FMI y Banco Mundial: la inacción ante la crisis económica mundial

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Las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial se han cruzado de brazos ante la gravedad de la crisis económica mundial, en particular en relación con los países en desarrollo, cuyas perspectivas económicas siguen siendo malas.

No se tomaron decisiones importantes para apoyar a estos países, y la respuesta inicial de emergencia a la pandemia de la COVID-19 se está quedando demasiado corta a medida que la crisis se intensifica.

Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, comentó a este respecto: “Es preciso recuperar el multilateralismo para poder hacer un esfuerzo coordinado que ponga coto a la crisis y logre una recuperación justa y resiliente. El FMI y el Banco Mundial necesitan una reforma, y una reposición de sus fondos, para hacer frente a la magnitud de la emergencia mundial y contribuir a la promoción del empleo decente y al desarrollo sostenible. La comunidad internacional debe actuar rápidamente para la creación de un fondo mundial de protección social que evite la indigencia absoluta de cientos de millones de personas”.

Aun cuando el FMI advierte lo negativa que sería la supresión prematura de las medidas de respuesta a la crisis, sigue promoviendo un retorno a la austeridad tras la crisis para los países en desarrollo, cuyas repercusiones serían catastróficas para la vida y los medios de subsistencia de su población. Los países deben tener la capacidad de invertir, especialmente en la salud y en la educación, teniendo en cuenta el déficit mundial de decenas de millones de puestos de trabajo en estos sectores que son vitales ante las consecuencias médicas y económicas de la pandemia. La inversión en medidas destinadas a intensificar la creación de empleo para hacer frente al cambio climático está también muy por debajo de las necesidades existentes.

El alivio de la deuda y las inyecciones de liquidez son vitales para superar la crisis, pero los ministros de Finanzas del G20, por su parte, solo han prorrogado la suspensión de la deuda por un período de seis meses y han ampliado los plazos de pago para algunos países. La indispensable emisión de los Derechos Especiales de Giro del FMI se ha retrasado de nuevo. Se hicieron algunos progresos en el ámbito de la deuda, y el FMI está buscando el apoyo de los donantes para extender la cancelación de la deuda para los países de bajos ingresos hasta abril de 2022. El Banco Mundial debería seguir su ejemplo y, como principal acreedor, participar en el alivio de la deuda al igual que los prestamistas privados.

Los ministros del G20 se comprometieron en llegar a un acuerdo sobre el programa fiscal internacional de la OCDE para mediados del próximo año, sin embargo, la urgencia de la solución a los problemas fiscales que enfrentan los Gobiernos requiere una acción rápida y exhaustiva en materia fiscal. Estas medidas deberían incluir la fiscalidad de las empresas digitales, muchas de las cuales han obtenido inesperados y pingües beneficios desde el inicio de la pandemia, y un tipo impositivo mínimo mundial para hacer frente a la infraimposición de las sociedades extranjeras de las empresas.

Es positivo el compromiso de 12.000 millones de dólares para la vacuna por parte del Banco Mundial, el cual debería contribuir a la accesibilidad para todos a las posibles vacunas y tratamientos.

“Alrededor del mundo, las personas están viendo y sintiendo la urgencia de resolver esta situación, pero las instituciones financieras internacionales y muchos ministros de Finanzas no parece que sientan la misma urgencia. Les instamos a que piensen más allá de las recetas fallidas de la austeridad y las respuestas tímidas a una de las mayores crisis jamás conocidas por la humanidad”, concluyó Burrow.