Entrevista con Antonio Cruciani, OIT (Haití)

“Se requiere una revolución del trabajo”

Cuando el 93% de los trabajadores en activo se encuentra en la economía informal, las prioridades que se imponen son promover una cultura de trabajo decente y favorecer el surgimiento de una protección social, según Antonio Cruciani, Representante residente de la OIT en Haití, especialista de la reconstrucción

¿Cómo empezar a hablar en favor del programa de trabajo decente en un país como Haití?

No puede hacerse lo mismo que suele hacerse en otros lugares. Si vamos a Nigeria, Uruguay, Guadalupe, comenzamos por hablar de trabajo decente, salarios, libertad sindical, condiciones en el trabajo, etc., pero aquí el método consiste en empezar a crear una cultura de trabajo decente.

La dificultad de empezar a hablar de derechos del trabajo es que no hay trabajo. Si se habla de salarios, no hay dinero. Lo que estamos tratando de hacer conjuntamente, con la CSI y la OIT, es algo distinto. Puede visualizarse una estrategia de tres pilares esenciales para lograr el trabajo decente. En primer lugar, el pilar del empleo.

Debemos facilitar la creación de trabajo en la reconstrucción creando empleo en el sector público y privado. No hay que olvidar que aquí el sector privado significa el sector formal, que es sumamente reducido, ya que el 93% de los trabajadores son activos en la economía informal. Por tanto, hay que pensar qué hacer con ellos, y para ello es preciso mostrarse creativo e inventivo.

Luego, tenemos los límites del crecimiento económico. No se tiene mucha gente calificada, porque el sistema de formación profesional prácticamente no existe. De todas formas, aun cuando hace 20 años existía un sistema educativo, al salir de la escuela la gente no encontraba trabajo, por lo que emigraba a Europa, Canadá o los EE.UU. Este es otro obstáculo para la reconstrucción. Tenemos que trabajar en la construcción institucional, en la reforma política y en la reforma de las políticas. Tienes que cambiar el sistema. Esta sería la revolución del trabajo.

El segundo pilar

Debe ser en efecto la creación de las condiciones de trabajo. Es decir, cómo mejorar el nivel de las instituciones, la cultura del trabajo decente, y luego contar, en caso de conflicto, con un tribunal laboral que pueda actuar de árbitro. Todos estos elementos existen realmente en el papel, pero no funcionan. El segundo pilar consiste en la creación de instituciones para el trabajo decente. Crear una cultura propicia al trabajo decente.

A continuación, el tercer pilar consiste en la protección social. La protección social existe aquí únicamente para los trabajadores formales, es decir, los empleados públicos, las fábricas textiles y otras industrias. No más del 7% de la población activa. Por lo que se tiene un 93% de trabajadores y trabajadoras que no tienen ninguna protección social. Este es nuestro problema, y en nuestra calidad de OIT tenemos que trabajar en ello.

Se trata de nuevo de un problema relacionado con la cuestión de la economía informal.

Así es, tenemos que encontrar soluciones no sólo para los trabajadores del sector formal, sino especialmente para el 93% de los trabajadores de la economía informal. Este es otro de los desafíos al que hay que hacer frente con el fin de crear protección social y trabajo decente.

Sin embargo, cuando se piensa en términos de protección social, a los empleadores también les interesaría mucho contar con un sistema que transfiera de alguna manera fondos del sector público para dar protección social a los trabajadores. Quisieran tener una educación gratuita, un sistema de salud más o menos subvencionado. Por tanto, estarían dispuestos a tener un sistema de protección social, un sector público que ayudara a los trabajadores. De este modo, gastarían sus salarios en el consumo.

Esto es muy importante para nosotros, porque nos hemos dado cuenta de que las ideas de los trabajadores y de los empleadores coinciden. Esta es precisamente la cuestión sobre la que estamos trabajando. Estamos tratando de encontrar un terreno común de entendimiento.

¿Qué opina sobre la forma en que se canaliza la ayuda externa?

Las autoridades no han logrado canalizar la ayuda de acuerdo con prioridades claras. Tampoco hay que olvidar que hablamos de la comunidad internacional como si se tratase de una entidad única, cuando en realidad reúne a ocho o diez gobiernos importantes, la ONU, el Banco Mundial, el FMI, la UE y miles de organizaciones no gubernamentales. Esta diversidad también plantea problemas, ya que abarca una multitud de posiciones cuyos objetivos son diferentes. Se requiere una autoridad capaz de orientar todas estas intenciones diversas para lograr un consenso sobre determinadas cuestiones fundamentales. Nuestra misión consiste precisamente en llamar la atención sobre la cuestión de los problemas laborales.

Entrevista realizada por Alexander Praça

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