Primer plano de Ramiah Yogarajan (CWC - Sri Lanka)

“A los salarios no les ha tocado la misma subida que la productividad”

En Sri Lanka, los trabajadores de las plantaciones contienen la respiración según se acerca la próxima negociación colectiva que tendrá lugar en enero de 2009. El Ceylon Workers Congress (CWC), afiliado a la CSI, aparece en primera fila con un objetivo: obtener unos ingresos decentes manteniendo la viabilidad de las plantaciones. Encuentro con uno de los dirigentes del sindicato, Ramiah Yogarajan.

¿Qué clima social se respira en el sector de las plantaciones de Sri Lanka?

El sector de las plantaciones es receptivo a los sindicatos. Está repartido en dos grupos: alrededor del 55% de las plantaciones de té y de caucho son propiedad del gobierno, aunque están gestionadas con la participación de 23 sociedades del sector privado; y el resto pertenece a propietarios privados más reducidos, la mayoría de los cuales posee menos de 50 acres. El convenio colectivo negociado cada dos años cubre al 90% de los trabajadores del sector y se pacta entre la Federación de Empleados de Ceilán, por un lado, que representa las 23 grandes sociedades y algunos de los pequeños propietarios, y, por otro, el CWC así como dos otros sindicatos: el LJEWU (Lanka Jathika Estate Workers Union) y el JPUTC (Joint Plantation Trade Union Center). Este convenio colectivo vincula a los signatarios, y, en lo concerniente a los salarios, a todos los trabajadores de las plantaciones, incluyendo los que nos trabajan para las 23 grandes empresas. Por tanto en todo el sector se pagan los mismos salarios.

¿Cuáles son los principales retos para el CWC en las futuras negociaciones?

El mayor reto es el de los salarios. Durante las últimas negociaciones los sueldos subieron de 190 a 290 rupias (US$1,7 a 2,6) por día, es decir, cerca del 50%, pero en aquella época el costo de la vida no aumentaba a la velocidad actual de alrededor del 27% por año. Como la última negociación data de hace dos años, en esta ocasión deberíamos conseguir un aumento de más del 50% para compensar así el incremento del costo de la vida. Pero en tal caso se pondría en peligro la supervivencia del sector. En el pasado hubo empleadores que llegaron a trabajar con pérdidas, pero eso no es viable. Siempre podemos decir que encontrar el dinero para pagar los salarios es problema de los empleadores, pero si destruimos la industria de las plantaciones nos quedamos sin trabajo, y en determinados distritos todo el mundo trabaja en alguna plantación porque no hay otras industrias ni otras tierras privadas que cultivar. La mano de obra depende totalmente de este sector. Nuestro mayor desafío es por tanto lograr un equilibrio entre la supervivencia del sector y un aumento de sueldo que garantice el mínimo vital para los trabajadores y sus familias.

El trabajo en las plantaciones ha dejado de atraer a los jóvenes de Sri Lanka…

Estamos muy preocupados al constatar la caída de los ingresos totales por familia: en los años 70 y 80, una familia contaba de media con 2,6 trabajadores en las plantaciones, cifra que hoy se sitúa en un 1,6. Esta disminución de los ingresos por familia se explica sobre todo por el hecho de que muchos jóvenes evitan trabajar en las plantaciones. Es un trabajo duro que se lleva a cabo en las regiones de las colinas donde el clima es mucho más frío. A los jóvenes les atrae mucho más los salarios que pueden ganar yéndose al extranjero o trabajando en las zonas industriales. En las regiones donde existen otras alternativas de empleo hay escasez de trabajadores de las plantaciones. Las grandes plantaciones también han reducido la mano de obra: antes de la privatización, las 23 empresas principales empleaban ellas solas a 420.000 trabajadores, y ahora no emplean más que 220.000 a pesar de que la producción ha aumentado. En conclusión, la productividad ha mejorado pero los salarios sólo han aumentado en función de la inflación, no de la productividad.

El CWC también ha expresado sus temores respecto a una degradación de la relación de empleo…

Las empresas que gestionan las plantaciones consideran que los salarios están aumentando a tal velocidad que no van a poder ser capaces de producir a costes superiores al precio de venta, el cual no se determina en Sri Lanka sino que depende de los precios internacionales. Las empresas intentan entonces confiar un terreno de una, dos o tres acres a una familia, que deberá mantenerlo y proveer la cosecha a la plantación. En esta situación, la relación empleador-empleado se rompe, se vuelve informal, y desaparece la seguridad del empleo y la protección de los trabajadores mediante la seguridad social; las empresas sólo pagan a los trabajadores por los productos que reciben. Nos oponemos a esta tendencia en la que el Banco Mundial y determinadas plantaciones querrían que nos implicáramos. Con esta práctica, las empresas transferirían todos los riesgos a los trabajadores, mientras que en la actualidad no se ven afectados por las variaciones en la producción.

¿La situación es más favorable en las plantaciones de caucho?

Sí, porque el precio del caucho en el mercado mundial es más elevado. Hace 10 años, los precios del caucho estaban por los suelos, y los trabajadores tenían que apañarse con sueldos bajos, pero no podíamos exigir un aumento. Ahora es diferente: los trabajadores del caucho reciben incluso horas suplementarias y toda una serie de incentivos. Por ejemplo, por encima de una cuota determinada reciben salarios superiores a los previstos por el convenio colectivo. Sin embargo, los trabajadores del caucho no son más que 100.000 respecto a un total de 500.000 trabajadores de las plantaciones.

A menudo se oye decir en Sri Lanka que la pobreza de los trabajadores de las plantaciones se debe en parte al abuso del alcohol. ¿Cuál es exactamente la situación?

El trabajo en las plantaciones es muy exigente en el plano físico y se lleva a cabo en regiones con temperaturas inusualmente frías para un país como Sri Lanka. Muchos trabajadores usan estas razones para justificar un consumo excesivo de alcohol. El movimiento sindical dirige diversos programas para demostrarles que se equivocan de camino, porque se debilitan día tras días debido al alcohol que ingieren. Su consumo excesivo también explica en parte la pobreza de estas comunidades ya que se gastan entre el 30 y el 40% de sus ingresos en licores. Estos abusos tienen un grave impacto sobre los niños y la familia en general. Hace poco se constató que incluso las mujeres están empezando a beber más de la cuenta ya que, para reducir la resistencia de sus esposas, los hombres las incitan a beber. Es difícil para un sindicato luchar contra estas tradiciones, pero seguiremos llevando a cabo nuestros programas de sensibilización.

Entrevista realizada por Samuel Grumiau



Una cooperativa sindical en las plantaciones

El sindicato National Workers Congress (NWC), afiliado a la CSI, está desarrollando un proyecto piloto de cooperativa sindical en el seno de la plantación de té Saint-Clair, en la región de Hatton. Todo empezó en 2004 con el establecimiento de una pequeña tienda situada en la plantación y administrada por un comité de gestión dónde están representados cinco sindicatos y la dirección de Saint-Clair. “Hay tiendas en los pueblos próximos a las plantaciones, pero los productos son más caros. En la cooperativa compramos los productos directamente a los mayoristas y luego los vendemos con un pequeño beneficio, explica Gerald Lodwick, Secretario General Adjunto del NWC. También aceptamos vender a crédito, una práctica con tendencia a disminuir en el resto del país. Se trata de créditos al 0%, concedidos en función de los ingresos, y que se reembolsan mediante deducciones directas del salario de manera que los trabajadores aprendan a controlar sus gastos y no entren en un ciclo de deudas. El hecho de no tener que desplazarse a los pueblos vecinos reduce por otro lado la tentación de comprar alcohol conduciendo.”.

En 2007, la tienda generó un beneficio de 150.000 rupias (US$1.370) a repartir entre los 685 accionarios de la cooperativa, que recibieron alrededor de 105 rupias cada uno (la participación inicial les había costado 250 rupias). El beneficio debería ser mayor en 2008 ya que la tienda ha sido ampliada. La cooperativa también genera otros ingresos, por ejemplo proporcionando pequeños préstamos a los trabajadores con una tasa de interés del 10%, ligeramente inferior a la de los bancos, y con garantías menos importantes que las que exige el sistema bancario. También se ofrecen cursos de formación profesional para adultos y cursos de recuperación para los niños.

El comité de gestión de la cooperativa interviene asimismo para mejorar las condiciones de alojamiento de los trabajadores. Se han construido, por ejemplo, 40 servicios en la plantación de Saint-Clair, un avance importante para trabajadores que suelen vivir en alojamientos donde diez familias comparten dos servicios. El NWC ha recibido el apoyo de varios asociados para desarrollar estos proyectos, como el sindicato holandés CNV (afiliado a la CSI) y la Fondation Abbé Pierre (Francia). Ahora quiere desarrollar el mismo tipo de cooperativa en otras plantaciones.


- Véase también la publicación “Visión sindical:Sri Lanka: los sindicatos no cejan en su empeño”

- Véase también la entrevista de K. Velayudam (NTUF- Sri Lanka), “Los sindicatos podrían desempeñar un papel vital en el proceso de paz”.