar, a unos 70 km de la costa. Fue tan fuerte que arrastró toda la isla de Honshu veinte centímetros al Este y modificó el eje de la Tierra entre 10 cm y 25 cm, según las estimaciones. Estos desastres produjeron aproximadamente 20.000 víctimas, cerca de 15.000 encontradas muertas, y otras 5.000 siguen desaparecidas.

Cuéntanos qué sucedió ese día, el 11 de marzo, cuando se produjo el terremoto y luego fue seguido por un enorme tsunami.

Eran las 2.46 de la tarde del 11 de marzo de este año. Yo me encontraba arriba de una carretilla elevadora en la fábrica de contrachapado en la que trabajo cuando el mundo entero empezó a sacudirse a mi alrededor. Me di cuenta de que era un terremoto. Y entonces se oyó la alerta del tsunami.

Quise tomar mi coche e irme, pero todos los trabajadores de la zona industrial parecían haber tenido la misma idea. Hubo un enorme atasco de tráfico. Así que mejor me eché a correr. Justo frente a mí un conductor presa de pánico se subió a la acera atropellando a un montón de gente que caminaba por allí. Otro coche chocó contra una bicicleta y ésta quedó pegada a la parte delantera del coche, pero el conductor siguió conduciendo con la bicicleta pegada al coche. Yo seguí corriendo.

Empecé a correr cuesta arriba hacia un hospital. Cuando pensaba que estaba a salvo, miré hacia atrás y vi casas y coches flotando por doquier, así que seguí corriendo. Finalmente llegué a un lugar seguro. Creí que mis pulmones iban a estallar.

¿Qué vio desde la cima de la colina cuando finalmente llegó a un lugar seguro?

Miré hacia la fábrica donde trabajo y la vi rodeada de agua, con una puerta flotando sobre su tejado. Vi un coche con una mujer adentro. Traté de romper la ventana y abrir la puerta, pero no pude. El agua había afectado el circuito eléctrico y los cristales de las puertas eran de vidrio de seguridad. Había por lo menos 30 coches en estas circunstancias.

Luego miré hacia la bahía y vi 20 personas sobre un tejado. Los objetos que flotaban en el agua empezaron a golpear a la gente, y todos se alejaban flotando. Aún tengo pesadillas con todas las escenas que presencié durante el tsunami.

¿Qué papel ha desempeñado Rengo tras la catástrofe?

Rengo tiene más de seis millones de miembros. Empezamos nuestro primer trabajo voluntario hace 16 años cuando se produjo un gran terremoto en Kobe, lo que quiere decir que ahora teníamos la experiencia y los conocimientos para empezar a ayudar inmediatamente en las zonas afectadas. En un par de semanas había centros de voluntarios tanto en Sendai como Iwate. El de Sendai ya está cerrado, pero todavía estamos trabajando en la prefectura de Iwate.

En Rengo hemos creado nuestros propios centros de socorro, y coordinamos nuestras actividades de ayuda con los centros de voluntarios oficiales. Solamente Rengo ha dedicado hasta ahora más de 30.000 días-hombre. Miles de personas han participado en las labores de ayuda: la plantilla del sindicato, los dirigentes sindicales y los miembros ordinarios; miles y miles de personas han pedido días de licencia para ayudar en la limpieza. Hasta el 10 % del total de trabajo voluntario ha sido realizado por Rengo.

¿Qué papel ha desempeñado usted en esta labor de socorro?

Soy secretario general de la oficina subregional de Rengo en la prefectura de Iwate. Después del tsunami, ayudé a la municipalidad en la limpieza y encontré unos 40-50 cuerpos, muchos de ellos descuartizados. El trabajo era tan duro que tuve que pedir dejar de hacerlo. No podía soportarlo más.

El trabajo sindical también se complica, al igual que todo lo relacionado con el tsunami. Uno de mis mayores problemas es que no encontramos al presidente de mi sección. Él era quien sabía qué hacer en situaciones de urgencia. Es un cargo electo, pero no se le ha declarado muerto porque todavía no lo hemos encontrado. ¿Qué debo hacer? ¿Puedo elegir a un nuevo presidente? ¿Qué se hace en casos como éste? En todo caso, hemos decidido celebrar las elecciones, que normalmente tienen lugar a mediados de marzo, ahora en otoño.

Nosotros, en el sindicato local, también tratamos de visitar a las familias que perdieron a alguien, especialmente los miembros sindicales jubilados. No hay cifras oficiales sobre cuántas personas perdieron su empleo debido al tsunami. Los cálculos aproximados estiman que tal vez 500 u 800 personas perdieron su empleo en la ciudad de Ofunato (se estimaba que la ciudad tenía cerca de 41.000 habitantes antes del tsunami); si añadimos otras ciudades de la costa, el número alcanza fácilmente entre 2.000 y 3.000 personas.

¿Cuál es la situación actual de la población en las zonas afectadas por el tsunami?

Junto a la fábrica donde trabajo, hay una piscifactoría. Un gran congelador se estrelló contra nuestra fábrica, y se rompió. El olor a pescado podrido sigue presente al cabo de mucho tiempo. Todavía pueden verse pequeños especímenes en los alrededores de la fábrica. La fábrica conservaba 100.000 toneladas de pescado, pero se vaciaron por toda la ciudad de Ofunato durante el tsunami. ¡El hedor ha sido terrible durante mucho tiempo!

Los días después del tsunami fueron especialmente difíciles. La gente trataba de romper las máquinas expendedoras, no por el dinero, sino para sacar las bebidas. Apenas tenían algo para comer.

Mi hijo y yo encontramos latas de alimentos sin abrir flotando cerca de nuestra casa. Seguramente provenían de algún supermercado. Mi hijo me dijo: “Mira papá, aquí tenemos comida”. Y yo respondí: “No hijo, no está bien, no las hemos pagado, y no nos pertenecen”. Era como robar al supermercado, pero no teníamos otra elección. Tomamos los alimentos, y todavía me siento culpable por ello.
Los que ahora viven en viviendas temporales y están lo suficientemente bien como para trabajar están ayudando en la limpieza.
Yo he tenido suerte. Mi familia está bien, mi casa está bien, y sigo teniendo un contrato de trabajo.

¿Cuál es la situación de las empresas y negocios de la región?

Las empresas de la zona afectada por el tsunami pueden obtener un subsidio de ajuste del empleo que cubre el 60-80% de los sueldos de los empleados hasta que la fábrica se encuentre en posibilidades de abrir de nuevo.

La fábrica de madera contrachapada en la que trabajo, por ejemplo, espera reiniciar su producción a partir de enero o febrero de 2012. La fábrica quedó arrasada. Todavía quedan algunas máquinas, pero se necesitan unos tres mil millones de yenes de mantenimiento. Después del tsunami, nos tomó más de una semana poder acceder a la fábrica.

Después del tsunami, el primer paso fue limpiar la fábrica, y luego localizar la madera contrachapada que se alejó flotando, y hacer un inventario. El siguiente paso es ver qué maquinaría puede seguirse utilizando, o cuál necesita ser reemplazada.

Los trabajadores de la fábrica han recorrido toda la ciudad de Ofunato tratando de localizar los troncos y los tableros contrachapados de la fábrica. Los troncos son principalmente de madera de cedro.

Dado que la madera está mohosa, es preciso limpiarla. También se plantea el problema de conseguir la aprobación de la normativa agrícola, debido a que la madera se mojó.

Los problemas que experimentamos en mi lugar de trabajo son bastante típicos de los que aquejan a la mayoría de las industrias de la región.

¿Qué pasó con su casa y su familia?

Cuando por fin llegué a casa el día del tsunami, me sentí feliz al ver que mi esposa y mi hijo estaban bien. El maestro de la escuela de mi hijo le pidió que llevara a casa consigo a una de sus compañeritas. El maestro envió a los niños a casa en grupos para que se cuidaran entre ellos. La niña se quedó a dormir esa noche, y al día siguiente quise llevarla a su casa. No había caminos, lo que había eran escombros y casas, coches y árboles por todas partes.

Lo que vi ese día fue tan impresionante que ni siquiera puedo intentar describirlo. Por desgracia, también descubrimos que la madre de la niña había muerto en el desastre.

Ya hacia las 7 de la tarde del mismo día, cinco horas después del tsunami, el agua empezó a retirarse. Yo tuve mucha suerte: el agua se detuvo a pocos metros de mi casa.

Todavía hay mucha gente en la zona que está sumamente conmocionada y afectada por los desastres. Reaccionan cada vez que hay un seísmo, y el temor a los tsunamis sobreviene inmediatamente. Ha habido muchas réplicas, sobre todo al principio. La gente ha empezado a caminar por diferentes rutas sólo para evitar las zonas más afectadas por el tsunami.

Entrevista realizada por Kristin Blom

For any further information, please contact the ITUC press department at: +32 2 224 0204 or +32 476 621 018