Entrevista en primer plano de Abdul Karim Radhi, asesor de legislación de la GFBTU - Bahrein

“Tenemos que conseguir que renazca la cultura sindical en la población de Bahrein”

“Tenemos que conseguir que renazca la cultura sindical en la población de Bahrein”

Bruselas, 12 de febrero de 2007:En Bahrein, uno de los pocos países del Golfo Pérsico que autorizó la existencia de sindicatos libres (desde 2002), el sindicalismo va cobrando impulso. Ahora 55 empresas de esa isla ya tienen sindicato, con un total de 25.000 miembros agrupados en la Federación General de Trabajadores de Bahrein (GFBTU). Una de las prioridades futuras de ese sindicato es la defensa de los trabajadores migrantes, que constituyen el 60 por ciento de la mano de obra de Bahrein. Abdul Karim Radhi, asesor de legislación de la GFBTU, hace un balance sobre el desarrollo del sindicalismo en Bahrein y en su región. Se refiere asimismo a los desafíos que plantea el movimiento migratorio.

¿Cómo está desarrollándose el sindicalismo en Bahrein?

Una nueva legislación promulgada en 2002 permitió que los sindicatos existan oficialmente. Antes, el movimiento sindical era clandestino pero muchos sindicalistas habían sido encarcelados o estaban en el exilio. En 2002 se instauró un reinado (el sheik Hamad se autoproclamó rey) y se hicieron reformas legislativas, una de las cuales reconocía la libertad sindical. Actualmente tenemos 55 sindicatos en distintas empresas. Todavía no tenemos federaciones sectoriales. Eso irá viniendo a medida que crezcamos. En Bahrein todavía está muy poco difundida la cultura sindical. Por eso tenemos nada más que 25.000 miembros (10 por ciento de los cuales son mujeres) sobre una mano de obra total de 350.000 personas (60 por ciento de ellas migrantes). Representamos a alrededor del 19 por ciento de los trabajadores locales y quizás al 1 por ciento de los trabajadores migrantes.
Tenemos un conflicto con el gobierno por el código sindical ya que en éste no se concede a los trabajadores del sector público el derecho de sindicación y ese sector el que tiene el mayor porcentaje de trabajadores de Bahrein (90 por ciento). Las autoridades afirman que ese derecho le corresponde únicamente a los trabajadores del sector privado. Estamos luchando para que esto cambie ya que debido a esa restricción hay 35.000 trabajadores que no pueden gozar de ese derecho fundamental.

¿Cómo reaccionan las personas de Bahrein, que nunca habían escuchado hablar de sindicatos, cuando les sugieren afiliarse?

En un principio tuvieron una actitud muy conservadora pero la mentalidad va evolucionando. Hemos perdido mucho: Cuando en los años treinta comenzaron las actividades petroleras, la mayoría de los trabajadores de Bahrein trabajaban en ese sector y se hicieron manifestaciones y huelgas reclamando el derecho de sindicación. En esa época, como el movimiento sindical estaba vinculado con partidos políticos, fue reprimido por el gobierno y las empresas. Entre 1938 y 2002 perdimos mucho tiempo. También perdimos la cultura sindical.
Las ventajas que conseguimos gracias a la lucha sindical benefician a todos, inclusive a las personas que no están afiliadas. En consecuencia, por esa parte no hay gran motivación para afiliarse. Estamos entonces trabajando más en lo referente a los servicios que brinda el sindicato que en las ventajas que pueden conseguirse de los empleadores. Por ejemplo, intentamos firmar convenios con centros comerciales para que les hagan precios especiales a nuestros afiliados. Llevamos a cabo programas culturales y celebraciones de eventos para nuestros miembros, como el Primero de Mayo (que desde 2002 es día festivo) o la fiesta patria.

¿Permite el comienzo de un movimiento sindical en Bahrein esperar que se extienda a otros países de la región del Golfo?

Sí. Por ejemplo, Arabia Saudita acaba de comenzar a formar comités laborales consultivos conjuntos (“joint labour consultative committees”). Y nosotros comenzamos de esa manera: Desde 1983 hasta 2002 tuvimos ese tipo de comités, que se eligen en las empresas entre los trabajadores y los empleadores pero no son sindicatos ya que su creación depende del Ministerio de Trabajo. En Omán hay un nuevo código sindical. En Kuwait existe un sindicato desde 1961. En los Emiratos Árabes Unidos no hay nada. Allí se dice que no se puede pensar en crear un sindicato porque el 90 por ciento de la fuerza laboral está compuesta por inmigrantes y eso implicaría que casi toda la federación estaría compuesta por inmigrantes. No es fácil, pero se podría comenzar por crear sindicatos en los servicios públicos, que es donde hay mayor cantidad de nacionales trabajando.

¿Cómo se da el fenómeno migratorio en Bahrein?

Antes de mediados de los años setenta, el fenómeno migratorio era limitado. La mayoría de los trabajadores migrantes procedían de los países del Golfo. Como Bahrein fue el primer país árabe que encontró petróleo, en 1932, se desarrolló antes que los demás países de la región. Por lo tanto, recibimos migrantes de países cercanos, como Omán. Cuando se desarrolló la industria petrolera en otros países del Golfo, Bahrein pasó a ser un país de donde sus trabajadores se iban porque tenían experiencia en el área del petróleo y los atraían los mejores salarios que se pagaban en el extranjero, en países que tenían más petróleo que el nuestro.
Luego de la suba de los precios del petróleo de mediados de los setenta tuvo lugar un enorme desarrollo económico, muy especialmente en la construcción. Había entonces una enorme demanda de trabajadores migrantes. Llegaban de Asia, más concretamente de la India, Corea del Sur, Bangladesh, Filipinas, etc. El 60 por ciento de nuestra mano de obra está compuesta actualmente por trabajadores migrantes. Es un porcentaje alto pero inferior al de otros países de la región, como los Emiratos Árabes Unidos, donde la proporción es de 90 por ciento o inclusive Arabia Saudita, con 65 por ciento, Qatar con más de 80 por ciento, etc. En Bahrein hay alrededor de 200.000 trabajadores migrantes. Como ocurre en casi todo el mundo, los trabajadores migrantes trabajan en los sectores donde los salarios son más bajos, como la construcción y el transporte, por ejemplo. Las personas de Bahrein trabajan más bien en puestos de oficina.

¿Qué servicios les pueden brindar a los migrantes para que se afilien a su sindicato?

En Bahrein hicimos dos seminarios sobre los derechos de los trabajadores migrantes junto con la ex CIOSL, la OIT y la ICM (Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera). Dichos seminarios se basaron principalmente en la construcción porque en ese sector tenemos alrededor de 80.000 migrantes. En colaboración con la ICM formaremos una red para que los migrantes reciban información antes de venir a Bahrein. Uno de los problemas para el funcionamiento de tal red es que la mayoría de los trabajadores migrantes son analfabetos, por lo que no se puede ni pensar en decirles que consigan la información a través de una computadora. Eso es lo que sucede, por ejemplo, con muchos migrantes de Bangladesh. Necesitan muchísima información sobre sus propios derechos porque muchos de ellos están decepcionados: antes de que se fueran de sus países se les prometieron muchas cosas pero cuando llegaron a Bahrein vieron que la situación era muy distinta a la que les habían pintado.

¿Qué pasa con los salarios de los migrantes?

La diferencia salarial entre un trabajador local y un migrante se sitúa en torno a los 300 euros mensuales. En el trabajo doméstico es todavía peor: a quienes mejor se les paga es a los indios y filipinos, que perciben 120 euros, pero a las personas de Bangladesh o Sri Lanka se les paga nada más que 80 euros mensuales.
En 2006, Bahrein creó una institución tripartita de reglamentación del mercado laboral (Labour Market Regulatory Authority), donde yo represento a mi federación. Su mandato consiste en acrecentar los bajos salarios para reducir la diferencia entre los trabajadores migrantes y los locales, con el fin de que a los empleadores les interesen más los trabajadores locales. Este aumento se hará imponiendo una comisión que deberá pagar el empleador por todo ingreso a Bahrein de un trabajador migrante. Como sindicatos estimamos que sería mejor colmar esa diferencia instaurando un salario mínimo en lugar de aplicar impuestos a los empleadores. Con respecto a eso podríamos tener una posición unida con los empleadores, que no están contentos al tener que pagar esos impuestos. Pero el gobierno se niega a promulgar una ley sobre el salario mínimo, sosteniendo que es un mercado libre, una economía de mercado.

¿Podrían firmar acuerdos con sindicatos de los países de procedencia de los migrantes con el fin de protegerlos mejor?

Sí, estamos discutiéndolo pero en la práctica todavía no se ha hecho nada. Participé en un seminario sobre los migrantes que hizo la CSI en Bruselas en 2006. Allí se dieron buenos ejemplos de acuerdos entre sindicatos, como entre Indonesia y Malasia, Costa Rica y Nicaragua, Senegal y Mauritania. En 2007 pensamos ponernos en comunicación con los sindicatos de los países de procedencia de los migrantes. El problema es que esos sindicatos deben en cierta manera asumir el riesgo de que los migrantes pierdan ciertos empleos. Como sindicatos de países de procedencia de migrantes, uno tiene que definir sus prioridades: ¿Trataremos de preservar el empleo de nuestros compatriotas en Bahrein o sus derechos? A veces no se puede obtener todo. Hay quienes dicen que es mejor tener trabajo aunque sea sin derechos que tener derechos pero no trabajo. Esto es tema de una polémica en Bahrein porque es lo que impide que los migrantes se afilien a nuestros sindicatos, no solamente lo joven que es nuestro movimiento, ya que esas personas proceden de países con largas tradiciones sindicales pero también temen perder sus empleos: Trabajan con contratos por duración determinada mientras que las personas de Bahrein están protegidas por sus contratos de duración indeterminada que obligan a los empleadores a pagarles indemnización en caso de despedirlos. Los migrantes temen que el empleador no les renueve sus contratos, también temen las discriminaciones. ¿Tienen conciencia los sindicatos de los países de procedencia de esos riesgos? ¿Defenderán a sus compatriotas contra viento y marea?

Entrevista realizada por Samuel Grumiau

Léase también: «Nuevo plan de acción sindical para defender los derechos de los migrantes» (CSI Enlinea, del 15 de diciembre de 2006),
En la siguiente dirección:

La CSI, fundada el 1 de noviembre de 2006, representa a 168 millones de trabajadores de 153 países y territorios y cuenta con 304 afiliadas nacionales.

Sitio web: www.ituc-csi.org

Para mayor información, favor de ponerse en contacto con la Oficina de Prensa de la CSI a los teléfonos: +32 2 224 0210 ó +32 476 621 018.