Resulta escandaloso el déficit mundial en vacunas contra la COVID-19

El hecho de que en la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revele que apenas el 20% de la población en los países de ingresos bajos y medios podrá haber sido vacunada contra la COVID-19 para finales de este año representa un escándalo de proporciones épicas.

Alrededor del 80% de la población en países de ingresos altos y medio-altos ha recibido ya al menos una primera dosis de la vacuna, según la OMS.

Sharan Burrow, secretaria general de la CSI, comentó que “Esto supone un fallo monumental que podría haberse evitado y que ha de corregirse sin demora. Seguirán perdiéndose vidas y muchas personas caerán enfermas en países que carecen de una aportación adecuada de servicios de salud y donde los medios de subsistencia continuarán viéndose perturbados, a lo que viene a sumarse la posibilidad de que surjan nuevas variantes preocupantes del virus”.

Hasta la fecha se han recaudado 10.000 millones de USD para la plataforma COVAX, a través de la cual los países pueden acceder al suministro de vacunas, mientras que nueve multimillonarios han amasado gracias a la COVID-19 un total de 19.200 millones de USD. Otros ocho multimillonarios existentes que invirtieron en la producción de vacunas contra la COVID-19 han incrementado su patrimonio en 32.200 millones de USD en total.

Futuras pandemias

Sharan Burrow añadió: “Esta injusticia resulta sencillamente inconcebible. Las restricciones vinculadas a la propiedad intelectual respecto a las vacunas y otros productos vitales relacionados con la pandemia deberían eliminarse acordando una exención de las normas sobre ADPIC de la OMC. Aunque es muy de agradecer que Australia haya decidido apoyar dicha exención, un puñado de países siguen oponiéndose, incluyendo Brasil, Canadá, Japón, México y Noruega.

“La Unión Europea también bloquea posibles progresos, y apoyamos plenamente la petición lanzada por la CES para que la UE deje de oponerse. Necesitamos una dispensa del ADPIC, junto con políticas industriales y de inversión encaminadas a incrementar urgentemente la capacidad productiva en centros de producción locales.

Y además de las vacunas, los países menos ricos necesitan mayor capacidad para realizar pruebas de detección de la COVID-19, incluyendo test rápidos, más equipo de protección personal y médico y más personal sanitario. El mundo tiene que poner mayor énfasis en la prevención y tenemos que crear la resiliencia necesaria para afrontar esta y otras futuras pandemias”.