Panel FACTI: la CSI pide una reforma tributaria mundial para lograr la Agenda 2030

El movimiento sindical ha contribuido a los paneles regionales de la FACTI titulados “Hacia un ecosistema de responsabilidad financiera, transparencia e integridad”. Estos paneles están organizados en el marco de las Consultas Regionales de Alto Nivel y copatrocinado por el Panel de Alto Nivel sobre Responsabilidad Financiera Internacional, Transparencia e Integridad para Lograr la Agenda 2030 (FACTI) y las comisiones regionales de la ONU

El Secretario General de la Central de Trabajadores de la Argentina - Autónoma (CTA-A), Ricardo Peidro, participó en representación de la CSI en el panel FACTI de América Latina y el Caribe. Puede ver su intervención y leer el comunicado de prensa emitido por CTA-A.

En Asia-Pacífico, la CSI estuvo representada por Richard Ian Wagstaff, presidente del Consejo de Sindicatos de Nueva Zelanda. Puede ver su intervención (en inglés) o leer una transcripción de la misma más abajo.

Intervención de Richard Ian Wagstaff:

Durante demasiado tiempo y en demasiados países, incluida Nueva Zelanda, los trabajadores ha cargado con la mayor carga fiscal.

Y no tenemos absolutamente ningún problema con pagar nuestros impuestos. Los impuestos son el precio de una sociedad civilizada. Los impuestos son la forma en que todos reciben atención médica, educación, agua potable y, más recientemente, en Nueva Zelanda, una respuesta a la Covid-19 que ha mantenido a muchos de nosotros con vida y nuestras economías funcionando.

Pero no deberíamos tener que hacerlo solos. El movimiento sindical exige que el capital, las empresas y las fortunas personales paguen también su parte justa. Ellos también obtienen los beneficios de los servicios públicos (carreteras, sistema judicial, etc.) tanto como los trabajadores.

La CSI quiere ver:

  • Una tasa impositiva corporativa del 25% - ¡aunque en Nueva Zelanda queremos mantener nuestra tasa del 28%! - basada en los beneficios globales de la empresa y distribuida en función del lugar donde realmente hace sus negocios. No solo donde la estructuración pone los ingresos.
  • Un impuesto sobre el patrimonio. Ciertas personas tienen riqueza en nuestro mundo y, con demasiada frecuencia, sus ingresos no se gravan a medida que se ganan. La riqueza patrimonial proporciona un gran valor y apoyo para la seguridad, así que no grabemos solamente los ingresos del trabajo de las personas.
  • Un impuesto digital. Las reglas actuales para imponer impuestos a las empresas de tecnología no están funcionando. Es hora de probar un ángulo diferente para asegurarse de que paguen lo que les corresponde.
  • Todos los países deben implementar un impuesto a las transacciones financieras para contrarrestar los flujos especulativos y proporcionar otra fuente de ingresos a aquellos los países que desean reconstruir sus economías.
  • Mayor transparencia de las transacciones financieras de las empresas y mayor transparencia y responsabilidad de los Gobiernos en la forma en que realizan sus investigaciones y recaudación de impuestos.
  • Estructuras tripartitas para supervisar la gestión de los fondos gubernamentales.
  • Protección de para aquellos que denuncian irregularidades, esas personas son esenciales para exponer la evasión fiscal y la corrupción. A menudo corren el riesgo de perder sus trabajos y, en algunos países, sus libertades e incluso sus vidas.

Y, por último, si bien la CSI apoya el trabajo que está realizando la OCDE sobre la Erosión de la Base Imponible y Traslado de Beneficios, el movimiento sindical también desea que la ONU tome una iniciativa efectiva para garantizar la gobernanza en materia tributaria a nivel mundial sobre la base de un fortalecimiento del compromiso con el multilateralismo.

Los impuestos, y no la austeridad, son el camino a seguir para financiar la recuperación, reconstruir el contrato social y garantizar la resiliencia frente a futuros crisis globales.

Gravar a los que se aprovechan de la pandemia y romper los monopolios globales de las grandes empresas tecnológicas es vital para tener una prosperidad compartida, sin la cual el mundo no puede construir la paz y la seguridad.