Los ministros del G20 y el FMI deberían aprobar el impuesto a las transacciones financieras para paliar el inminente déficit de recursos públicos

La CSI ha instado a los Ministros de Finanzas del G20 reunidos en Washington el viernes 23 de abril a apoyar la adopción de un Impuesto sobre las Transacciones Financieras (ITF), así como al Fondo Monetario Internacional, cuyo comité ministerial se reúne este sábado para diseñar un estrategia coordinada para el diseño e implantación del ITF entre el mayor número de países posible.

El Secretario General de la CSI Guy Ryder respondió al informe provisional del FMI para el G20 sobre "Una contribución justa y sustancial del sector financiero" en los siguientes términos: "Observamos que si bien el informe del FMI dedicó sólo 3 de sus 57 páginas al Impuesto sobre las Transacciones Financieras, reconoce que existe una base suficiente para la aplicación práctica de por lo menos algún tipo de ITF, y que las dificultades de aplicación no son diferentes a las opciones que prefiere el informe del FMI".

La propuesta del FMI a los gobiernos del G20 es crear un nuevo sistema fiscal de dos niveles: (i) una Contribución de Estabilidad Financiera (CEF) para financiar el costo directo de las futuras quiebras bancarias y (ii) un Impuesto a las Actividades Financieras (IAF), que gravaría los “altos niveles de remuneración" y los beneficios “excesivos" para cubrir “todos los demás costos relacionados con las crisis financieras". Tanto la Contribución de Estabilidad Financiera como el Impuesto a las Actividades Financieras se aplicarían a todas las instituciones financieras, incluidos bancos y fondos especulativos (hedge funds).

Ryder señaló que la introducción de un ITF es totalmente compatible con la propuesta del FMI de una tasa bancaria para reembolsar el costo de los rescates bancarios, y que todavía existe una considerable incertidumbre sobre la opción del IAF que prefiere el FMI en comparación con el ITF. "El informe provisional del FMI afirma que el Impuesto a las Actividades Financieras se aplicaría a los rendimientos “excesivos” al igual que el Impuesto sobre las transacciones financieras, y deja las opciones abiertas en cuanto a su diseño y parámetros precisos. Es absolutamente esencial que los empleados bancarios de bajos salarios y los consumidores de servicios financieros, incluidos los hogares, no deban ser injustamente penalizados por este impuesto”, afirmó Ryder. "En cambio, sabemos con certeza que un ITF desalentaría las transacciones a corto plazo puramente especulativas que han contribuido a crear burbujas artificiales sobre los precios de los productos básicos y otros activos, fomentando al mismo tiempo inversiones a más largo plazo generadoras de empleo en la economía real".

A la CSI le preocupa que el informe del FMI no tenga suficientemente en cuenta el impacto fiscal global de la crisis financiera y económica, aunque el informe hace notar que los defensores del Impuesto a las Transacciones Financieras parecen haber sido los únicos entre los consultados por el FMI en plantear esta preocupación. "Es de extrañar el hecho de que el FMI haya omitido abordar la grave falta de recursos públicos en su informe sobre un impuesto financiero teniendo en cuenta que esta misma semana el FMI sacó dos importantes publicaciones, Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial y Perspectivas de la Economía Mundial, que piden a la mayoría de los países del G20 participar en una "consolidación fiscal" con el fin de reducir las cada vez mayores deudas públicas”, indicó Guy Ryder.

El informe provisional del FMI se encuentra ahora en manos de los gobiernos del G20, quienes tendrán que decidir los próximos pasos, incluyendo la capacidad y el alcance de la Contribución de Estabilidad Financiera y el Impuesto a las Actividades Financieras propuestos por el FMI. Si toman una decisión a través de una lectura minimalista del Impuesto a las Actividades Financieras, se produciría solamente una pequeña fracción de los ingresos que generaría un Impuesto a las Transacciones Financieras. Asimismo, Guy Ryder declaró: "El movimiento sindical mundial y muchos otros apoyan el Impuesto a las Transacciones Financieras como un medio práctico para generar los ingresos sustanciales necesarios para reparar los costos de la crisis, incluso para financiar los esfuerzos de creación de empleo y cumplir los objetivos de desarrollo así como financiar los compromisos en el ámbito del clima de los países industrializados. Sería incongruente que el FMI o los Ministros del G20 propusieran que sean tanto los trabajadores como los pobres los que tengan que pagar ahora, a través de recortes en los servicios públicos o aumentos fiscales regresivos, los costos de una crisis provocada por la codicia y la incompetencia de las instituciones financieras privadas”.

"Los gobiernos del G20 deben mostrar ambición. El sistema de seguro sistémico propuesto por el FMI requeriría sofisticados mecanismos de "resolución" mediante los cuales las autoridades públicas podrían controlar las instituciones financieras fallidas antes de ir a la quiebra. De lo contrario podría convertirse en otro medio de hacer pagar a los contribuyentes la factura de la próxima crisis financiera. Estos mecanismos de resolución todavía no se han creado y dependen en gran medida del trabajo en paralelo con el Consejo de Estabilidad Financiera", señaló John Evans, Secretario General de la Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE.

En su declaración a las reuniones de primavera de los Ministros de Finanzas del G20, el FMI y el Banco Mundial , la CSI y sus socios de la Agrupación Global Unions instan además a que no se ponga fin antes de tiempo a los programas de estímulo que el FMI ha apoyado, a la luz de las previsiones del propio Fondo según las cuales el desempleo mantendrá en muchos países sus altos niveles actuales durante al menos dos años. La declaración también pide al Banco Mundial que adopte nuevas medidas para garantizar el pleno cumplimiento de las normas fundamentales del trabajo en todos los proyectos que financia, e insta a ambas instituciones a trabajar con la OIT en el desarrollo de marcos normativos que sitúen la creación de trabajo decente en el epicentro de su asesoramiento y las prioridades de financiación a nivel de los países.

El 20 de abril, una delegación de líderes sindicales del G20 celebró una reunión en Washington con los directores del FMI y el Banco Mundial, Dominique Strauss-Kahn y Robert Zoellick, en la que presentaron las propuestas contenidas en la declaración de la Agrupación Global Unions para las reuniones de primavera de las instituciones financieras internacionales.


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