Primer plano de Luc Demaret (OIT-Actrav)

Trabajo doméstico: « acabar con la exclusión que rima con explotación »

Violencia física y psicológica, explotación económica, desprecio social…los trabajadores domésticos, que en su mayoría son mujeres, son víctimas de múltiples abusos, en particular los migrantes. Ahora que el movimiento sindical se moviliza en torno a esa problemática, Luc Demaret, encargado del tema « trabajo doméstico » en la Oficina de Actividades para los Trabajadores de la OIT, explica de qué manera el nuevo convenio de la OIT, que se acompañará de una recomendación, permitirá « devolver la dignidad a las trabajadoras domésticas, remplazar una relación de explotación por una relación basada en el derecho y ofrecerles los medios de emanciparse y revalorizarse».

¿Cuál es la magnitud del fenómeno del trabajo doméstico en el mundo?

En la mayoría de los países no se contabiliza el trabajo doméstico en las estadísticas laborales, por lo que es difícil establecer su magnitud con precisión. En numerosos países en desarrollo, los trabajadores y trabajadoras domésticos, que forman parte de la economía informal, representan entre el 5 y el 9% de la población activa. Se estima que hay unos 5 millones en Brasil y 2 millones solamente en la capital de la India, Nueva Delhi. Se calcula que en los países industrializados representan el 2,5% de la población activa. Por extrapolación, la OIT estima que hay más de 100 millones de trabajadores domésticos que son, mayoritariamente, mujeres. Al permitir que millones de personas salgan a trabajar fuera de casa para ganarse la vida, constituyen un eslabón esencial de la economía mundial.

En tanto que sector económico, ¿está creciendo o al contrario disminuyendo?

En un momento dado se pensó que la promoción del trabajo decente daría lugar a una disminución del trabajo doméstico. Sin embargo, se constata todo lo contrario. Incluso en tiempos de crisis, las personas que tratan por todos los medios de encontrar pequeños empleos necesitan servicios domésticos. Incluso en los países escandinavos, donde se piensa en general que el trabajo doméstico « no debería existir », donde se espera que cada persona asuma su parte del trabajo y no que lo delegue a otro trabajador, se observa un aumento del fenómeno, que se desarrolla al margen de la legislación. En Dinamarca, por ejemplo, es el sistema de trabajo « au pair » que se utiliza para encubrir los servicios domésticos.

Los trabajadores y trabajadoras domésticos, en particular los migrantes, son víctimas de múltiples abusos, muy graves. ¿Cómo se puede explicar esa vulnerabilidad?

Todos esos abusos se deben a la ausencia de protección que penaliza al conjunto de los trabajadores y trabajadoras del servicio doméstico. No son reconocidos en la mayoría de las legislaciones laborales nacionales y no son cubiertas de forma adecuada en el derecho del trabajo internacional. Las mujeres migrantes son doblemente vulnerables, primero por su condición de mujeres y luego por su condición de migrantes, además de ser víctimas de la falta de protección jurídica que caracteriza el trabajo doméstico en general. Están enteramente a la merced de su empleador para poder quedarse en el país de destino. Eso abre la puerta a todas las formas de explotación.

¿Cuál es el objetivo fundamental de contar con un nuevo instrumento de la OIT destinado específicamente a los trabajadores y trabajadoras domésticos?

El objetivo fundamental es devolver la dignidad a esos trabajadores y trabajadoras, transformar la relación de explotación en relación de derecho. La razón principal que condujo a la OIT a actuar es la conciencia de que decenas de millones de personas están excluidas de toda forma de reconocimiento y protección. Exclusión rima con explotación. La exclusión es el origen de todos los problemas que padecen los trabajadores/as domésticos, en especial de la imagen negativa que se les atribuye en nuestras sociedades. Su reconocimiento jurídico les ofrecería la posibilidad de lograr su emancipación y revalorización.

Al retroceder en el tiempo, observamos que el fin de la esclavitud fue seguido de la elaboración de un marco legislativo que protegía el trabajo. Sin embargo, los trabajadores domésticos, al igual que los trabajadores agrícolas, se quedaron al margen de ese « salto hacia adelante » en el mundo del trabajo. No es por casualidad si regularmente salen a la luz auténticos casos de esclavitud moderna en el ámbito doméstico: es la consecuencia de una laguna histórica que hace que ese sector se caracterice por una relación de trabajo basada en la dominación.

¿Qué definición del trabajo doméstico ofrecería una base de trabajo objetiva para la elaboración de nuevos instrumentos jurídicos apropiados?

Esa será la cuestión esencial en la Conferencia, aunque hay dos escollos que convendría evitar. Por una parte, es preciso evitar toda forma de exclusión. La motivación subyacente a ese nuevo instrumento es poner fin a la exclusión que padece ese colectivo de trabajadores. Es por lo tanto importante no repetir la dinámica de la exclusión y elaborar un nuevo instrumento que abarque al conjunto de los trabajadores domésticos. Será necesario un enfoque global. Por otra parte, habrá que tener cuidado de no adoptar una definición demasiado amplia que podría cubrir a trabajadores y trabajadoras ya cubiertos en otra parte, como por ejemplo, las enfermeras o las trabajadoras de ayuda a domicilio, que están reconocidas en un sistema de relaciones profesionales específico. Así, habrá que evitar elaborar una definición que, al ser demasiado general, podría acarrear una falta de claridad perjudicial y una pérdida de ventajas y derechos adquiridos para algunos trabajadores. Las propuestas de la OIT constituyen una buena base de trabajo, que permitirán evitar que la exclusión se remplace por la confusión.

¿Por qué es necesario que los convenios se acompañen de una recomendación?

Un convenio es un instrumento fuerte que establecerá derechos mínimos fundamentales de los trabajadores domésticos. Para ayudar a los gobiernos a aplicar el convenio, se prevé una recomendación, que ofrece mecanismos para la aplicación que se ajustan a las características específicas del trabajo doméstico, como por ejemplo, los horarios de trabajo, las vacaciones, el alojamiento, etc. Asimismo, la recomendación ofrecerá pistas para los gobiernos que estén dispuestos a ir más allá de los derechos mínimos consagrados en el convenio. Conviene centrarse en las perspectivas de valorización de la persona, en especial la capacitación. En vista de su contribución esencial al funcionamiento armonioso de nuestras sociedades, el trabajo doméstico comporta numerosas facetas y tiene un gran potencial de desarrollo.

Ya en 1948, la Conferencia Internacional del Trabajo había adoptado una resolución en la que expresaba su preocupación en relación con la situación de los trabajadores y trabajadoras del servicio doméstico. ¿Por qué ha sido preciso esperar más de medio siglo para que esta cuestión se coloque en el orden del día?

Es cierto que ya en 1948, y más tarde, en 1965, la OIT había expresado preocupación en cuanto a la situación, a menudo indigna y privada de derechos, del trabajo doméstico. Desde entonces, no es tanto la falta de acción de la OIT como la insuficiente presión la que imposibilitó actuaciones significativas en ese ámbito. Por una parte, en torno al año 2005 se observó una creciente conciencia entre los trabajadores domésticos de la necesidad de organizarse. Las asociaciones de trabajadores y trabajadoras domésticos se multiplicaron, sobre todo en América Latina y en Europa. Al toparse con limitaciones en su forma de organización, se aceraron al movimiento sindical. Por otra parte, los debates en 2004 sobre los trabajadores migrantes y sobre la eliminación del trabajo infantil incidieron también en la nebulosa del trabajo doméstico. Es la conjunción simultánea de esos factores que condujo a una toma de conciencia.

¿Qué papel ha desempeñado el movimiento sindical en el paso de la toma de conciencia a la reivindicación de una acción normativa de la OIT?

La dinámica generada entre las asociaciones de trabajadoras domésticas y los sindicatos se amplificó y el movimiento sindical trasladó las reivindicaciones de las primeras a la OIT. Está claro que fue el Grupo de los Trabajadores en la OIT que hizo posible que ese tema figurara en el orden del día de la Conferencia. Ciertas asociaciones se transformaron en sindicatos, como en Hong Kong. El movimiento sindical también ha hecho grandes esfuerzos para organizar a las trabajadoras domésticas; es un enorme desafío.

Sin embargo, la organización sindical tiene también sus límites, sobre todo en los países, muy numerosos, en los que los trabajadores y trabajadoras domésticos no tienen derecho a crear un sindicato. De ahí que la demanda del movimiento sindical de contar con un instrumento normativo que permita desbloquear la situación.

La perspectiva de un convenio ha suscitado un gran entusiasmo tanto entre las trabajadoras domésticas como entre los sindicatos. El llamamiento a que se elabore un convenio se ha transformado ya en una convocatoria de acción colectiva como lo ilustran las movilizaciones sindicales sobre ese tema durante el pasado Día Internacional del Trabajo, el 1° de mayo. Esta movilización, incluso antes de la existencia de un convenio, no ha dejado indiferentes a los gobiernos y a los empleadores. Si bien el debate no se ha abierto aún oficialmente, la perspectiva de un convenio ya está teniendo un impacto político importante.

¿Qué función puede desempeñar el movimiento sindical en la fase actual de la Conferencia del Trabajo que se celebra actualmente en Ginebra?

Sobre la base de un cuestionario que se envió a todas las partes en enero de 2009, la Oficina Internacional del Trabajo ha presentado conclusiones que servirán de base para las discusiones. Cada disposición será objeto de un examen tripartito. Será preciso negociar y convencer para obtener un convenio suficientemente eficaz que sea también ratificable. Esto implica obtener normas mínimas solidas suficientes que permitan mejorar la situación original a nivel nacional y luego conseguir mejoras suplementarias a través del sistema de relaciones profesionales.

¿Cuáles son las principales reticencias y resistencias a las que podría enfrentarse el Grupo de los Trabajadores?

Los gobiernos han planteado muchas dudas sobre la aplicación de ese posible instrumento. Esencialmente, porque en teoría el trabajo que se realiza en un domicilio privado es poco accesible a un inspector del trabajo. Algunos se preguntan también cuáles serán las repercusiones financieras que el instrumento podría tener en esferas como la seguridad social, la salud y la seguridad. No obstante, algunos países ya han encontrado respuestas a esas interrogantes, como Brasil, Uruguay o Sudáfrica. En Europa, algunos países han asociado a los empleadores y desarrollado un sistema que permite sacar al trabajo doméstico de la informalidad. Existe un sólido acervo de experiencias que hasta ahora están dispersas pero que pueden utilizarse a lo largo del debate como fuente de inspiración común. Será necesario también entablar un diálogo con los empleadores que, hasta la fecha, se han mostrado renuentes a la idea de un convenio, decantándose más bien por un instrumento no vinculante como la recomendación. Esta posición podría evolucionar. En Bélgica por ejemplo, la propuesta de convenio y recomendación es respaldada por todos los interlocutores sociales, incluidos los empleadores.

Después de la Conferencia Internacional del Trabajo, ¿cuáles serán las etapas siguientes?

Durante la Conferencia de este año, se examinarán las propuestas de la Oficina Internacional del Trabajo con el fin de establecer un proyecto de convenio y de recomendación que se enviará a los Estados Miembros y a los interlocutores sociales. Tras la revisión del texto sobre la base de las eventuales observaciones recibidas y de una segunda discusión tripartita durante la Conferencia Internacional del Trabajo de 2011, los textos del convenio y de la recomendación deberán ser adoptados por una mayoría de dos tercios de los delegados que representan a los gobiernos, los empleadores y los sindicatos de los 183 Estados Miembros de la OIT. Esta etapa de adopción será obviamente crucial y exigirá una gran fuerza de convicción. La fase siguiente será la de la ratificación. La OIT deberá lanzar una campaña de ratificación y la movilización en esa fase será esencial para asegurar que se actúe a nivel nacional.

Cabe señalar que aunque un Estado no esté listo de inmediato para la ratificación puede votar a favor del nuevo instrumento de la OIT y ratificarlo en un plazo más largo, que se adapte a su situación. Lo importante, en la primea fase, es dotar a la OIT de los instrumentos necesarios para que promueva eficazmente el trabajo decente para esa categoría de trabajadores.

Concretamente, ¿cómo podría un nuevo convenio de la OIT ayudar a una trabajadora doméstica, víctima de abusos en un país determinado?

Un convenio ratificado tuene fuerza de ley en los países que son partes en él. El miedo a la autoridad contribuirá sin duda a que, muy rápidamente, un gran número de personas que recurren al trabajo doméstico cumplan las nuevas reglas y determinados sistemas podrían incluso alentarlas a hacerlo. En muchos casos, es la ausencia de una definición de las normas que conduce a situaciones de abuso. Los menos escrupulosos se expondrán a sanciones. Los trabajadores y trabajadora domésticos conocerán sus derechos y se organizarán campañas de información sindicales para contribuir a ello. Si, por ejemplo una trabajadora doméstica es despedida sólo porque está embarazada, podrá obtener reparación ante los tribunales. Podrá también recibir ayuda de una organización sindical. Será difícil para las personas que recurren al trabajo doméstico actuar de forma encubierta. Se deberán ofrecer condiciones de trabajo decentes, una protección social mínima, días de vacaciones y un descanso semanal. Se podrían prever, como en algunos países, convenio colectivos específicos. Pasarán así del mundo de la explotación al de la dignidad. Un convenio internacional puede marcar la diferencia. Es lo que piden los trabajadores domésticos. No es una norma teórica, es una herramienta para lograr cambios concretos. Por ello, este debate reviste una importancia histórica: la de colmar una laguna histórica.

Entrevista a cargo de Natacha David



- Véase también el documento « Vision Syndicale »: Trabajo doméstico: movilización por un Convenio de la OIT