Comunicado de prensa: Europa: Las medidas de austeridad repercuten en los trabajadores

Las medidas de austeridad adoptadas por numerosos Gobiernos en Europa para combatir los importantes déficits ocasionados por la crisis económica y financiera mundial han tenido consecuencias nefastas para muchos trabajadores y trabajadoras. Esta es en resumen la conclusión de la sección “Europa” de la edición 2011 del Informe sobre las violaciones de los derechos sindicales en el mundo, publicada hoy por la Confederación Sindical Internacional.

El continente europeo, presentado hace apenas unos años como el modelo a seguir en materia social, lucha por recuperarse de los efectos de la crisis económica y financiera. Las disminuciones salariales, las reformas de las pensiones o las reducciones presupuestarias, han suscitado multitudinarios movimientos de protesta, como las huelgas generales convocadas en España, Grecia, Portugal y Francia. El temor a perder sus puestos de trabajo ha hecho que algunos trabajadores/as se mostrasen cautelosos a la hora de informar sobre violaciones de los derechos sindicales de los que fueron víctimas. El incremento del trabajo precario es en parte responsable del descenso en la tasa de sindicalización. En Belarús, el 90% de la población está empleada con contratos de duración determinada.

En Ucrania y Rusia, la situación sigue siendo delicada: los empleadores intentan limitar los derechos de los trabajadores proponiendo enmiendas al Código Laboral, y las autoridades judiciales suelen obstaculizar las acciones de los sindicatos, que se ven sometidos a intensas presiones. Aunque la ley prohíbe que se deniegue el registro a un sindicato, no es raro que éstos encuentren dificultades para hacerlo. El informe de la CSI pone de relieve los obstáculos a la organización sindical legítima en los Nuevos Estados Independientes, donde la representación sindical ha sufrido profundas transformaciones a lo largo de la última década.

Turquía ha sido el teatro de numerosas violaciones de los derechos sindicales. Únicamente en 2010, cerca de 350 sindicalistas fueron despedidos a causa de sus actividades sindicales. Una misión de alto nivel de la OIT visitó Ankara para contribuir a la adopción de medidas constructivas con vistas a proteger adecuadamente los derechos sindicales, pero no sería recibida por el Ministro de Trabajo.

El informe de la CSI subraya, una vez más, el carácter antisindical del régimen político en Belarús. La situación en relación con los derechos sindicales se ha degradado aún más. La reelección en diciembre de 2010 del Presidente Lukashenko para un cuarto mandato ocasionaría numerosas protestas que se saldaron con la detención de cientos de manifestantes, incluyendo 10 sindicalistas.

En Turquía o en Serbia, dirigentes sindicales fueron víctimas de abusos físicos y psicológicos; en Moldova, los líderes sindicales que reclamaban los salarios adeudados fueron arrestados, imputados por ofensas criminales y detenidos; en Bosnia-Herzegovina, las autoridades públicas las autoridades públicas retiraron el registro a un sindicato local después de que éste hubiera convocado una huelga para reclamar los salarios adeudados, además de despedir a sus líderes.

Tampoco es inhabitual que los sindicalistas se vean forzados a abandonar sus organizaciones y afiliarse a sindicatos “amarillos” favorables al empleador. Los recursos de que disponen los trabajadores en caso de despido improcedente no son efectivos, los procesos judiciales pueden durar hasta dos años y pocas veces son reincorporados, particularmente en Estonia, Lituania o Albania.

En toda Europa, el diálogo social se ha debilitado de manera significativa y dificulta considerablemente la labor sindical. La huelga, acción de último recurso pero derecho esencial y reconocido, a menudo se ve también restringida, particularmente a nivel de los servicios esenciales, donde las huelgas están prohibidas. En el Reino Unido, el procedimiento para convocar una huelga es tan exigente que los empleadores pueden fácilmente poner fin a la acción. En numerosos países europeos, los derechos sindicales de los funcionarios públicos son vulnerados de manera significativa.

“Europa debe volver a convertirse en el modelo social que llegó a ser”, declaró Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, añadiendo que “La crisis económica y financiera no ha de servir de pretexto para minar los derechos sindicales”.

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