Revalorizar el valor del trabajo de las mujeres frente a la Covid19

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, pero ¿qué pasa con sus derechos en estos momentos especiales de crisis de salud en todo el mundo? WSM conoció a mujeres activistas de tres continentes.

Ingrid Mulamba es profesora e investigadora de la Cátedra de Dinámica Social de la Universidad de Kinshasa en el Congo y asesora de un gran número de organizaciones feministas. Alexandra Arguedas es trabajadora social, activa en WSM Costa Rica y Lut Cromphout es enfermera en el Hospital Jan Portaels en Vilvorde y miembro del equipo móbil de Bélgica.

¿La crisis de salud ha tenido un impacto importante en quienes le rodean?

Ingrid: Por supuesto. El gobierno congoleño impone fuertes medidas restrictivas pero no instituye ninguna medida de apoyo ni ingresos sustitutivos. ¡Esta es la razón por la que tantas personas caen en la pobreza!

Alexandra: El sector del turismo, la principal fuente de empleo en Costa Rica, se ha derrumbado por completo. Es una tragedia para muchas familias.

Lut: Por supuesto que la crisis de salud tiene un gran impacto en el trabajo en el hospital. Al principio nos sentimos muy apoyados, pero un año después la economía parece volver a tener prioridad sobre la atención médica.

¿El impacto es diferente para hombres y mujeres? ¿Hay grupos específicos de mujeres que se vean más afectados que otros?
Lut: Sí, tiene que ver con estereotipos de género persistentes. Incluso hoy en día, las madres siguen siendo las que más se encargan del cuidado de los niños. Combinar una mayor flexibilidad en el hospital con los niños en casa no es tarea fácil.

Alexandra: Las mujeres están sufriendo mucho por la pandemia. Las "afortunadas" pueden trabajar en casa, pero luego tienen que hacerse cargo de la mayoría de las tareas del hogar. Las mujeres son mayoría en los sectores más afectados: trabajo doméstico, comercio y turismo. Muchas han sido despedidas o sus contratos se han suspendido temporalmente. Y quienes trabajan en el sector informal ven cómo sus ingresos disminuyen drásticamente, o incluso desaparecen.

La solidaridad mutua es un apoyo importante para los trabajadores informales, ¿puede aclarar qué es?
Ingrid: Las "malewists" son un ejemplo. Son mujeres que operan las cantinas populares e informales en Kinshasa. Estas mujeres no tienen acceso a protección social oficial. De modo que cada una aporta algún tipo de ahorro para apoyarse mutuamente en momentos de necesidad. Esto es muy útil ahora, porque debido a las medidas de contención, muchas "malewists" se ven privadas de ingresos.

Alexandra: La organización "Mujeres por Costa Rica" ha formulado propuestas concretas para apoyar a las mujeres en situaciones precarias. Uno de ellos aboga, en particular, por la integración del trabajo del personal doméstico en los proyectos de economía social financiados por las autoridades públicas.

¿Qué papel jugó el sindicato?
Lut: En el comité de empresa, iniciamos un diálogo con el empleador para establecer una estructura y un máximo de regularidad. ¡También pudimos concluir un acuerdo social histórico! Proporciona tanto un aumento salarial como contrataciones adicionales. Aún no resuelve todos los problemas, pero es un gran paso en la dirección correcta.

Alexandra: En Costa Rica, el movimiento sindical es principalmente activo en el sector público. Realmente hemos avanzado mucho en la movilización de afiliados. También hay más mujeres en los órganos de toma de decisiones sindicales. En consecuencia, también estamos más atentos a la situación de las trabajadoras y sus derechos específicos. Lamentablemente, las personas más afectadas por la crisis no están afiliadas. Muy a menudo son mujeres, migrantes, porque están sobrerrepresentadas en las profesiones informales más precarias.

Si pudiera decidir, ¿cuál sería el primer paso que tomaría para promover la igualdad de género?
Lut: Sin duda abogaría por una reducción general del tiempo de trabajo. ¿Por qué no la semana de 30 horas? Hoy en día, muchos de mis colegas gastan todos sus créditos de tiempo y luego cambian al trabajo a tiempo parcial para combinar su trabajo con las tareas del hogar. Una reducción general del tiempo de trabajo, tanto para hombres como para mujeres, podría ofrecer una solución.

Ingrid: Adoptaría una medida de discriminación positiva: educación superior y universitaria gratuita para mujeres y niñas. Además, animo a las ONG y asociaciones a organizar capacitaciones para que las mujeres comprendan que son capaces de realizar las mismas funciones que los hombres y se atrevan a postularse para estos puestos.

Alexandra: Integraría la perspectiva de género en las medidas de prevención, recuperación y protección social y económica.

¿Tiene un deseo o un mensaje para el futuro para todos aquellos que lideran la lucha por la igualdad de género en estos tiempos difíciles?

Ingrid: Animo a todos a no darse por vencidos, aunque la igualdad a menudo es teórica. Necesitamos alentar, apoyar y asesorar a otras mujeres. Todo comienza con el apoyo mutuo.

Lut: Siga su corazón y sepa que no está solo. Mire los resultados positivos de la acción: el cambio es posible, incluso si a veces toma varias generaciones.

Alexandra: Durante esta crisis, hemos visto reducirse nuestros derechos. Todos estamos en el mismo barco, pero cada uno de nosotros viaja en clases diferentes. Debemos luchar juntos siempre y en todas partes. La solidaridad y la empatía entre nosotros es fundamental, para que algún día podamos decir juntos: ¡nuestra lucha ha merecido la pena!