Primer plano de Mody Guiro (Senegal-CNTS) y de Mamadou Niang (Mauritania-CGTM)

“Llegar… o morir”

“Llegar… o morir”

Bruselas, 14 de mayo de 2006: Con la alianza sindical que se formó entre la Confederación Nacional de Trabajadores de Senegal (CNTS) y la Confederación General de Trabajadores de Mauritania (CGTM) -bajo los auspicios de la CSI- se podrían tomar más en cuenta los derechos de numerosos trabajadores y trabajadoras migrantes que viven o transitan por Senegal y Mauritania.

Esta alianza sindical que hicieron se inscribe dentro de un dramático contexto, es decir, la llegada de numerosos africanos que utilizan precarias embarcaciones para intentar atravesar el mar desde las costas de Senegal y de Mauritania hasta las Islas Canarias, arriesgando en ello sus vidas…

Mody Guiro (CNTS): Sí, al haberse reforzado los controles fronterizos en el Mediterráneo (1), nuestras costas sobre el Atlántico, al oeste de África, atraen a muchísimas personas que desean emigrar. La situación es terrible: en 2006, decenas de miles de jóvenes africanos se lanzaron al mar en precarias embarcaciones (2). Su divisa es “llegar o morir”.

Niang Mamadou (CGTM): Nunca nos hubiéramos imaginado que llegaría a producirse tal afluencia de gente. Es verdad que Mauritania tiene casi 800 kilómetros de costa y que del otro lado están las Canarias, es decir, Europa, pero es un espejismo. Muchas de esas frágiles embarcaciones naufragan en nuestras costas, otras van a la deriva mar adentro, donde terminan por naufragar. Es un drama diario fomentado pro todo tipo de intermediarios y de “pasadores” que utilizan métodos muy aguerridos. En la ciudad portuaria de Nouadhibou, los migrantes viven hacinados, en condiciones muy precarias, buscando la manera de subsistir y de poder intentar el viaje. Por su parte, Europa y sobre todo España procuran detener la llegada de nuevos inmigrantes clandestinos. Debido a un acuerdo de readmisión que existe entre España y Mauritania, las autoridades de Madrid quisieron crear “puestos de avanzada”, que son campamentos por los que pasarían los clandestinos interceptados a los que luego se enviaría de vuelta a sus respectivos países. Pero Mauritania se negó. Ésa no es una buena solución ni en el plano humanitario ni político. Nuestros gobernantes no quieren sembrar cizaña en las relaciones con los países vecinos. Es verdad que existe un campamento de acogida para personas procedentes de Senegal que tienen que ser repatriadas pero la instalación del campamento se negoció con las autoridades senegalesas. No queremos reabrir las heridas del pasado. Es necesario elaborar estrategias globales. Al formar FRONTEX (3), la Unión Europea optó por aumentar las medidas de seguridad en sus fronteras. En los últimos meses, con la ayuda logística se redujo un poco la inmigración clandestina pero está lejos de haberse conseguido detener la afluencia de los mismos. Un terrible ejemplo de ello está dado por el reciente drama del barco “Marine 1”, que salió de Guinea con rumbo a Canarias llevando 400 emigrantes clandestinos y al que Mauritania permitió atracar por razones humanitarias el tiempo necesario para organizar la repatriación de esos emigrantes (4).

Usted hace referencia al conflicto de identidad que hace unos años ocasionó un enfrentamiento entre Senegal y Mauritania y que mostró a través del absurdo hasta qué punto están inextricablemente vinculadas las poblaciones de esos dos países. ¿Acaso eso no demuestra también que Senegal y Mauritania, antes que ser países por donde transitan las personas que desean emigrar son también países de acogida de inmigrantes?

Mamadou Niang: Sí. Las corrientes migratorias entre nuestros dos países son parte de nuestra historia. Hay muchas similitudes entre nuestros dos pueblos. Tenemos una larga frontera en común: el río Senegal. Las poblaciones que viven en sus márgenes a menudo tienen tierras cultivables de ambos lados del río y pasan al otro lado constantemente. Durante la crisis de 1989, todo comenzó debido a un problema de terreno entre dos criadores de ganado. En ambos países hubo violencia y expulsiones masivas de trabajadores y familiares de los mismos. Luego, ya no se permitía que ninguna piragua atravesara el río. Los guardacostas disparaban contra quien lo intentara.

Además, ambos países tienen potencialidades de empleo. Hasta hace poco, una buena parte del comercio minorista de Senegal estaba en manos de mauritanos. Dado lo precario de nuestro sistema educativo, muchos estudiantes mauritanos van a universidades senegalesas. Muchas veces se tienen que pagar los estudios trabajando. En Mauritania hay muchos senegaleses que trabajan en el sector minero, la construcción, pesca, mecánica y todo tipo de pequeños oficios para los que los mauritanos no están calificados. Cuando se agregan además los aspectos culturales, como por ejemplo las ceremonias religiosas que implican regresar al propio país, se comprende mejor hasta qué punto están interconectados nuestros dos pueblos y por qué es esencial mejorar nuestras relaciones. En 2006 se firmaron nuevos acuerdos de libre circulación. Gracias a diversas misiones económicas efectuadas en ambos países es posible que se hagan nuevos contratos y se creen empleos. El contexto general es favorable. En Senegal ya hay una cultura democrática pero en Mauritania ésta recién comienza a aparecer, sobre todo como consecuencia del proceso de transición democrática. Gracias a este último el pasado mes de marzo tuvieran lugar las primeras elecciones presidenciales libres y transparentes.

¿Qué metas concretas buscan con la alianza sindical que firmaron en agosto de 2006?

Mody Guiro: En primer lugar, gracias a esta alianza podremos tener mayor participación en la gestión de las corrientes migratorias, aumentar nuestra experiencia al servicio de los migrantes y no dejar la iniciativa únicamente en manos de las autoridades. Tenemos un rol de vigilancia. Surgen conflictos constantemente. El año pasado, intercedimos ante nuestros compañeros mauritanos para terminar con un bloqueo de las fronteras que corría el riesgo de transformarse en algo peor: Los camioneros estaban hartos de los problemas administrativos y policiales a los que tenían que hacer frente debido a la expiración de un convenio bilateral que no se había renovado. Tras un intercambio de mensajes por fax entre nuestras dos organizaciones, les pedimos a nuestros Ministros de Economía que renovaran sin demora ese convenio, cosa que hicieron. Ese mismo tipo de crisis se produjo en la frontera con Malí y se resolvió de la misma manera. El papel que desempeñamos es muy importante. Los sindicatos son algunas de las organizaciones que están en mejor posición para actuar en el ámbito de las migraciones. Conocemos la gran variedad de cuestiones inherentes al mundo laboral y trabajamos en redes con nuestras afiliadas, con organizaciones de otros países y, por supuesto, con la CSI.
Una de las principales cuestiones consiste en ejercer presión sobre nuestros respectivos gobiernos para que éstos integren mejor la dimensión relativa a los migrantes en la legislación. Ni Senegal ni Mauritania han ratificado todavía los Convenios núm. 97 y 143 de la OIT, que se ocupan directamente de la problemática de las migraciones.

¿Sobre que datos estadísticos pueden trabajar en lo relativo a las corrientes migratorias?

Mamadou Niang: Las estadísticas oficiales minimizan la dimensión del problema. Tenemos que cuantificar esas corrientes, ya sean de tránsito o de acogida. Es una de las prioridades de nuestra alianza. Es necesario procurar entrar en contacto con los migrantes, encontrar buenas vías para hacerlo, conseguir que nos acepten, comprender cómo viven y tratar de sindicalizarlos. Con el respaldo de la CSI instalaremos rápidamente oficinas de información. La persona encargada de coordinar el proyecto estará en Nouakchott, la capital de Mauritania. También pensamos crear oficinas de contratación de personal para regular la migración sobre bases legales, informando sobre las posibilidades de conseguir contratos temporarios en Europa, según la situación del mercado laboral y las necesidades de mano de obra de temporada, por ejemplo, en el ámbito de la agricultura de España.

Mody Guiro: Quisiera agregar que es de fundamental importancia que podamos intercambiar informaciones entre nuestras dos organizaciones y con otros sindicalistas que compartan nuestras mismas preocupaciones en foros internacionales como los que organiza la CSI. Se puede aprender mucho de los demás. El fenómeno migratorio tiene en el fondo muchas características en común, ya sea que tenga lugar en África occidental como en los países desarrollados.

Muchas veces, a su llegada los inmigrantes no tienen las calificaciones requeridas, desconocen la reglamentación vigente, se ven obligados a aceptar trabajos muy duros, sin contrato, sin protección... Tenemos que ayudar a las organizaciones sindicales a llevar a cabo su cometido de defender a todos los trabajadores y trabajadoras.

¿Y combatir entonces también los conflictos de identidad y la discriminación?

Mamadou Niang: Sí. Es necesario combatir las discriminaciones haciendo que los trabajadores tomen conciencia de ellas. Es muy fácil decir que los empleos corren peligro a causa de los extranjeros. Hay que llevar a cabo una labor de fondo, inclusive entre los dirigentes sindicales. La xenofobia existe. Hemos presentado asimismo una queja ante la OIT a fin de que se elimine un aspecto discriminatorio del código laboral de Mauritania. En el mismo se estipula que para que los extranjeros puedan asumir cargos sindicales deben tener cinco años de antigüedad en el mismo sector.

En su alianza se habla también de promover más los derechos de la mujer. ¿No es finalmente la cooperación sindical en materia de corrientes migratorias un instrumento especialmente adecuado para abordar todas las temáticas que se refieren al mundo laboral?

Mamadou Niang: Todo está vinculado. Los programas de ajuste estructural y la mundialización han acentuado la inestabilidad familiar y han hecho que muchas madres tuvieran que emigrar para procurarse los medios para subsistir. Las mujeres no tienen más alternativa que dejar a sus hijos e irse a hacer trabajos de temporada. Vuelven, por supuesto, pero eso es algo que desestabiliza las familias. Queremos encontrar estrategias para combatir ese hecho. También podemos abordar otras problemáticas, como por ejemplo, las cuestiones relativas a salud y seguridad. No hay más que pensar en la cantidad de accidentes de trabajo que tienen lugar en el sector de la construcción de Mauritania, donde hay muchos senegaleses. También el SIDA está estrechamente vinculado con las corrientes migratorias. En nuestro país, la epidemia no se propagó mucho (menos de uno por ciento de la población) pero hemos descubierto lugares donde hay un porcentaje mucho mayor de casos. Eso ocurre, por ejemplo, en la región de Assaba, por donde pasan numerosos pequeños comerciantes que viajan regularmente hasta África central. Se puede entonces hacer una labor de sensibilización y de prevención.

En ese ámbito también es importantísimo que se intercambie información. La política de lucha contra el VIH/SIDA que libra Senegal es un modelo en ese sentido...

Mody Guiro: En efecto, la experiencia de los sindicatos en materia de sensibilización sobre el VIH/SIDA merece que se la comparta con nuestros vecinos. Durante nuestro último congreso sindical instalamos un dispensario ambulante al que acudieron muchísimos compañeros para hacerse el análisis para detectar la enfermedad. Ese tipo de iniciativa rinde muchos frutos. Es innegable que podemos brindarnos ayuda mutuamente. El encerrarse en sí mismo no sirve. Más allá de la alianza, está también la cooperación internacional. En el nivel regional, la CEDEAO (5) es una realidad, como también lo es la libre circulación de personas. Las fronteras están abiertas. Basta con que una persona tenga documento de identidad para que desde Guinea o Burkina Faso pueda cruzar los distintos Estados miembros. En lo referente a nuestra frontera en común, muy pronto habrá un puente sobre el río Senegal, en Rosso, que es la primera de las ciudades de Mauritania que está del otro lado del río. ¡Eso constituye todo un símbolo!

Entrevista realizada por Jacky Delorme y Natacha David


(1) Luego de los trágicos sucesos ocurridos en Ceuta y Melilla en 2005, Marruecos, presionado por la Unión Europea, reforzó su lucha contra las redes de inmigración clandestina. Los inmigrantes clandestinos del sur del Sahara comenzaron entonces a hacerse a la mar más al sur, saliendo de las costas de Mauritania y Senegal para intentar llegar a las Islas Canarias.

(2) En 2006, consiguieron desembarcar en Canarias más de 31.000 inmigrantes clandestinos procedentes del oeste de África. Pero por lo menos 5.000 perecieron tratando de hacer la travesía.

(3) Desde agosto de 2006, la Agencia Europea para la Gestión y la Cooperación Operativa en las Fronteras Externas de la Unión Europea (FRONTEX) patrulla la zona aledaña a las costas de Mauritania, Senegal y Cabo Verde para interceptar las piragua y llevarlas de regreso a los lugares de donde salieron. En un lapso de menos de un año se obligó a más de 6.000 clandestinos interceptados a regresar al puerto de donde habían zarpado. Algunos de esos inmigrantes consiguen llegar a Canarias, pero FRONTEX también lleva a cabo operativos de identificación de inmigrantes para repatriarlos a sus países de origen.

(4) El pasado mes de diciembre, el Marine I, que llevaba 400 inmigrantes clandestinos –muchos de ellos asiáticos- tuvo problemas de funcionamiento durante la travesía en el límite de las aguas españolas y mauritanas. La embarcación permaneció a la deriva en el mar durante 12 días mientras que España y Mauritania mantenían conversaciones en cuanto a su suerte. Finalmente, Mauritania aceptó dejar desembarcar a esas personas en el puerto de Nouadhibou hasta tanto los españoles organizaran el operativo de repatriación, principalmente hacia la India y Cabo Verde. Una agrupación de ONG españolas denunció la falta de transparencia de los trámites de repatriación y entabló pleito al gobierno español por violación de convenciones internacionales que protegen los derechos de los inmigrantes y de las personas que corren peligro en el mar. Dadas las consecuencias diplomáticas de este caso, las Naciones Unidas temen que en caso de que se produzca una nueva crisis humanitaria de este tipo ya nadie quiera intervenir.

(5) La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que desde 2001 no abarca más a Mauritania.


- Véase también el comunicado de la CSI “Nuevo plan de acción sindical para defender los derechos de los migrantes” (15 de diciembre de 2006).

- Véase también la entrevista sobre la alianza entre los sindicatos de Malasia e Indonesia para defender a los migrantes


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