Primer Plano de Rahdia Belhadj Zekri (UGTT, Túnez)

“¿La igualdad en los sindicatos del Sur del Mediterráneo? Ya es hora de pasar de las recomendaciones a las acciones.”

¿Cuáles son los retos, los adelantos, los obstáculos y las medidas en relación a la igualdad en los países del Sur del Mediterráneo? En el marco del Foro sindical Euromed, las mujeres de cinco centrales sindicales de la región – Argelia, Jordania, Marruecos, Palestina y Túnez – evaluaron la situación durante una conferencia celebrada recientemente en Túnez.

Rahdia Belhadj Zekri, miembro fundadora del Comité de las mujeres trabajadoras de la UGTT y experta coordinadora del informe de síntesis(1) de este proceso, nos explica cómo evoluciona la situación de la mujer, en la sociedad en general y en los sindicatos en particular, en esta región, y reclama más medidas concretas y más democracia.

¿Cómo evoluciona el lugar que ocupa la mujer en el espacio privado?

A excepción de Túnez, los códigos de la familia siempre adjudican un papel inferior a las mujeres. Es verdad que se han dado varios progresos remarcables, sobre todo en Marruecos, donde la ruptura en 2004 con el antiguo Código del Estatuto Personal constituye el adelanto más significativo. En Argelia también, se han logrado algunas enmiendas a favor de las mujeres, principalmente para luchar contra el matrimonio prematuro. En Jordania se han introducido restricciones específicas a la poligamia. En Palestina las leyes introducidas por las autoridades del país han supuesto cambios positivos, aunque el estatuto personal sigue dependiendo esencialmente de las leyes religiosas, musulmanes o cristianas. Por todas partes las mujeres se han movilizado intensamente, lo cual ha permitido llevar a cabo enmiendas y reformas. Y esto es esperanzador, pero sigue siendo insuficiente.

Por otro lado, los cuatro países han ratificado el Convenio sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés). Sin embargo, lo han hecho con numerosas excepciones que por desgracia limitan los resultados, especialmente con relación a la nacionalidad y al matrimonio.

Se han logrado grandes progresos en cuanto a la educación de las niñas en los países árabes. ¿La carga del analfabetismo está realmente desapareciendo?

El índice de escolarización de niñas en primaria y en secundaria es igual al de niños, e incluso superior en el caso de Jordania, Túnez y los Territorios Palestinos ocupados. Es a nivel de los canales de orientación profesional donde se dan las mayores discriminaciones, y los niños permanecen mayoritariamente en las ramas técnicas, más prometedoras en materia de empleo.

El analfabetismo femenino está efectivamente disminuyendo, pero sigue siendo superior al de los hombres; las diferencias varían de un país a otro. En Marruecos, a pesar de una fuerte movilización, sigue siendo del 66% para las mujeres en comparación con el 40% para los hombres.

¿Qué me dice sobre la participación de las mujeres en la vida política de la región?

Sigue siendo escasa: hay un 23% de mujeres parlamentarias en Túnez, 11% en Marruecos y 6% en Argelia y en Jordania. Esta presencia se debe mucho a la movilización de los movimientos de mujeres en estos países que han permitido el establecimiento de cuotas, como es el caso de Jordania y Palestina. A nivel ministerial, la presencia de algunas mujeres en Marruecos, Palestina y Túnez no sigue siendo más que simbólica y relegada a los terrenos que les están tradicionalmente reservados, como la salud, la infancia, la cultura y evidentemente los asuntos femeninos.

Los cinco países concernientes han firmado los Convenios de la OIT que limitan la discriminación contra la mujer (100, 111 y 122) y han ratificado la prohibición de toda discriminación en sus legislaciones nacionales. ¿Cuál es la situación en la práctica?

Los progresos en la educación no se han traducido en términos de una participación de la mujer en la economía. La presencia femenina en el mercado de trabajo sigue siendo escasa, con disparidades importantes entre países, por un lado, y entre ciudades y pueblos, por otro.
Las desigualdades se mantienen en términos de remuneración, jerarquía y promoción – el famoso “techo de cristal”. Las mujeres ocupan una proporción mayor de empleos peor pagados y menos estables que los hombres, y se observa una concentración muy elevada de mujeres que trabajan en la agricultura. El índice de desempleo femenino es también más alto. En Palestina, en el sector privado, las mujeres reciben por realizar un trabajo de igual valor el 60% del salario que se les asigna a los hombres.

En cuanto al acoso sexual en el lugar de trabajo ¿cómo evolucionan las mentalidades de la región?

En Marruecos, Argelia y Túnez se han aprobado reformas al Código Penal para castigar a los perpetradores, pero son aún muy insuficiente y estas prácticas se siguen silenciando mucho. Las mujeres sindicalistas se están movilizando, especialmente en Argelia, para reforzar el trabajo de concienciación y exigir medidas de protección para los testigos.

En las cinco centrales sindicales concernientes se han establecido estructuras específicas para las mujeres. ¿Cuáles han sido los resultados?

Las mujeres han conseguido efectivamente crear en el seno de las centrales sindicales comisiones de la mujer trabajadora encargadas de defender las reivindicaciones específicas de las mujeres.
Pero a pesar de las labores de presión y de formación emprendidas por estas estructuras específicas, y a pesar de progresos significativos en cuanto al número de mujeres afiliadas a los sindicatos y a su participación relativa en las estructuras de base, las mujeres siguen estando prácticamente ausentes en la parte superior de la escala de la jerarquía sindical. Su representación es particularmente pobre en las estructuras de gestión y de toma de decisiones. En Túnez, por ejemplo, no hay mujeres en los servicios administrativos. No obstante, cabe señalar el adelanto que ha tenido lugar en Argelia donde, desde 2008, 15 mujeres forman parte de la comisión ejecutiva nacional.

¿Qué factores condicionan la escasa participación de las mujeres en la actividad sindical?

Se debe al mismo tiempo al contexto social y cultural en general, y al mundo sindical en particular. Los obstáculos de orden social reflejan el desajuste entre el papel real que desempeña la mujer en la sociedad y la imagen que se tiene al respecto. Se considera que la mujer debería contribuir cada vez más al presupuesto familiar mediante su trabajo y, no obstante, la intolerancia de cara a su ausencia en el hogar y a las dificultades a las que se enfrenta para combinar el trabajo y las tareas domésticas a falta de una participación equitativa por parte de los miembros masculinos de su familia, sigue siendo tan aguda como siempre. Con todas las dificultades que ya tiene para mantener una jornada laboral doble, ¿cómo se las arreglaría para sobrellevar la triple jornada de trabajo que exigiría su implicación sindical? La ausencia de guarderías y cantinas escolares complica todavía más su vida cotidiana. En los sectores de actividad más precaria, donde el índice de mujeres es muy elevado, la actividad sindical las expone, entre otros, al riesgo de castigos e incluso al despido.
En el plano cultural, el espacio público, y por tanto el mundo sindical, sigue estando percibido como un lugar reservado a los hombres. A la mujer de las sociedades árabes le resulta muy difícil implantar su presencia en un espacio mixto. La visión patriarcal, encargada de desvalorizar a la mujer en general y a las activistas sindicales en particular, sigue teniendo un impacto considerable. Las mujeres interiorizan a menudo todos estos factores juntos, lo que genera falta de confianza, baja autoestima, inhibición y a veces desánimo para afrontar los espacios públicos y para perseverar en la lucha por la igualdad.

¿Y cuáles son los obstáculos inherentes al universo sindical?

La falta de medidas concretas (poder elegir los horarios de las reuniones, ausencia de guarderías) en el seno mismo de los sindicatos no fomenta precisamente la presencia de las mujeres. Y en los sindicatos persisten además las corrientes conservadoras en relación a la participación de las mujeres en la vida pública. Por otro lado, la falta de democracia dentro de los sindicatos espanta a muchas mujeres y las incita a veces a participar activamente en organizaciones de mujeres.

¿Qué estrategia convendría desarrollar para fomentar la igualdad de género en el seno de los sindicatos y su integración a todos los niveles de toma de decisiones?

Hemos formulado múltiples recomendaciones. Es sobre todo esencial fomentar la sindicalización de las mujeres, en particular de las mujeres activas en la economía informal, y promover políticas sindicales de defensa para los que se encuentran en las situaciones más precarias, en este caso las mujeres, que constituyen la dimensión de género.
Promover el acceso de las mujeres a puestos de decisión requiere el establecimiento de cuotas proporcionales y progresivas, así como la consolidación de sus capacidades de liderazgo. Es preciso que se reconozcan las necesidades específicas de las mujeres en el interior de los sindicatos y hace falta seguir concienciándolas sobre la utilidad de los sindicatos a la hora de promover su condición específica. Concretamente, hace falta consolidar el papel social de los sindicatos y desarrollar una oferta de servicios específicos para las mujeres trabajadoras. Establecer vínculos de solidaridad y complementariedad con otros actores de la sociedad civil es también un eslabón clave.
Pero la conclusión esencial de nuestro trabajo es que ya es más que hora de traducir todas estas recomendaciones, formuladas repetidas veces, en programas y planes de acción, con programas y medidas de acompañamiento, evaluación y control.

Para hacer avanzar la causa de la igualdad, usted insiste también mucho en la necesidad de luchar por una mayor democracia y transparencia...

Los grandes desafíos que plantea la igualdad requieren efectivamente reformas profundas de las estructuras y del modo de funcionamiento, orientadas hacia una gestión más descentralizada, más democrática y más transparente. Es un combate en el interior de los sindicatos pero también en las sociedades en general. Los sindicatos deben implicarse plenamente en la batalla por la democracia en sus respectivos países y contribuir con los componentes de la sociedad civil para construir un entorno político plural y abierto, propicio a la difusión de los valores de igualdad y de justicia.

Entrevista realizada por Natacha David



(1) “Femmes et syndicats dans les pays sud de la méditerranée : Rapport de synthèse”, aprobado en la conferencia del Foro Sindical Euromed “Mujeres y Sindicatos” celebrada en Hammamet (Túnez) del 23 al 25 de febrero pasado y en la que participaron cincuenta sindicalistas, mujeres y hombres, de la región (Argelia, Jordania, Marruecos, Palestina, Túnez).