Bruselas, 20 de mayo de 2009: La CSI condena firmemente el juicio de Daw Aung San Suu Kyi, el único Premio Nobel encarcelado en el mundo, que se encuentra hoy en su tercer día. El único propósito de esta parodia de juicio parece ser la de asegurarse de que no intervenga en modo alguno en las próximas "elecciones" de 2010.
Desde 1989, Aung San Suu Kyi ha pasado más de 13 años bajo arresto domiciliario, que en sí mismo ya ha sido calificado por la ONU como una violación del sistema jurídico internacional e inclusive del propio sistema jurídico de Birmania. A principios de este mes, tras un incidente relativo a un ciudadano estadounidense que llegó nadando hasta su casa y que fue detenido sólo tres días después de haber salido, ella también fue detenida y trasladada a la tristemente célebre prisión de Insein, donde ahora está procesada por violar la legislación birmana en lo relativo al arresto domiciliario. A pesar de la creciente preocupación por su salud, su médico y dos enfermeras también fueron detenidos, y no se le ha autorizado a verlos.
El día de ayer, en el segundo día de su juicio en el interior de la cárcel, declararon cinco de los 22 testigos del fiscal. El juicio se celebra bajo las medidas de seguridad más estrictas; la policía antidisturbios ha cerrado calles y carreteras y mantiene a unos 700 simpatizantes de Aung San Suu Kyi a distancia.
En septiembre de 2007, un importante movimiento no violento de monjes, monjas y activistas de la democracia se manifestaron contra el régimen militar en lo que ahora se conoce como la Revolución Azafrán. Las manifestaciones continuaron durante 11 días hasta que los militares dispararon contra la multitud y empezaron a arrestar y a asesinar a los manifestantes. Menos de un año después, el régimen aprovechó el devastador ciclón que asoló el país para detener a un mayor número de activistas y ratificar una nueva constitución a través de un referéndum fraudulento, celebrado sólo unos días después del paso del ciclón.
Estaba previsto que el arresto domiciliario de Aung San Suu Kyi llegar a su fin el 27 de mayo, por lo que no había razón de que no cumpliera cualquiera de sus disposiciones. El régimen birmano tiene claramente la intención de encontrar cualquier pretexto, sin importar cuán cuestionable sea, para prolongar su detención ilegal. Sin embargo, lo único de lo que es realmente culpable es de defender los derechos del pueblo birmano ante la más terrible represión. Por ello, la CSI exige su liberación y que los más de 2.100 presos políticos que se encuentran actualmente detenidos en Birmania también sean puestos en libertad.
Foto: Kathino
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