Primer plano de Ebrahim H. Abdulla y Abdulla M. Hussain (GFBTU-Bahrein)

“Exigimos que los trabajadores despedidos sean reincorporados y que cesen los ataques contra los sindicatos.”

En el núcleo del movimiento a favor de las reformas democráticas y la justicia social del 14 de febrero, que ha suscitado una represión sangrienta por parte de las autoridades (1), la central sindical bahreiní GFBTU (2) ha sido objeto de ataques muy violentos. Ebrahim H. Abdulla, Secretario General Adjunto de la GFBTU, y Abdulla Mohammed Hussain, Asistente del Secretario General para las relaciones árabes e internacionales, vuelven a hablar de estos ataques antisindicales y de los despidos masivos (3), dos cuestiones que la GFBTU quiere inscribir en el programa del diálogo nacional que acaba de inaugurarse el 1 de julio.

- ¿Cuáles son las expectativas de la GFBTU con respecto al diálogo nacional que acaba de inaugurarse?

Ebrahim Hamad Abdulla: Tenemos confianza en el Rey, mantenemos la esperanza de que, con la ayuda de Dios, todo el mundo aúne esfuerzos para que se lleve a cabo un diálogo auténtico, aunque sea algo difícil de creer después de todas las agresiones que se han perpetrado contra los sindicatos y de todos estos despidos (3). No podrá entablarse un buen diálogo mientras se siga despidiendo a gente. Y es que las grandes empresas que han efectuado despidos recientemente pertenecían al Gobierno. Nosotros solicitamos que este diálogo aborde las cuestiones económicas y sociales. Entre otras, queremos poner sobre la mesa las cuestiones de los salarios, del desempleo, de la libertad para crear sindicatos en el sector público, e incluso las relativas a los derechos de los trabajadores y trabajadoras migrantes.

Abdulla Mohammed Hussain: La reintegración de los casi 2.000 trabajadores despedidos debe formar parte del programa del diálogo nacional. Los sindicatos bahreiníes están atravesando momentos muy difíciles. La GFBTU es atacada a diario en los medios de comunicación – han publicado, por ejemplo, mi propia imagen en la televisión difundiendo comentarios negativos con relación a mi participación en las manifestaciones. Los demás dirigentes sindicales han sufrido la misma suerte.

- Desde el levantamiento del estado de excepción el 1 de junio, ¿se han restablecido las libertades democráticas, y en particular las sindicales?

Abdulla Mohammed Hussain: No, todo sigue igual en ese plano. Con el levantamiento del estado de excepción, el Rey anunció la apertura de un diálogo el 1 de julio, pero se ha seguido despidiendo a trabajadores. Tan sólo el 12 de junio nueve grandes empresas bahreiníes como Alba, Gulf Air, Bapco y Banagas, entera o parcialmente propiedad del Gobierno, enviaron cartas a determinados empleados suyos, que son dirigentes de la GFBTU, para indicarles que tenían que dimitir, de lo contrario serían llevados ante los tribunales.

En total, cerca de 2.000 trabajadores han sido despedidos, la mayoría de ellos están afiliados a algún sindicato. Por lo general no se les dice que están despedidos por haber participado en la huelga o en las manifestaciones a favor de la democracia. Eso sólo sucedió en el caso de un empleado del Parlamento nacional: en su carta de despido se le indicaba que uno de los motivos de su suspensión era su participación en las manifestaciones.

Entre las personas despedidas figuran 51 dirigentes sindicales, como es el caso de 15 miembros de la Ejecutiva de la GFBTU.

Ebrahim Hamad Abdulla: La mayoría de los trabajadores son despedidos por motivo de sus opiniones, como por ejemplo por estar en contra del Gobierno, por haber exigido democracia o por haber sido identificados en alguna de las fotos tomadas durante las manifestaciones. Los empleadores los despiden con el pretexto de su oposición a tal o cual ley. El Gobierno había prometido que aquellos que no hubieran violado la legislación recuperarían su empleo, pero hasta ahora eso no ha sucedido.

- ¿Cómo sobreviven las personas que han sido despedidas? ¿Existe un subsidio de desempleo?

Abdulla Mohammed Hussain: Bahrein dispone de un sistema de prestaciones por desempleo, pero a estos trabajadores despedidos no se les permite beneficiarse del mismo, aduciendo que su comportamiento equivale a una falta grave.

Ebrahim Hamad Abdulla: Hay mucha solidaridad entre la gente de Bahrein. Los trabajadores despedidos pueden contar con sus amigos, pero tal situación tampoco puede prolongarse a largo plazo.

- La represión del movimiento a favor de la democracia ha afectado más en particular a los sectores de la atención médica y de la enseñanza. ¿Sigue siendo éste el caso?

Ebrahim Hamad Abdulla: Sí. Todos los miembros del Comité Ejecutivo del Sindicato de Médicos, Enfermeros y Docentes están en prisión. Están esperando juicio.

- ¿Esta política represiva del Gobierno repercute de forma negativa sobre la economía del país?

Ebrahim Hamad Abdulla: En una pequeña comunidad como la de Bahrein, el hecho que 2.000 trabajadores pierdan su empleo repercute sobre el poder adquisitivo de la población. El Gobierno afirma que la economía se mantiene en buen estado, pero hasta que la situación no vuelva a la normalidad eso no puede suceder, aunque las actividades comerciales recuperen lentamente un curso normal.

- ¿Quién ha reemplazado a los 2.000 trabajadores despedidos?

Ebrahim Hamad Abdulla: Hemos oído que algunas empresas han recurrido a Filipinas y a la India para reemplazar al personal cualificado, como los ingenieros, los enfermeros y los médicos.

- La GFBTU destaca en la región como el sindicato más dedicado a la defensa de los derechos de los trabajadores migrantes (4). ¿Cómo reaccionan ustedes ante el reemplazo de estos trabajadores bahreiníes por trabajadores migrantes?

Ebrahim Hamad Abdulla: Estamos del lado de los trabajadores bahreiníes, pero no estamos en contra de los migrantes que vienen de Bangladesh, de Filipinas, de la India o de otros países con un contrato para realizar un trabajo. El problema es del Gobierno: hay trabajadores locales que están sin empleo, pero aún así traen migrantes. Esperamos que éstos vuelvan a sus países, que el Gobierno bahreiní comprenda que si los trabajadores locales no recuperan su empleo los problemas no dejarán de agravarse. Los enfermeros, médicos o ingenieros bahreiníes que han sido despedidos pueden a su vez emigrar y conseguir un empleo en el extranjero, más aún teniendo experiencia. Pero lo que ellos quieren es quedarse en Bahrein y luchar para que su país sea una democracia.

- Una parte de las fuerzas del orden que reprimieron duramente a los movimientos democráticos se compone de policías migrantes, concretamente de paquistaníes. ¿Esto genera tensiones entre los trabajadores migrantes y bahreiníes, por ejemplo en el seno del movimiento sindical?

Ebrahim Hamad Abdulla: Los bahreiníes son un pueblo muy pacífico. Sabemos que la mayoría de nuestros policías son paquistaníes, indios y nepalíes. En cierto sentido, eso significa que el Gobierno no confía en sus propios ciudadanos. Pero no les guardamos ningún rencor a los policías extranjeros. A veces ni siquiera sabemos que se trata de migrantes puesto que van con la cara tapada. Sabemos simplemente que se trata de policías empleados por el Gobierno y que atacan a los civiles.

- Las mujeres bahreiníes estuvieron en primera línea durante las manifestaciones y las huelgas. En el país vecino, Arabia Saudita, la mujer no está siquiera autorizada a conducir un vehículo. ¿Cómo se explican estas diferencias?

Abdulla Mohammed Hussain: Bahrein es un país más abierto, que ha vivido un período de influencia británica. Los movimientos feministas son muy fuertes desde hace mucho tiempo.

Ebrahim Hamad Abdulla: Desde principios del siglo XX las mujeres bahreiníes han viajado para estudiar, y han establecido y desarrollado sus propias organizaciones. Conducen coches, son abogadas... y se encontraron efectivamente en primera línea del movimiento, reivindicando democracia. Estamos orgullosos de nuestras esposas y de nuestras hijas. Algunas han sido detenidas, encarceladas, condenadas a uno o dos años de prisión por haber participado en las manifestaciones. Dos miembros de nuestro Comité de Mujeres fueron encarcelados durante una semana.

- ¿Los arrestos han estado acompañados de violencia física?

Abdulla Mohammed Hussain: Sí. Algunos trabajadores fueron interpelados en su propia oficina, fueron apaleados en su lugar de trabajo, delante de sus compañeros, y los siguieron golpeando mientras eran llevados al aparcamiento. La mayoría de los que han salido de prisión nos dicen que fueron severamente agredidos. Hay documentos médicos, imágenes y vídeos que prueban estos actos de violencia.

- El Gobierno de Bahrein ha renunciado finalmente a la celebración del Gran Premio de Fórmula 1, que suscitaba numerosas controversias. ¿Cuál era su postura al respecto?

Ebrahim Hamad Abdulla: El Gobierno ha anunciado que este año no se celebrará el Gran Premio, con el pretexto de que estará muy ocupado durante los próximos tres meses por motivo del diálogo. Todas las organizaciones de defensa de los derechos humanos de todo el mundo ejercieron mucha presión para que el Gran Premio no se celebrara en Bahrein. Nuestro sindicato se abstuvo de adoptar una postura al respecto. Pueden considerarse las dos caras de la moneda: por un lado, el hecho que se celebrara el Gran Premio y que acudieran medios de comunicación y espectadores podría permitirnos mostrarles la verdadera situación; pero por otro, puede que el Gobierno les impidiera ponerse en contacto con la población local y que, en tal caso, se marcharan de Bahrein diciendo que en el país no está pasando nada.

- Ustedes acaban de asistir en junio a la primera Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) de la OIT desde que se produjo la represión del movimiento de lucha por la democratización de Bahrein. ¿La presión internacional puede ayudarles?

Abdulla Mohammed Hussain: Sentimos un gran apoyo por parte de la CSI, en particular para esta Conferencia, así como de todo el movimiento sindical internacional. También hemos recibido el apoyo del Director General de la OIT. Estamos especialmente agradecidos a la CSI, que hace todo lo posible para que el movimiento sindical bahreiní pueda sobrevivir, para que deje de ser atacado, para que los trabajadores despedidos puedan recuperar sus empleos.

- ¿Qué impacto tiene esta presión internacional sobre el Gobierno de Bahrein?

Abdulla Mohammed Hussain: Nosotros no vemos ninguna apertura al diálogo por parte del Gobierno. El diálogo social se ha parado, incluso en las empresas. Pero es importante que al menos las autoridades de Bahrein sepan que existe un movimiento internacional interesado por los trabajadores y los sindicatos bahreiníes.

Ebrahim Hamad Abdulla: En tanto que ciudadanos de Bahrein, consideramos que la imagen de nuestro país es muy importante. No queremos que sea destruida. Queremos por tanto que el Gobierno entable un diálogo serio y que no ensucie la imagen de Bahrein.

- La CIT ha adoptado también un nuevo Convenio sobre el trabajo doméstico. ¿Qué representa este evento en el contexto bahreiní?

Ebrahim Hamad Abdulla: Nos alegramos mucho por la adopción de este Convenio. Nosotros siempre hemos apoyado la necesidad del mismo, porque nos damos cuenta hasta qué punto sufren las trabajadoras del hogar migrantes (4). Pero no basta con tener un buen convenio. Ahora hay que llevar a cabo una buena campaña para que los países lo ratifiquen (5).

Abdulla Mohammed Hussain: Actualmente, en Bahrein, las trabajadoras del hogar no están cubiertas por la legislación laboral, a diferencia de los demás trabajadores migrantes, y nosotros queremos que eso cambie. Se está llevando a cabo una revisión de la legislación laboral y estamos haciendo presión para que todos los trabajadores migrantes estén cubiertos por todos los derechos garantizados por las normas de la OIT.

Samuel Grumiau, con Natacha David

(1) La represión se ha cobrado 24 víctimas y ha conducido a cientos de arrestos. Dos de las personas detenidas fallecieron en prisión.

(2) General Federation of Bahrain Trade Unions (GFBU). La central sindical encabeza unos 70 sindicatos en representación de más de 20.000 miembros.

(3) En total se calculan más de 2.000 despidos, es decir un 1,8% de la mano de obra, entre los que hay ocho miembros de la dirección de la GFBTU y unos 40 dirigentes sindicales. En un primer momento los despidos se concentraron en las grandes empresas, después se propagaron a las autoridades públicas, concretamente a los Ministerios de Salud y de Educación.

(4) Véase la publicación Visión Sindical “De Bahrein a Malasia: movilización por la defensa de los migrantes

(5) Véase el artículo sobre la adopción del Convenio sobre las trabajadora/es del hogar

-  La GFBTU en el núcleo de la lucha pacífica por la democracia: fechas claves

Desde la aparición, el 14 de febrero, del movimiento a favor de las reformas democráticas, la GFBTU se asoció en seguida a esta lucha pacífica por una mayor democracia y justicia social. En protesta contra la represión extremadamente violenta ejercida por las fuerzas del orden contra los manifestantes, la GFBTU lanzó el 20 de febrero una primera convocatoria a la huelga general, que fue rápidamente suspendida tras la retirada de las fuerzas de seguridad de la Plaza de la Perla, epicentro de la contestación. Posteriormente a la escalada mortífera de la represión con la ayuda de tropas armadas extranjeras, la GFBTU lanzó el 13 de marzo una nueva convocatoria a la huelga general ilimitada. A esto le siguió una oleada de represión antisindical y de despidos de trabajadores acusados de haber participado en las manifestaciones prodemocráticas y en las acciones de huelga. El 15 de junio las principales empresas exigieron a 15 dirigentes sindicales que dimitieran so pena de acciones judiciales. El 22 de junio, 14 opositores políticos fueron condenados por un tribunal militar a diversas penas de cárcel – siete de ellos a cadena perpetua. El 30 de junio el Rey instauró una comisión de investigación internacional independiente sobre las violaciones de los derechos humanos durante los últimos meses de contestación. El 1 de junio el Rey inauguró un diálogo nacional en el que la GBTU aceptó participar.

-  Solidaridad sindical internacional: fechas claves

Desde febrero, la CSI no ha cesado de denunciar la represión y de apoyar a su organización afiliada, la GFBTU, en particular durante estas convocatorias de huelga.

El 7 de abril, la CSI dirigió una carta de protesta al soberano bahreiní para que cesara la represión antisindical y los despidos abusivos.
El 16 de abril el Secretario General Adjunto de la CSI, Jaap Wienen, viajó a Bahrein en misión urgente, en solidaridad con el movimiento sindical víctima de ataques agresivos. Lanzó un llamamiento a la comunidad internacional a favor del respeto de los derechos fundamentales de la mano de obra bahreiní, incluidos los derechos sindicales.

La comunidad sindical internacional se movilizó igualmente por medio del llamamiento lanzado el 19 de abril en Labourstart (www.labourstart.org).
El 26 de mayo la Secretaria General de la CSI, Sharon Burrow, encabezó una delegación sindical internacional que acudió a la Embajada de Bahrein en Bruselas para entregar una carta de protesta solicitando a las autoridades que pusieran fin a la represión violenta contra los sindicatos, que reincorporaran a los trabajadores despedidos y que pusieran en libertad a los presos políticos.
En la Conferencia Internacional del Trabajo celebrada en junio en Ginebra, el movimiento sindical internacional volvió a denunciar las graves violaciones de los derechos sindicales en Bahrein. El 17 de junio, tras la presentación de una denuncia por parte de la central sindical americana AFL-CIO por violación del Acuerdo de Libre Comercio americano-bahreiní en materia de derechos laborales, el Ministerio de Trabajo americano abrió una investigación.
El 20 de junio, el Director General de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavia, condenó estas amenazas, que tachó de “acto de intimidación”, y requirió al Gobierno que hiciera todo lo posible para que se retirara este llamamiento de los medios empresariales y para favorecer el diálogo social y la reintegración de los trabajadores despedidos, garantizando al mismo tiempo la seguridad y la protección de los dirigentes sindicales.