La crisis de la COVID-19 ha asestado un duro golpe a los africanos en todo el continente. Si bien el impacto de la pandemia no fue tan catastrófico como se temía inicialmente, las consecuencias económicas y sociales de los bloqueos mundiales y nacionales se han sumado a las graves consecuencias para la salud y al número de vidas perdidas. El impacto de la crisis en el empleo y los medios de vida ha aumentad las consecuencias de la pandemia y ha provocado un aumento de los niveles de pobreza en toda la región.
El ODS, 8 sobre trabajo decente y crecimiento económico sostenible y compartido, debe estar en el centro de estas estrategias, a fin de garantizar que el proceso de recuperación beneficie a todos los africanos y, en particular, a aquellos que, a lo largo del tiempo, se han quedado atrás. Los sindicatos africanos seguirán estando a la vanguardia de esta lucha, para garantizar que se construya un mundo mejor, juntos, para todos.
